Centro de Kabbalah
Es muy importante que en nuestra vida contemos con
personas en las que confiemos lo suficiente como para que nos ayuden en nuestro
camino espiritual. Ellas nos muestran las áreas en las que necesitamos trabajar
y nos ofrecen su apoyo en el proceso. Sin embargo, es fácil volverse adicto a
su aprobación.
"La única aprobación que verdaderamente
necesitamos es la del Creador."
La Kabbalah nos enseña que el propósito de nuestro
trabajo espiritual es acercarnos al Creador, no buscar la aprobación de otros.
Cuando hacemos las cosas por la aprobación de los demás, no estamos pensando en
lo que el Creador desea. Buscamos la sensación agradable que la aprobación nos
da. En otras palabras, estamos pensando en nosotros, no en el Creador. Al mismo
tiempo, cuando recibimos aprobación, no nos permite ver el trabajo que todavía
tenemos que hacer y debilita nuestro deseo de cambio.
Aquí presentamos algunos métodos para dejar de
enfocarnos en la aprobación de los demás y empezar a concentrarnos en el
Creador:
1. Pregúntate: “¿A qué le tengo miedo?”
Con mucha frecuencia, buscamos aprobación porque
tenemos miedo. Nos preocupa no agradarle a la gente o no ser suficientemente
buenos. Tenemos miedo a nunca encontrar el amor o la idea de estar solos para
siempre. Quizá incluso enfrentemos inseguridades cotidianas y tengamos la falsa
creencia de que no tenemos talento, no somos atractivos o somos incapaces. Para
poder remediar esto, buscamos la solución rápida; que generalmente es buscar
que los demás nos aprueben, ya sea a través de un halago o un “me gusta” en
redes sociales. Buscamos la validación externa para demostrarle a la voz
negativa en nuestra cabeza que está equivocada. El problema con eso es que
nunca será suficiente para nosotros. Estaremos necesitando permanentemente cada
vez más aprobación de los demás.
Aunque no siempre podemos controlar nuestros temores o
pensamientos negativos, podemos reconocerlos y hacer esfuerzos para
combatirlos. Todos los miedos provienen de una falta de certeza en el Creador.
Si tuviéramos una certeza total e incondicional de que el Creador quiere lo
mejor para nosotros y nos dará exactamente lo que necesitemos cuando lo
necesitemos, ¡no habría nada que temer! A través de nuestro trabajo espiritual,
podemos despertar cada vez más certeza en el Creador. Cuando nos enfocamos en
esto, el miedo desaparece y con él la necesidad de aprobación.
2. Abstente de compararte con los demás
Nuestro ego es una moneda de dos caras: por un lado,
nos hace creer que somos mejor que los demás, por el otro, ¡nos dice que somos
mucho peor! Nuestro ego nos mantiene constantemente comparándonos con los
demás, solo para ver si estamos a la altura. Nuestro ego también quiere que la
gente nos vea de cierta manera: graciosos, exitosos, talentosos. Cuando no nos
sentimos de esa manera, buscamos la aprobación de los demás.
"Cada persona está en un viaje espiritual
único."
La verdad es que cada persona está en un viaje
espiritual único. Las cosas que son difíciles para algunos son muy fáciles para
otros. Eso no se debe a que una persona sea “mejor” que otra, sino a que su
alma necesita enfocarse en otras áreas a fin de crecer.
Cuando sientas que estás comparándote con alguien más,
recuerda que las dificultades y los desafíos que enfrentas están diseñados por
el Creador especialmente para ti.
3. Entiende que la aprobación de los demás podría
traerte placer a corto plazo, pero aprender a amarte a ti mismo creará plenitud
a largo plazo.
¡Se siente bien cuando recibimos aprobación externa!
Por eso es que es tan fácil volverse adicto a ella. Sin embargo, a la larga,
genera una carencia más grande en nosotros. Perdemos la capacidad de sentirnos
bien con nosotros mismos si no tenemos la aprobación de otros. Se hace cada vez
más difícil evaluar nuestro crecimiento personal cuando no nos dicen que
estamos haciendo un buen trabajo. Y esto desvía nuestra atención de las cosas
en las que verdaderamente tenemos que trabajar para encontrar la plenitud
duradera.
Aprender a amarnos a nosotros mismos no es fácil. De
hecho, ¡es el trabajo de toda una vida! Pero amarse a sí mismo, en el sentido
más profundo, es amar al Creador; ya que todos somos creaciones de Dios. La
plenitud verdadera y duradera proviene de acercarnos al Creador, y la única
manera de lograrlo es aprender a amarnos a nosotros y a los demás
incondicionalmente. Eso es lo que revela Luz en nuestra vida y el mundo.
Hay un área difícil de transitar entre querer mejorar
y querer la aprobación de los demás. Después de todo, los maestros y los amigos
nos orientan y nos apoyan. Necesitamos a otras personas que nos ayuden en
nuestro camino espiritual, pero, finalmente, depende de nosotros profundizar
nuestro entendimiento de la sabiduría, transformarnos en seres más altruistas y
desarrollar nuestra relación con el Creador. La única aprobación que
verdaderamente necesitamos es la del Creador.
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