La Capa de Polvo sobre la Bombilla
Detrás de todas las formas se oculta la luz del alma. Para experimentar su presencia tenemos que quitarle las envolturas. Por nuestra naturaleza esencial, somos almas, que descienden cada día a la mente, los sentidos y la objetividad, porque deseamos tener experiencias y porque nos da alegría. Como almas, nos expresamos en el exterior a través de la personalidad. Al vivir en la personalidad, no obstante, nos desprendemos fácilmente de la conciencia de nuestra existencia. Nos olvidamos y nos perdemos en lo que no somos. Como una capa gruesa de polvo sobre una bombilla, nos cubrimos con capas cada vez más densas, y la luz interna no puede atravesarlas. Así la conciencia del cuerpo oscurece el alma, y nos volvemos prisioneros de nuestro propio sistema. En un hombre mundano, el alma está en un sueño profundo, la personalidad tiene que pasar a través de sus propias experiencias.
En la personalidad, las tres cualidades del alma: Amor, Voluntad y Actividad Inteligente - se reflejan de forma distorsionada. La Voluntad Divina se convierte en deseo, el Amor Divino y la Sabiduría se convierten en emoción y en comprensión emocional, y la Actividad Inteligente se convierte en el pensar y el actuar concretos e intelectuales. Nuestra mente quiere ser alimentada con información; la educación moderna nos abarrota con hechos desde todos los ángulos de la objetividad. Nuestra mente concreta se alinea enteramente con la personalidad y el mundo externo. De esta forma, nuestro entender lo conforma todo acorde a su propia estructura. Recolectamos conceptos y nos encerramos en visiones y convicciones firmes. El alma es mucho más grande que nuestra mente, sólo parte de ella vive en la forma física. Aunque intenta trabajar a través de nuestro cuerpo, no se restringe a él. Si intentamos circunscribir el programa del alma con nuestra mente, es como si un mosquito tratara de devorar a un elefante.
La mente inferior puede organizar, la superior puede asimilar las cosas intuitivamente. Si nuestra mente inferior permanece activa, no podemos recibir inspiración superior. Esa es la razón por la que la mayoría de las personas no están listas para escuchar el consejo o las sugerencias de personas inspiradas. Estamos tan ocupados con la actividad mental que estamos siempre e incansablemente en movimiento. Incluso nos acercamos a los temas de la sabiduría de manera semejante, con actividad excesiva. Lo que sabemos teóricamente de los libros, se evapora cuando llegamos a la acción diaria. A pesar del sonido agradable de las terminologías de la sabiduría, seguimos llenos de preocupaciones y problemas.
Conocimiento y Sabiduria
Tenemos que practicar los pasos fundamentales y llevarlos a la práctica cotidiana con perseverancia, de lo contrario, seremos apartados de la sabiduría una y otra vez. La sabiduría debe ayudarnos a entrar en la conciencia del alma. Si nos llega a gustar, tenemos que incorporarla a nuestro ser interno y asimilarla. Mientras que recibimos conocimiento del exterior, la sabiduría se revela desde dentro. La práctica fundamental para esto es mantenernos visualizando que somos almas; percibir el alma en todo y ver que actuemos como almas. Experimentar el alma es como experimentar las olas del océano. El Alma es el océano y las almas son las olas. El Alma es la conciencia del YO-SOY, que también es llamada el alma universal. En el Oriente y el Occidente recibe muchos nombres; algunos de ellos pueden motivarnos, mientras que tal vez somos alérgicos a otros. En un lenguaje científico, hablamos de esta energía como Eso o Aquello. Si entendemos como somos, entendemos como Es.
El Ritmo del Alma
Cuando el alineamiento hacia el alma está continuamente con nosotros, nuestra personalidad se transforma y reestructura. El ser activo como almas se convierte en un hábito para nosotros. Se hace más énfasis en el trabajo rítmico que en un uso fuerte de la mente. El ritmo causa orden y el orden en nosotros, en nuestra casa y en el lugar de trabajo promueve el ritmo. Sólo a través de un ritmo estable es que podemos adentrarnos más en el ser interno. El ritmo tiene un efecto eléctrico y magnético, a través del cual el alma puede expresarse. El alma trabaja rítmicamente, la personalidad, sin embargo, no tiene ritmo al principio, no está regulada y se resiste a la disciplina. En consecuencia, al principio encontramos que el ritmo es una restricción y nos resulta difícil apegarnos a él. Pero por medio de su influencia magnética, el alma eleva a la personalidad y ésta adquiere un ritmo cada vez más activo. Su aspiración eleva a la personalidad.
El ritmo del alma es mucho más rápido que el de la personalidad. Si la personalidad no se ajusta a él, surgen crisis. Entonces atravesamos muchos conflictos y problemas, mientras el alma que busca despierta en nosotros. Por un largo tiempo, nos debatimos entre la personalidad y la conciencia del alma. Primero somos felices, después estamos deprimidos. Con constancia y una paz mental estable, la iluminación puede infiltrarse y estar así disponible para el servicio práctico. Este es ese servicio que se hace a través de la comprensión consciente de las necesidades de otros. Cuando no hay contacto con el alma durante el servicio, se pierde el sentido práctico del mismo.
Sin embargo, no todos pueden someterse al mismo ritmo, por ejemplo, meditar a las 6 de la mañana. Cada alma debe decidir por sí misma qué clase de ritmo desea para vivir o no, para ganar sus propias experiencias. Normalmente, un grupo está formado por miembros que siguen más o menos un ritmo similar, lo que da algo así como un acuerdo general. Si el ritmo del grupo no agrada a alguien, es mejor que encuentre un grupo que le satisfaga. De lo contrario, le causa dolor a él y al grupo. Cuando amamos el alma, la dejamos tener la libertad de venir e irse como le resulte adecuado. Creemos que nuestra manera es la adecuada. Pero es arrogante pensar que hay sólo un grupo o una enseñanza para experimentar la energía del alma. El alma tiene millones de posibilidades. En el reino espiritual, el respecto por el alma individual es muy alto.
Actuando en la Conciencia del Alma
Con la conciencia del alma crece en nosotros el sentido de la discriminación. Entonces procedemos más desde el punto de vista de las otras personas, escuchamos más y las dejamos expresarse. Intentamos descubrir cuáles son sus necesidades verdaderas – frecuentemente ellas mismas no lo saben a ciencia cierta. Mientras vivimos en la personalidad y la mente prevalece, estamos impacientes por hablar y poner en evidencia nuestras propias opiniones.
Aquel que trabaja como alma actúa más allá de la comprensión y de la capacidad mental de los que reciben ayuda y energía. La mayoría de las acciones de los iniciados no son conocidas por Sus contemporáneos. Ellos sólo pueden ser comprendidos por aquellos que estén activos en el plano del alma. Es por ello que tampoco dan explicaciones, porque no serían entendidos. Los que reciben ayuda de Su trabajo no saben a ciencia cierta cómo sucede, aún cuando puedan percibir que es bueno para ellos. En consecuencia, las Grandes Almas trabajan principalmente en forma secreta.
Fuentes utilizadas: K. P. Kumar: La Cruz de Acuario / notas de seminarios. The World Teacher Trust - Dhanishta, Visakhapatnam, India.
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