Cada uno de nosotros está inseparablemente conectado con la conciencia universal; no obstante, construimos paredes separativas, por medio de ilusiones creadas por nosotros mismos. Nos hemos separado por nuestras propias definiciones y demarcaciones. Nos circunscribimos de otros para protegernos y ser diferentes de ellos. Las barreras llegan a ser particularmente sólidas cuando nos sentimos superiores a otros por medio del poder, el dinero o el intelecto. Así, erigimos más y más paredes condicionándonos nosotros mismos y cortándonos de la corriente de la vida, y entonces, sufrimos de sensaciones sofocantes. Las paredes se levantan por ignorancia, y es virtualmente imposible penetrarlas. Forman también una cierta protección, así, como la cáscara del huevo ofrece protección al pollo hasta que ha crecido suficientemente y ya no la necesita más. Nuestras paredes tienen que ser horadadas por nosotros mismos, eso no lo puede hacer nadie más.
Con nuestra comprensión puede que tengamos anhelo de
unidad y síntesis, pero cuando intentamos expresar la unidad en nuestra vida,
nos percatamos que existen bloqueos claros en nosotros mismos. Preferimos
cooperar con aquéllos que nos gustan y que tienen puntos de vista similares a
los nuestros. Con otros cuyos puntos de vista no compartimos, tenemos
problemas. Asumimos rápidamente que no están bien dispuestos hacia nosotros y
que pudieran trabajar en nuestra contra. Revelamos una imagen de ellos
alimentada por miedos, y de aquí surgen los conflictos. Krishna dice: “No
juzguen a la persona decidiendo que es mala. No hay personas malas, sólo
existen personas con un mal comportamiento.” El otro es sólo un ser humano como
nosotros mismos. En consecuencia, debemos aceptarlo y ver cómo logramos
llevarnos bien con su naturaleza. Esta sabiduría surge en nosotros, cuando
vemos al hermano en el otro y no lo rechazamos.
Mientras más incluyamos otras opiniones dentro de
nuestra visión, más nos acercaremos a la visión de unidad. Cuando
las barreras mentales caen, nuestra alma tiene una sensación de expansión y de
aire fresco.
Herir por medio del Rechazo
Sin embargo, si rechazamos personas o situaciones,
también experimentaremos el rechazo. Por medio del rechazo herimos a otros. Los que
dañen a otros también serán dañados: física, emocional o mentalmente. Cada
sensación de daño tiene sus consecuencias; somos ofendidos y desarrollamos
severidad. El rechazo es lo contrario de la inclusión. Es una restricción con
la que nos cerramos. Cerramos la puerta con un tornillo de hierro, y así
sufrimos. En un algún futuro tendremos que aprender a aceptar todo lo que
rechazamos. Desde un punto de vista espiritual incluso el rechazo del mal es
ignorancia. Cuando el bien rechaza al mal, entonces el mal también rechazará al
bien.
A partir de una comprensión incorrecta o del orgullo,
muchos rechazan incluso la ayuda externa y quisieran hacerlo todo por sí
mismos. No se dan cuenta que la ayuda externa representa
un canal, a través del cual la totalidad de la vida está trabajando. Una vida
que da también toma, el donante es también un receptor al final.
En un futuro encontraremos cada vez más las
situaciones que rechazamos, hasta que aprendamos a aceptarlas. Por
ejemplo, hay quienes no quieren involucrarse en relaciones por miedo, y dicen:
“no quiere involucrarme en una relación, no quiero casarme.” Como consecuencia
de la energía masculina dominante actualmente, muchas mujeres han experimentado
el rechazo, de manera que ahora rechazan a los hombres. Incluso se buscan
compañeros y luego se rechazan de nuevo. Esotéricamente, buscar una sociedad,
es la personalidad buscando por su yo superior. Cuando nos alineamos con
nuestro yo superior y experimentamos el toque del alma, nos fundimos con ella.
Entonces hemos encontrado al socio eterno y seremos buenos socios para todos
aquéllos con los que entremos en contacto.
