Dos hombres que habían estado injustamente encarcelados varios años en una prisión siberiana, donde fueron sometidos a diversas clases de tortura, se reencontraron muchos años después de su liberación.
Después de saludarse efusivamente, uno de los hombres le preguntó al
otro: “¿Te acuerdas de aquellos tiempos en la prisión? ¿Recuerdas a los
crueles carceleros?”
– Pues no, afortunadamente me olvidé de todo aquello, ¿y tú?
– Yo no pude olvidar nunca todo lo que nos hicieron y continúo odiando a
aquellas malas personas con toda mi alma.
El otro lo miró fijamente y finalmente le dijo: “Pues lo siento
mucho por ti. Eso significa que aquellas personas aún te mantienen cautivo”.
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