Hay una Luz radiante que,
como faro luminoso, desde los Andes benditos, va marcando rutas de ascensión
para la humanidad. Nadie sabe dónde se encuentra ese sagrado templo del Maestro
Serapis Bey, pero muchos sienten su fuerza de ascensión en estos tiempos en
donde parece que cada día tenemos que elevar casi toda condición que se nos
presenta.
El Cuarto Rayo de Belleza,
Armonía y Arte tiene la cualidad de elevar, cuando a través de la armonía, los
opuestos se conjugan en una síntesis mayor y se cambia la condición. Así, este
bendito Rayo va creando momentos de ascensión cuando por su intermedio dos
opuestos se armonizan y se eleva la condición.
“Dos se fusionan en uno” es su palabra de poder. Cuando dos se fusionan en
uno, el resultante tiene las cualidades de los opuestos conjugados, pero es aún
más… mucho más. Expresa la síntesis que eleva, y en el plano que se expresa,
manifiesta el punto de despliegue del “Yo Soy”, la esencia bendita y sagrada de
lo que somos. Es la expresión del “Yo Soy” correspondiente al plano que se
ocupa en un momento determinado, pero hay que tener en cuenta que el “Yo Soy”
siempre es más. Desde ese lugar es “Yo Soy lo que Yo Soy” porque es lo máximo
que el “Yo Soy”, se puede desplegar en ese plano.
Por ejemplo, en nuestra
condición, en este espacio tiempo “Yo Soy lo que Yo Soy” es la fusión con el
Ángel Solar, el Cristo Interno del corazón.
Con la Actividad de la
Llama Blanca de la Ascensión conjugada con la Llama Violeta de la Transmutación
podemos ir despejando los caminos de manera que Acuario pueda expresar su
civilización y su nueva cultura. Con la Llama Violeta vamos abriendo espacios,
consumiendo y disolviendo las tinieblas, y una vez concluido el trabajo, la
Llama Blanca lo sella con la energía de elevación. Es una combinación perfecta,
un poder sagrado. Lo expresa la estrofa añadida a la Gran Invocación cuando,
una vez concluido el trabajo, el sellado de la puerta donde mora el mal, proclama
que cuando desciende la energía de síntesis la tierra se “eleva”
a los Reyes de la Belleza.
Actívate, medita, invoca,
visualiza y trabaja con estas dos Llamas Sagradas que están expandiendo su
campo de influencia, abriendo espacios en los planos de la energía, trabajando
detrás de las formas densas, en donde se liberan grandes batallas por el
predominio de las ideas, aquellas que nos llevan hacia atrás, a la vida animal,
a la supervivencia del más fuerte, al egoísmo, al sálvese el que pueda y aquellas
que nos colocan en la cualidad de Acuario que nos llevan a la fraternidad, la
cooperación, la ayuda mutua, a la supervivencia de todos porque los más fuertes
cuidan a los débiles y proclama que ¡juntos podemos más!
Busquemos al Deva que
habita nuestro corazón y junto a él, con la fuerza que nos da la unión,
resucitemos al mago que todos tenemos dentro y seamos hacedores de espacios
virginales para que desde lo alto, desde los círculos superiores pueda
descender a la Tierra los arquetipos de la Nueva Civilización que el Maestro
Saint Germain preside. No hay nada más urgente que hacer que impulsar esta
nueva civilización que está esperando que el ser humano cumpla su parte en este
proceso evolutivo. que tenemos la suerte de vivir, para poder expresar toda su gloria
Busca ese faro de luz, que
desde los Andes benditos, se expande por toda América. Busca la Llama de la
Ascensión, invócala, proclámala y que el Amado Serapis Bey te conceda la gracia
de su inspiración. El, que es un Deva, que su expresión es Belleza, es una
fuente inagotable que ha sostenido a la Humanidad desde los planos más sutiles,
en silencioso servicio, como el Sol, el Atón sagrado de todos los tiempos, el
Señor Solar que fue su inspiración cuando vivió como Akhenaton, el Egipcio.
Pregúntale a las montañas, a los ríos, a las nubes, porque Él está tan cerca de
toda esa belleza que sostienen los devas, que ellos reconocen su servicio
sagrado a la vida. Cuando te acerques a la Naturaleza, una vez que
reconoces su belleza y a los devas que son su vida, pide que te conecten con
esa sagrada Llama Blanca y entrégate, como un niño, a la Belleza que te rodea.
Sólo en la entrega total que está cargada de inocencia podemos fundirnos con la
esencia, comulgar con la unidad de la vida y llegar a donde el intelecto no nos
puede llevar.
La oración sincera brota
incontenible:
Oh bendito Señor de le
belleza, Maestro Serapis, Tú que reconociste en el Sol al Atón del día, que ese
sol brille en nuestro horizonte en el eterno recordatorio de que ese Sol
también está dentro de nosotros. Envuélvenos en tu radiante aura, Maestro y
elévanos, elévanos, elévanos.
Que descubras, adentro muy
adentro, esa sublime energía de Ascensión que hace que tu corazón se
conecte con el centro del universo y desde allí puedas fluir con la vida, en
levedad, en profunda paz.
Es mi deseo sincero para
este año que recién comienza.
Siempre desde el alma,
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