Ritmo Magnético
Cuando se observa la naturaleza, se reconocerá que hay sistema y ritmo. La actividad de la naturaleza es absolutamente predecible, el grado de impredecibilidad es muy pequeño: el devenir de las estaciones, el crecimiento la fauna y la flora, el movimiento de los planetas alrededor del sol tanto como alrededor de sí mismos y también el movimiento del sol alrededor de un sol central - todos tienen un ritmo y una periodicidad, que son seguidas por la Naturaleza. En consecuencia, toda la creación se mantiene en equilibrio.
Nosotros
también logramos el equilibrio cuando desarrollamos un buen ritmo y un sistema
en nuestras vidas. El ritmo
conduce a la manifestación de corrientes electromagnéticas. Esto nos hace
magnéticos y produce una realineación de nuestras líneas internas de fuerza:
las corrientes magnéticas que se habían sido bloqueadas previamente comienzan a
fluir. Un pedazo de hierro se convierte en imán a través de un orden adecuado
de las estructura de los átomos, y de igual manera, puede magnetizar otros
pedazos de hierro a su alrededor. Aquél que se llena del conocimiento de lo
divino inspira y magnetiza sus alrededores a través de sus ojos, su tacto y su
palabra. La invocación y la visualización de un maestro en meditación también
magnetiza. Es como si se invocara un imán y resultáramos cargados de energía
para poder trabajar por el prójimo.
Cuando el ritmo
se altera, se afecta el flujo de la fuerza de la vida, del prana. Ésta es la causa de la enfermedad, del
decaimiento y de la muerte. La sanación se produce con la actividad rítmica del
alma. La sanación es un proceso que elimina los obstáculos del flujo libre de
la energía del alma. El ritmo también elimina obstrucciones tales como fatiga y
conflicto. La fatiga es común en el trabajo diario. El interés, el buen humor y
la paciencia son antídotos para la fatiga. A menos que tengamos un gran interés
en nuestros deberes, la rutina diaria se convierte en algo muerto. Nos
envuelven los hábitos y nos volvemos negligentes. De igual manera, la
meditación y el rezo hechos como asuntos de rutina no traen frescura. La
Naturaleza nos ofrece algo nuevo cada día. Si podemos ver lo nuevo que viene a
nosotros cada día en esa misma rutina, la habremos transformado en un ritual.
La rutina es circular y permanece en el mismo lugar, el ritmo es espiral en su
movimiento. El flujo libre, rítmico de la energía nos eleva y desarrolla la
conciencia y revela su sentido.
El ritmo nos
ayuda a ordenar la actividad material de la vida y a establecer una práctica
espiritual continua. En cada
aspecto de la vida debe haber un ritmo. En el trabajo, en el descanso, en las
comidas, en los rezos, la meditación y el estudio. Todas las actividades
principales de nuestras vidas deben ser rítmicas. La energía del séptimo rayo
del orden rítmico es llamada Svaraj en el Oriente, y significa “autónomo”. En
consecuencia, el primer paso en el proceso de iniciación es gobernarse y
también el permitir a otros que se gobiernen a sí mismos, sin permitir que nos
gobiernen. Si tomamos un ritmo y lo mantenemos por muchos años - por ejemplo,
meditando diariamente en la mañana y también en la noche - el séptimo rayo
conferirá, usando las palabras del Maestro Djwhal Khul, “resultados mágicos
sorprendentes.”
Estableciendo
un Ritmo
La mayoría de
las personas no ordena bien su vida cotidiana; se deja dirigir por el exterior. La vida externa genera demasiados elementos que
nos comprometen y que nos alejan de la vida interna. Hemos desarrollado tal
sistema en el exterior que estamos presos en él. Es necesario ordenar la vida
en función de la economía, la familia y la sociedad, pero ¿hasta qué extremo?
Las enseñanzas de la sabiduría dicen que la vida espiritual crece como una
pirámide sobre la base del cuadrángulo formado por una vida social, familiar y
económica moderadas.
Mientras no
tengamos el ritmo apropiado en nuestra vida externa, no podemos meditar. Tal vez nos sentemos en la mañana y la tarde,
pero nuestra mente se va a las cosas externas. Recuerda los incidentes y las
conversaciones del día. Incluso si la traemos de regreso de cuando en cuando,
se escapa inmediatamente otra vez. Muchos no son constantes con sus ejercicios,
porque las situaciones de la vida obstaculizan frecuentemente la práctica. En
términos generales, nuestro cuerpo, nuestra lengua (comer/hablar) y nuestra
mente no aceptan el ritmo recomendado para la práctica espiritual, pues tienen
el hábito de no tener un ritmo. La personalidad nos abruma con facilidad. Sólo
nos permite ir a nuestro interior si cumplimos nuestros deberes y
responsabilidades.
