Esto he oído. El Sublime permanecía cierta vez en el Parque de los Bambúes, en el Campo de Alimentación de las Ardillas, cerca de Rajagaha.
En
esa misma ocasión, el joven Sigala, hijo de un rico hacendado, salía temprano
de Rajagaha y, con las ropas y los cabellos mojados, saludaba con las manos
juntas, a los diversos puntos cardinales del cielo: este, sur, oeste, norte,
nadir y cenit.
Y el Sublime, quien luego de vestirse las túnicas y tomar la escudilla, encaminábase a Rajagaha en busca de la limosna, vio al joven rindiendo homenaje a las seis regiones; entonces se dirigió a él, diciendo:
- ¿Por qué, después de haberte levantado
tan temprano, sales de Rajagaha y, con las ropas y los cabellos mojados, rindes
homenaje a las seis regiones?
- Señor, mi moribundo padre díjome:
"Querido hijo, debes saludar a las seis regiones". Como respeto,
reverencio y honro la voluntad de mi padre, todos los días vengo aquí por la
mañana temprano y saludo a las seis regiones.
- No es así, joven, como, según la noble
disciplina, uno debe saludar a las seis regiones.
- Y, ¿cómo, oh Señor, debo hacer esto,
con el fin de seguir la noble disciplina? Sería conveniente que el Sublime
quisiera exponerme la doctrina.
- Escucha, presta atención y hablaré.
- Así sea, Señor -respondió el joven; y
el Sublime habló como sigue:
- Cuando el noble discípulo ha suprimido
en sí las cuatro acciones envilecedoras, cuando no comete las cuatro clases de
mal, cuando no disipa sus bienes de las seis maneras, entonces, aquel que así
evita estas catorce cosas malas, abraza las seis regiones y entra en el sendero
que conduce a la victoria en ambos mundos: gana este y el otro mundo. Y cuando
su cuerpo se disuelva, después de la muerte, renacerá en uno de los felices
mundos celestiales.
¿Cuáles
son las cuatro acciones envilecedoras que él ha suprimido? Destruir vidas es
una acción envilecedora, e igualmente lo son: el robo, las relaciones sexuales
ilegítimas y la mentira. Tales son las cuatro acciones envilecedoras que él ha
suprimido.
Y,
¿cuáles son las cuatro maneras de cometer el mal?
Inducido
por el deseo uno comete mal.
Inducido
por la cólera uno comete mal.
Inducido
por la ignorancia uno comete mal.
Inducido
por el temor uno comete mal.
Puesto
que el noble discípulo no es inducido ni por el deseo, ni por la cólera, ni por
la ignorancia, ni por el temor, entonces él ya no comete más el mal de estas
cuatro maneras.
Y,
¿cuáles son las seis maneras de disipar los bienes a las que el noble discípulo
ha renunciado?
Ingerir
bebidas espirituosas que causan el enloquecimiento y la falta de atención;
vagabundear por las calles a deshora; frecuentar los espectáculos; entregarse
al juego, lo cual trae preocupaciones; asociarse con malas compañías y
abandonarse a la pereza. Estas seis cosas son las que causan la disipación de
los bienes.
Y he
aquí las seis malas consecuencias para los que ingieren bebidas espirituosas:
causan
la locura y la falta de atención, la pérdida de la fortuna, hacen aumentar las
disputas, así como la predisposición a las enfermedades, la obtención de una
mala fama, los escándalos vergonzosos y, por último, la disminución de la
inteligencia.
Y he
aquí las seis malas consecuencias producidas por vagabundear por las calles a
deshora: el hombre queda sin custodia y sin protección y, tanto su mujer, sus
hijos cuanto sus bienes se hallan en iguales condiciones; si ocurre algo malo,
se sospecha de él, es blanco de falsas acusaciones y encuentra mucho
infortunio.
Y he
aquí las seis malas consecuencias producidas por los que frecuentan los
espectáculos, pues van preguntando: ¿dónde se baila?, ¿dónde se canta?, ¿dónde
se toca música?, ¿dónde hay una comedia?, ¿dónde hay una orquesta?, ¿dónde se
divierte uno?
