Si pusiéramos la misma
energía y preocupación que estamos poniendo para erradicar este virus en tomar
medidas para proteger a nuestra naturaleza, no estaríamos pasando por un
escenario tan triste. Ojalá sea una lección de la cual aprendamos... el famoso
susto que te hace tomar conciencia de la fragilidad y la finitud que nos
caracteriza.
¡Escuchemos
al virus... y aprendamos!
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