Alejandro Lodi
Tarda 165 años en hacer su
recorrido. Desde 2011 está en tránsito por el signo de Piscis, agotando la
última estación de un viaje que comenzó en 1861, para dar inicio a un nuevo
periplo en 2025, cuando ingrese el signo de Aries.
Para la astrología, el orden del cielo se refleja en los asuntos en la Tierra. El orden de los ciclos de los planetas se corresponde con el orden de la naturaleza y, por lo tanto, de la vida de los humanos.
Cómo percibimos y construimos la realidad está en sintonía
-más armónica o más distorsionada- con cómo interpretamos y traducimos ese
clima celeste, con cómo nos representamos el orden simbólico de los planetas en
el cielo y respondemos o reaccionamos a él.
Entre todos los ciclos planetarios hay uno que adquiere
relevancia en este específico contexto histórico: el ciclo de Neptuno. Su recorrido zodiacal demanda 165 años y desde 2011 está en tránsito por
el signo de Piscis, agotando la última estación de un viaje que comenzó en 1861, para dar inicio a un nuevo periplo en
2025, cuando ingrese el signo de Aries.
Qué simboliza Neptuno
¿Qué simboliza Neptuno y qué representa su ciclo en la
experiencia de la humanidad? Neptuno es el planeta de la sensibilidad y el
misterio. Nuestra capacidad perceptiva para registrar lo que está
más allá de lo que puede ser entendido o explicado por la razón. Nuestro don sensible místico y espiritual. Es el símbolo del
inconsciente profundo y de sus imágenes, del mundo onírico y artístico.
Representa nuestra capacidad de contacto con un
orden sagrado y de resonar con la dimensión del alma. Simboliza
el sentimiento de empatía universal, de compasión, de sentir como propio el
padecer de todo ser vivo, más allá de toda diferencia particular. Neptuno es el
gran disolvente de toda frontera que nos separa y disocia de la corriente
general de la vida.
Con cada ciclo de Neptuno, la humanidad desarrolla una
experiencia de su capacidad de dar cuenta del misterio trascendente, de
empatizar con los demás, de aliviar el sufrimiento del mundo y contribuir al
bienestar global.
La vivencia de una visión redentora, que disuelva el dolor y
promueva la felicidad. El compromiso con causas de salvación,
que nos rescaten del espanto, de las injusticias y del mal, y nos acerquen a lo
bello, lo justo y lo bueno.
Neptuno en Piscis: 3 claves
Hacia 1861, al menos en Occidente, pueden
distinguirse tres visiones trascendentes y salvadoras que
comenzaron a gestarse, casi “tres grandes religiones” que provocaron suficiente
empatía y convicción acerca de “la realidad del mundo” en la enorme mayoría de
las comunidades humanas y que afectaría a la totalidad del planeta durante todo
el siglo XX hasta hoy.
Por un lado, la visión republicana para
la organización de las sociedades y de los estados nacionales, sostenida en el
sistema democrático y en el modo de producción capitalista y del libre mercado.
Promovió un fabuloso incremento del desarrollo tecnológico y científico que
redundó en la creencia en el progreso constante y positivo que inevitablemente
terminaría con todos los males del mundo.
En contraposición, con la obra de Karl Marx, surge también
la visión del comunismo, reparadora de las injusticias
generada por la desigualdad social que provoca el sistema democrático y
capitalista, y que organiza las comunidades desde un poder central y estatal
que aspira al ideal de una sociedad sin clases, con el costo del sacrificio de
la libertad.
Más allá de lo político, otro efecto de aquel comienzo de
ciclo neptuniano es el surgimiento de la visión psicológica de
la condición humana. Es el tiempo en el que nacía Sigmund Freud y en el que la
ciencia médica comienza a explorar lo que hasta ese momento fue propiedad
exclusiva de filósofos, artistas y sacerdotes: el misterio del alma y del
sufrimiento emocional.
La existencia del inconsciente, de una dimensión onírica,
plagada de imágenes y sensaciones vitales, que desborda la razón, y que ya no
se reduce a la categoría de fuerzas demoníacas o angelicales, propia de las
descripciones religiosas tradicionales.
Por último, en 1863 en Inglaterra se crea el football. Una actividad deportiva que se despliega
a escala universal, hasta convertirse en un gran ritual colectivo de la humanidad, de competencia y
encuentro de las diferencias nacionales que, al mismo tiempo, despierta (y nos
expone) a las pasiones y riesgos del sentimiento nacionalista y gregario vivo
en lo profundo del alma humana.
Visiones trascendentes de la realidad que alcanzaron
carácter universal a lo largo de los últimos 165 años y que ahora parecen estar
en crisis de disolución. Y la oportunidad creativa de un nuevo comienzo de
ciclo, de nuevas visiones integradoras del misterio de la vida humana… para los
próximos 165 años.
Por Alejandro Lodi, investigador astrológico. En Instagram, @alejandro.lodi.1. Esta temática será
abordada en la conferencia “El final del ciclo de Neptuno: un mundo disuelto y
un país agotado”, que se desarrollará en la Escuela de Astrología y Tarot
Consideral (Cuba 2435, CABA), el próximo viernes 2 de diciembre a las 19 hs.
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