Y he
aquí las siete malas consecuencias producidas por los jugadores: si ganan
suscitan odio, si pierden se desesperan, dilapidan sus bienes, no se cree en su
palabra, son despreciados tanto por sus amigos como por sus asociados y no
pueden casarse, porque el jugador es incapaz de cuidar a una mujer.
Hay
seis malas consecuencias para aquel que se vincula con malas compañías: tiene
por amigo o compañero a todo jugador, todo glotón, todo ebrio, todo ladrón,
todo embaucador y todo bandido.
Hay
seis malas consecuencias para aquel que se abandona a la pereza: no trabaja
diciendo que hace mucho frío o mucho calor, que es muy tarde o muy temprano,
que tiene mucho apetito o que comió demasiado. Viviendo así deja muchas
obligaciones sin cumplir, descuida muchos provechos, no logra nada y pierde lo
que posee.
Hay
cuatro clases de amigos que deben ser considerados como enemigos: el que se
aprovecha de su amigo, el que sólo lo sirve con palabras, el que adula y el que
causa la ruina.
Hay
cuatro maneras por las cuales el que se aprovecha de su amigo debe ser tenido
por enemigo: se apodera de la fortuna de su amigo, espera mucho de lo poco que
da, cumple con su deber por temor y se conduce como amigo para su propio
interés.
Hay
cuatro maneras por las cuales el que sólo sirve con palabras debe ser tenido
por enemigo: habla del pasado, habla del futuro, se ocupa de lo que no es
provechoso y cuando su ayuda inmediata es necesaria, la niega.
Hay
cuatro maneras por las cuales el que adula debe ser tenido por enemigo: aprueba
las malas acciones, aprueba las buenas acciones, alaba al amigo cuando este
está presente y lo denigra cuando está ausente.
Hay
cuatro manera por las cuales el que causa la ruina debe ser tenido por enemigo:
acompaña
al que se embriaga, lo acompaña de noche y a los espectáculos y se asocia con
él en el juego.
Hay
cuatro clases de amigos llamados amigos sinceros: el que ayuda, el que no
cambia ni en la prosperidad ni ante el infortunio, el que da un buen consejo y
el que demuestra verdadera simpatía.
Para
aquel que ayuda existen cuatro maneras de actuar como amigo sincero: protege al
aturdido, protege los bienes de su amigo, y si este es dominado por el temor,
se convierte en un refugio para él y, si es necesario, le ofrece el doble de lo
que le falta.
Para
aquel que no cambia ni en la prosperidad ni ante el infortunio, existen cuatro
maneras de actuar como amigo sincero: dice sus secretos a su amigo, guarda los
secretos de este, no lo abandona en el infortunio y aun sacrifica su vida para
el bien de su amigo.
Para
aquel que da un buen consejo existen cuatro maneras de actuar como amigo
sincero: disuade a su amigo de cometer el mal, le hace seguir el bien, le
explica lo que descuidó escuchar y le indica el recto sendero.
Para
aquel que demuestra verdadera simpatía existen cuatro maneras de actuar como
amigo sincero: no se regocija del infortunio de su amigo, sino de su
prosperidad, impide que sea calumniado y alienta a los que lo elogian.
Y he
aquí cómo el noble discípulo saluda a las seis regiones, las cuales deben
representar: este: los padres; sur: los maestros; oeste: la mujer y los hijos;
norte: los amigos y asociados; nadir: los servidores; cenit: los religiosos.
Hay
cinco maneras para un niño de rendir homenaje a sus padres como el este:
habiendo
sido cuidado por ellos, yo cuidaré de ellos, cumpliré con los deberes que tengo
para con ellos, conservaré la tradición de la familia, protegeré sus bienes y
cuando mueran mis padres, ofreceré limosnas en su honor.
Hay
cinco maneras para los padres representados por el este, así honrados por sus
hijos, de demostrar su benevolencia hacia estos: los alejan del mal, los
encaminan hacia el bien, les enseñan un arte, les eligen una buena esposa y, en
el momento oportuno, los ponen en posesión de los bienes.
Tales
son las cinco maneras en que, respectivamente, los hijos honran a sus padres y
mediante las cuales los padres demuestran su benevolencia hacia sus hijos. Y
así, la región del este está protegida y libre de todo peligro.
Hay
cinco maneras por las cuales el discípulo debe servir a su maestro como el sur:
ponerse
de pie ante él, obedecerle, escucharle atentamente, ocuparse personalmente de
él y estudiar con diligencia su enseñanza.
