Mes de Libra 2020
La entrada de Libra nos lleva a reflexionar nuestra
relación con la Madre y, en especial, con su representante aquí en la Tierra,
la Naturaleza. Es imposible que sin lograr correctas relaciones con ella
podamos llegar a ese estado evolutivo en donde nos reconozcamos en esencia y en
verdad como seres solares o Hijos del Sol. Es imposible. Así como es imposible
llegar a Dios Padre sin la bendición de Dios Madre.
En nuestras culturas autóctonas americanas, a ese gran principio de la divinidad se le llamó Pacha Mama y se reconoció a la Madre Tierra como esa parte femenina de la divinidad a quien honrar y cuidar. El mundo necesita a gritos ese principio equilibrador de la Madre, esa contención que la naturaleza femenina nos puede aportar.
La llamada civilización moderna ha olvidado y
negligido ese principio de la Madre expresado en la Naturaleza. De cuidarla
pasamos a explotarla. Y ella es tan noble. Se recupera muy pronto si le damos
la oportunidad. Hay quien sostiene que ya es tarde, que la crisis es irreversible.
Pienso que siempre hay una oportunidad. Hay fuerzas que desconocemos y
decimos, “el milagro de a vida” sin saber realmente que es.
Pero el milagro existe.
Así como no podemos llegar al Padre sin antes llegar a
la Madre, y no podemos llegar al sol si no cumplimos nuestro rol en la Tierra,
de la misma manera no podemos llegar a Dios Madre sin cumplir primero con la
Madre Tierra. La vida es jerárquica y no se pueden saltar etapas.
¿Devoto de la Madre? Entonces, ¿cuidas el medio
ambiente? ¿Respetas la Naturaleza? ¿Contaminas el aire, el agua, el suelo?
¿Desperdicias sus recursos? ¿Qué cantidad de plástico tiras a la basura?
No, no es un examen, es simplemente que quiero que
tomemos conciencia que nuestro estilo de vida agrede a la Madre Tierra.
Somos los hijos de la Tierra, ella es nuestra madre y
es amorosa y gentil. Pero estamos llegando al limite que ella puede permitir y
entonces vendrán las consecuencias, no como castigo, sino como aprendizaje para
poder realizar nuestro destino que es llegar al Sol, que es lo mismo que decir,
recuperar la conciencia de nuestra alma solar.
Hace un tiempo tuve una imaginación tan vívida que me
pareció que no salía de mí, sino que venia de otra fuente que me supera. La vi.
El Espíritu Planetario, la Madre vestida con una tela muy fina verde claro. Era
casi transparente. El viento movía sus ropas. Ella, parada en una roca, miraba
el infinito. Sentí ruidos metálicos y vi una cantidad de seres que ponían a sus
pies escudos, espadas, pulsos y otros objetos, todos de oro. Brillaban y
resplandecían. Esos seres le entregaban sus armas de oro a la Madre y se
postraban ante ella. Formaron, así postrados, un camino. Ella lenta y
graciosamente se movió y gracias a ese camino formado por esos seres que le
entregaron el oro, llegó a un montículo en donde podía unirse a una estrella.
Se volteó y dulcemente dijo:. "Ellos me lo han dado todo y yo los hago
dioses".
Desde entonces no puedo sino sentir un amor profundo
por la Madre Tierra. Gané ojos para ver el milagro de la vida por todas partes.
Asombrarme cuando de una roca, en donde se acumuló un poquito de tierra surge
una hojita verde. Y al mismo tiempo sentir en lo profundo del corazón como,
como humanidad nos hemos equivocado tanto al crear una civilización tan bélica,
arrogante, contaminante que cambió por completo los valores del ser humano
distorsionando así el Plan que los Maestros conocen y sirven. Cambiamos el ser
por el tener, la cooperación por la competencia, la paz por la guerra, el aire
limpio por aire contaminado, comida limpia por comida contaminada, la
solidaridad por la ganancia…
Tenemos que parar. No sigamos dividiendo lo que es
imposible dividir, en religiones, razas, países. Somos todos hijos de la Madre,
somos hermanos y nuestra familia está a punto de perecer si no se le ayuda.
Mucha miseria, mucha hambre y son nuestros hermanos. Y si elevas un poco tu
conciencia descubres que ellos son tú, porque todos somos humanidad. No podemos
seguir viviendo un estilo de vida que produce dolor y sufrimiento a otra parte
de nuestro cuerpo y pretender que no habrá consecuencias.
Solo quiero que reflexiones. Uno a uno no podemos
cambiar al mundo, pero podemos cambiar nosotros, nuestras acciones, nuestro
pensar. Sentir el respeto por la vida, por nuestra Madre Tierra, por los demás
reinos. Agradece, reverencia, admírate por el milagro de la vida que la Madre
Tierra te ofrece. Ella representa a Dios Madre en nuestro mundo. Y nadie llega
al Padre sin la bendición de la Madre.
Si, mis hermanos, de la Tierra al Sol. Sembremos el
cambio de valores en nuestra conciencia y como somos Humanidad, con el tiempo
florecerá la nueva edad en la conciencia humana y todo cambiará.
Siempre desde el alma,
Carmen Santiago G. – fdnpcaracas@yahoo.es
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