Cuando
intentamos establecer un nuevo ritmo, fracasamos muchas más veces de las que lo
logramos, porque la fuerza del ritmo anterior se nos opone. Riámonos de nuestros fracasos. Sobre todo, no
intentemos encontrar las causas de tales fracasos en el exterior: todas las
causas son interiores. Cada cual debe encontrar su propio ritmo y seguirlo como
un ritual. Lo que creamos correcto puede no necesariamente ser lo que otros
consideren correcto. Debemos entender esto y respetarlo sin comentarios.
Debemos recordar esto cuando deseemos ayudar a alguien a vivir de la manera
adecuada. Nadie puede ayudar a otro que no se ayude a sí mismo a encontrar un
nuevo ritmo.
Respiración
Rítmica
Si tenemos la
intención de ejercitar un ritmo, el trabajo con la respiración nos ayudará. Conectarse a la respiración es la manera directa
en que la personalidad alcanza el alma. El alma respira y las formas viven
allí. La pulsación rítmica es la música del alma. Cuando prestamos atención a
la respiración, nos ocupamos de un efecto del alma y, en consecuencia, nos
acercamos lentamente a ella. Cuando prestamos atención a la respiración y la
llevamos a un ritmo, nuestra vida gana también un aspecto rítmico. La
respiración consciente conduce al alineamiento de la mente con la respiración y
ayuda a separarla de lo objetivo. El ritmo y una actitud distanciada de las
acciones mundanas son los requisitos fundamentales para trabajar con la
respiración. La respiración es atacada por nuestros pensamientos coloreados por
las emociones: cuando estamos molestos o hiperactivos, o cuando estamos ansiosos.
Todas éstas son calidades que pertenecen a la mente concreta y que alteran el
ritmo de la respiración. Cuando estamos mentalmente tranquilos, la respiración
se calma y alcanzamos gradualmente un estado en el que no hay respiración, sino
sólo la pulsación sutil como respiración del alma.
Se recomienda
respirar consciente durante la época de la salida y de la puesta del sol,
siempre alrededor de 27 veces (3 x 3 x 3). Durante este tiempo, la respiración debe ser
consciente, lenta, suave, profunda y uniforme. Esto aumenta la resistencia
contra las enfermedades y tiene efectos notables en la salud: la energía entra
a través de la vía del cuerpo vital, la sangre se enriquece con oxígeno y
nuestra vida se llena de energía espiritual. En una etapa avanzada, cuando la
mente y la respiración se unen conscientemente, nos percatamos de que estamos
activos como conciencia y como aspecto de vida, que se unen en el corazón.
Cuando nos identificamos con el alma y su respiración, nos asociamos con la
Voluntad Cósmica a través de la continuidad en el ritmo, y en consecuencia,
vivimos también más allá de la muerte: la pulsación del alma está más allá del
funcionamiento de la mente y continúa incluso cuando nos apartamos del cuerpo.
El cuerpo se quema o se pone en el sepulcro, pero nosotros estaremos con la
pulsación lejos del plano físico.
Todos los
ritmos y rituales tienen como objetivo final la transformación de la materia de
nuestro cuerpo de una manera natural para permitir un desarrollo más rápido. Para esto necesitamos ritmo en nuestra vida
diaria, una actitud de distanciamiento y un sentido de ofrenda y sacrificio.
Nuestro cuerpo es el templo en el que vive el alma, el lugar del ritual santo.
Mientras más nos sacrificamos en el servicio al prójimo, en términos de tiempo,
dinero, y energía de vida, más nos liberaremos de la personalidad y podremos
entrar en el templo del corazón. De esta forma, el ritual y el ritmo trabajan
como sacramentos para cambiar y para extender la naturaleza del hombre.
Fuentes
utilizadas: K.P. Kumar: Hércules / Venus / notas de seminarios - E.
Krishnamacharya: Libro de Rituales - The World Teacher Trust - Dhanishta,
Visakhapatnam, India -A. A. Bailey: Magia Blanca, Lucis-Trust, London.
(www.netnews.org / www.lucistrust.org).
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