El
maestro así tratado demuestra su benevolencia a su discípulo: le enseña la
mejor disciplina, le imparte el mejor conocimiento, le enseña las artes y las
ciencias, lo presenta a sus amigos y vela por su seguridad en toda
circunstancia y lugar.
Los
maestros bien tratados por sus discípulos muestran de este modo su benevolencia
hacia estos; y, así, la región del sur está protegida y libre de todo peligro.
Hay
seis maneras por las cuales la esposa como el oeste debe ser honrada por su
esposo: es cortés con ella, nunca le falta el respeto que esta merece, le es
fiel, le reconoce autoridad y le ofrece adornos.
La esposa
así tratada demuestra su benevolencia a su esposo: cumple con sus deberes a la
perfección, agasaja a los invitados, los visitantes, los amigos, es fiel a su
esposo, protege lo que este gana y es inteligente y activa en el cumplimiento
de sus actividades; y, de este modo, la región del oeste está protegida y libre
de todo peligro.
Hay
cinco maneras de servir a los amigos y asociados como el norte: siendo
generoso, hablando afable y cortésmente, siendo servicial, equitativo y leal.
Los
amigos y asociados así tratados demuestran su benevolencia: protegen al amigo o
al asociado y a sus bienes cuando este está distraído, no lo abandonan cuando
está en peligro y son indulgentes con sus hijos. Así, los amigos y asociados
demuestran su benevolencia hacia aquel que manifestó la suya; y, de este modo,
la región del norte está protegida y libre de todo peligro.
Hay
cinco maneras por las cuales un amo debe tratar a sus sirvientes y empleados
como el nadir: dándoles un trabajo acorde con la habilidad y capacidad de estos,
proveyéndoles de alimento y salario, cuidándoles cuando están enfermos,
compartiendo con ellos los platos escogido y dándoles ocasionalmente donativos
y adehalas.
Los
sirvientes y empleados así tratados por su amo demuestran su benevolencia:
levantándose
antes que él, acostándose después que él, tomando solamente lo que les es dado,
realizando concienzudamente su trabajo y difundiendo la fama de su amo; y, de
este modo, la región del nadir está protegida y libre de todo peligro.
Hay
cinco maneras por las cuales se debe servir a los religiosos como el cenit:
mediante
buenas acciones, mediante palabras agradables, mediante pensamientos amables,
no cerrándoles la puerta y satisfaciendo sus necesidades.
Los
religiosos así tratados demuestran su benevolencia hacia los laicos:
apartándoles del mal, guiándoles hacia el bien, haciéndoles comprender lo que
ignoran, explicándoles lo que ya oyeron e indicándoles la senda que conduce a
los destinos más elevados; y, de este modo, la región del cenit está protegida
y libre de todo peligro.
Aquel
que es sabio, virtuoso, dulce, comprensivo, humilde y dócil, ese alcanzará la
gloria.
Aquel
que es enérgico, activo, permanece imperturbable ante el infortunio, cuyos
modales son irreprochables y es inteligente, ese alcanzará la gloria.
Aquel
que es hospitalario, tiene amigos, es liberal y no conoce el egoísmo, que es un
guía, un instructor y un conciliador, ese alcanzará la gloria.
La
generosidad, las palabras amables, servir a los demás y la equidad hacia todos
y en todo momento, son las cualidades indispensables en el mundo, cual la
clavija del cubo que hace andar la rueda...
Así
habló el Sublime, y cuando de este modo él hubo hablado, Sigala exclamó:
-
Excelentísimo, oh Señor, son las palabras de tu boca. Esto se asemeja a un
hombre que levantare lo que está derribado, o revelare lo que está oculto o
indicare el buen camino al que se ha extraviado, o trajere una lámpara en la
oscuridad para que los que tengan ojos puedan ver. Así expuso el Sublime la
Doctrina. Y yo también, oh Señor, tomo mi refugio en el Buddha, en el Dhamma
(la Doctrina) y en el Sangha (la Comunidad). Quiera el Sublime aceptarme como
discípulo laico, desde hoy en adelante y hasta el fin de mi vida.
Fragmento
del libro “Lo que el Buda Enseñó”. Walpola Rahula
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