Aceptando
El rechazo, el no quiero y el no me gusta no funcionan
en el sendero del yoga, porque el acto de no querer algo es una limitación. Nuestra
resistencia nos trae muchos problemas. Es correcto utilizar nuestra
discriminación para evitar algo, pero no debemos rechazar u odiar nada. Podemos
experimentar mejor la vida cuando aprendemos a aceptarla como viene. Se dice
que el Maestro se encuentra con nosotros a través de personas desagradables y
situaciones inesperadas. Si vemos al Maestro en ellas y podemos aceptarlas en
su sentido, lo desagradable desaparece y llega a ser agradable.
En los círculos superiores no hay rechazo, sino
síntesis. El amor y la comprensión conducen a la
neutralidad que no conoce crítica y considera a los aparentes contrarios como
complementos del todo. El amor acepta a otros, independientemente de que los
otros nos acepten, nos aprecien o nos rechacen. Cuando tenemos un problema con
alguien, el comportamiento del otro es su problema; si no nos comportamos
correctamente hacia él, se convierte en nuestro problema. En la sociedad
siempre hay quienes se comportan de forma diferente a nosotros. Es nuestro
desafío el encontrar una base de acuerdo y cooperación. En el jardín del
Maestro nadie es rechazado, todos son bienvenidos.
En cada plano tenemos que encontrar el punto neutral
del equilibrio. El camino del yoga no es el camino de la luz o
de la oscuridad, sino el camino central entre el que ambos se encuentran.
Mientras inflijamos heridas a otros, física, emocional o mentalmente, no
estamos listos para el sendero espiritual y no podemos abrir la puerta del
corazón. Las enseñanzas de la sabiduría dicen que en la vida espiritual un
comportamiento hiriente, particularmente hacia las mujeres, bloquea el
progreso. La energía de kundalini sólo puede ascender, cuando no se daña
ninguna energía femenina, puesto que es la energía de la Madre Divina.
Sanando Heridas
Cada daño infligido en lo externo es un bloqueo del
proceso interno. Podemos creer que nuestros centros ajna o
cardíaco están funcionando, pero mientras no se purifiquen las energías de los
centros inferiores, no podemos progresar. Para sanar de heridas emocionales es
útil contemplar en los colores rosa y azul claro. No obstante, para superar
heridas y conectarnos con la conciencia superior, podemos contemplar en el
color anaranjado.
Cuando somos heridos físicamente, la herida se cura
con el tiempo, pero cuando herimos a alguien con palabras, esto abre una herida
que va más profundo, duele por más tiempo y es difícil que sane. Un
filósofo griego dijo, “no se preocupen por el veneno de la lengua de la serpiente,
preocúpense por el veneno de la lengua humana.” A menudo reconocemos lo que no
deberíamos haber dicho o hecho. Después de haberlo hecho o dicho, nos
encontramos a nosotros mismos y lo lamentamos. El conocer no es la solución,
porque incluso si reconocemos que herimos a otros con nuestras palabras, esto
continúa ocurriendo. La solución se encuentra en llevar a cabo ejercicios
espirituales, y no en el sentimiento de que no deberíamos hacer esto o aquello.
Si somos regulares con nuestros ejercicios básicos, nos volvemos más fuertes y
podremos superar estos problemas. El Discipulado es, una disciplina para llevar
a cabo en nuestra palabra y acción lo que sabemos, tanto como sea posible.
Habla Constructiva
El que puede absorber y neutralizar una forma de hablar
crítica, se eleva sobre la personalidad y se estabiliza en la conciencia del
alma. El silencio, es una buena respuesta a un hablar que critica y
lastima. Sin embargo, también podemos herir a alguien mentalmente, no hablando,
ignorándolo, no contestándole, incluso por escrito, o no prestando atención a
algo que el otro espera que le comuniquemos, y así ya estamos infligiendo una
herida en él. Cuando alguien viene a nosotros y nos saluda, y nos damos la
vuelta sin saludarlo, él queda herido. Así de pequeñas cosas surgirán grandes
diferencias. Es parte de la no-violencia en el sendero espiritual, que
saludemos al otro y que hagamos contacto con su alma; entonces podemos
permanecer silenciosos y esperar si viene una respuesta a la cual podamos
responder. Los iniciados hablan con intención pura, su discurso resucita,
reconstruye e inspira.
Fuentes: K.P. Kumar: Sarasvathi. La Palabra / Notas de
seminarios / The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishta España.
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