"ABUELA, ¿CÓMO SE AFRONTA EL DOLOR?"
"Con las
manos, cariño. Si lo haces con la mente, en lugar de aliviar el dolor, éste
se endurece aún más".
"¿Con las
manos abuela?"
"Sí. Nuestras manos son las antenas de nuestra alma. Si las mueves tejiendo, cocinando, pintando, jugando o hundiéndolas en la tierra, envías señales de cuidado a la parte más profunda de ti.
Y tu alma se
ilumina, porque le estás prestando atención. Entonces las señales del dolor
ya no serán necesarias".
"¿Las
manos son realmente tan importantes?"
"Sí, hija
mía. Piensa en los bebés: comienzan a conocer el mundo, gracias al toque de
sus pequeñas manos. Si miras las manos de los viejos, te cuentan más sobre su
vida que cualquier otra parte del cuerpo. Todo lo que se hace a mano, se dice
que está hecho con el corazón. Porque es realmente así: las manos y el corazón
están conectados.
Los masajistas
lo saben bien: cuando tocan el cuerpo de otra persona con sus manos, crean una
conexión profunda. Es precisamente a partir de esta conexión que llega la
curación. Piensa en los amantes: cuando se tocan las manos, hacen el amor de
una manera más sublime".
"Mis manos
abuela ... ¡cuánto tiempo no las he usado así!"
"Muévelas,
mi amor, comienza a crear con ellas y todo dentro de ti se moverá.
El dolor no
pasará. Y en cambio lo que hagas con ellas, se convertirá en la obra maestra
más hermosa. Y ya no dolerá más. Porque habrás sido capaz de transformar su
esencia".
Autor
desconocido.
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