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2 de septiembre de 2020

ENTENDIENDO LA AGRESIÓN

El mes de agosto y básicamente hasta los meses de otoño hay una configuración de planetas que, en diversas combinaciones e influencias, potencia la agresión, el conflicto, los eventos explosivos e inesperados. Estos planetas son Marte, Plutón, Urano y Saturno y son similares en configuración al período de finales de la década 1910, cuando tanto la Primera Guerra Mundial como la gripe española estaban causando estragos y al 1300, cuando la peste bubónica se estaba extendiendo sin control a través de Europa en su camino hacia una pandemia mundial.

Como la agresión es un aspecto común de la vida en la tierra y se intensifica periódicamente tal como está sucediendo ahora, este es un buen momento para prestarle atención y comprender de qué se trata.

Existe una diferencia entre cómo los psicólogos sociales ven la agresión y cómo la agresión se manifiesta como parte del mundo natural. Desafortunadamente, la comprensión de la mayoría de la gente de la palabra "agresión" se ajusta más a la disfunción en la forma en que la definen los psicólogos que estudian el comportamiento de los niños y el comportamiento delictivo. Estos estudios hacen que parezca que la agresión es algo dañino que debe evitarse pero, por supuesto, hay formas de agresión que son normales y necesarias para la supervivencia humana. En la sociedad educada, este tipo de agresión a menudo se llama asertividad. Primero cubriré a la agresión definida como disfunción y luego veremos la agresión como un aspecto natural de la vida en la tierra.

Hay varias definiciones de la agresión humana con las que podemos comenzar:

Una definición formal de agresión es "una acción o comportamiento con la intención de causar daño a otra persona en el caso específico en el cual la otra persona no acoge el daño".

Otra definición de agresión es que es un acto de ira no planificado en el que el agresor tiene la intención de herir a alguien o algo. Otra definición más común de agresión es un comportamiento caracterizado por una fuerte autoafirmación hostil. Obviamente, puede haber algunas circunstancias en las que la agresión podría ser una reacción normal a una amenaza externa como, por ejemplo, un ataque de un animal o incluso de otra persona. Alternativamente, la agresión puede ser un comportamiento anormal, no provocado o reactivo (trastorno explosivo intermitente) que las personas interpretarían como inaceptables o muy disfuncionales. Estudios recientes de psicólogos infantiles que estudian la agresión en los jóvenes han encontrado que, contrariamente a la creencia popular sobre las expresiones catárticas de la ira (es decir, terapia recreativa), el participar en la agresión no reduce la agresión posterior. De hecho, sólo la incentiva.

Hay muchas circunstancias que pueden conducir a un comportamiento agresivo disfuncional. Uno de los principales es el miedo que conduce a la ira, ya que toda la ira se basa en algún miedo en su origen. Otras causas pueden ser confusión, frustración, malestar, sobreestimulación, dolor y agotamiento. El comportamiento agresivo puede manifestarse de muchas formas diferentes, algunas de las cuales están dirigidas hacia adentro. Por ejemplo, podríamos ver la agresión dirigida a uno mismo como una automutilación o corte, a otras personas (asalto), a los animales (crueldad animal) o a la propiedad (vandalismo). La agresión puede ser verbal, o física, o ambas. Puede ser impulsiva, espontánea o premeditada y orientada a ciertos objetivos.

El comportamiento agresivo puede ser directo o indirecto, manifiesto o encubierto y la respuesta de los demás puede ser igualmente abierta o encubierta, directa o indirecta también.

Hay tres tipos principales de agresión en humanos identificados por los psicólogos sociales: reactivo-expresivo (agresión verbal y física directa como en los insultos y golpes), reactivo-inexpresivo (hostilidad caracterizada por la no-acción, pero con posturas, actitudes y miradas resistentes), y agresión proactiva-relacional (la persona parece agradable pero se comporta de manera pasivo-agresiva y se involucra en comportamientos que pueden destruir las relaciones, por ejemplo, calumniando y chismoseando, circulando rumores maliciosos y similares).

La agresión también es un síntoma potencial de trastornos, enfermedades o afecciones que interfieren con los procesos racionales del pensamiento, tales como la demencia, los tumores cerebrales, el trastorno de estrés postraumático y los trastornos de la personalidad. Las alteraciones de la química cerebral también están implicadas, como en la esquizofrenia, y especialmente cuando se asocian con la paranoia.

El daño causado por un accidente automovilístico o una actividad deportiva puede incapacitar gravemente los lóbulos frontales u otras estructuras del cerebro, lo que afecta el razonamiento y el juicio, lo que aumenta considerablemente los actos de agresión incluso hacia los seres queridos. Esto ha sido identificado, pero se lo ha negado durante mucho tiempo en los ex jugadores de la NFL (Liga Nacional de Fútbol Americano) que han sufrido conmociones cerebrales recurrentes en sus carreras futbolísticas. Se ha demostrado que la química cerebral anormal o los cambios estructurales desempeñan un papel importante en las manifestaciones disfuncionales del comportamiento agresivo. Los estudios muestran que la genética también parece estar involucrada.

Causas Sociales de la Agresión:

La agresión puede verse reforzada por el condicionamiento o la impronta social. En realidad, muchos comportamientos agresivos se aprenden de los adultos y de pares que despliegan formas de agresión socialmente aprobadas en su sociedad. Por ejemplo, los italianos pueden comportarse de forma bastante agresiva en el tráfico en comparación con los británicos, que tienden a ser más bien correctos.

En algunas culturas se espera que los hombres sean agresivos, fuertes y valientes, y se les recompensa en gran medida por tomar el liderazgo de los grupos, tomando lo que quieren y siendo mandones, mientras que las mujeres son castigadas por el mismo comportamiento. En la mayoría de las culturas, los niños que evitan la agresión no son tan aceptados y, a menudo, son acosados o ridiculizados en comparación con sus pares. Algunas culturas incluso exigen agresión al requerir del servicio militar en donde los reclutas son entrenados para matar y mutilar al enemigo. Algunas culturas promueven la ejecución de ciertos tabúes sociales como los asesinatos por honor, los ataques raciales y los ataques a los miembros LGBTQ de la sociedad.

Ahora cambiemos de rumbo y consideremos la agresión como un aspecto natural de la vida.

La agresión es producto del centro del movimiento. Todos los animales tienen un centro del movimiento, incluidos los humanos, por supuesto, que también tienen un centro intelectual y un centro emocional. Caminar, correr, saltar, golpear, tirar, empujar, etc., son todos actos agresivos del centro del movimiento, ya sean respuestas instintivas premeditadas o espontáneas.

Vemos agresión en los animales y hasta cierto punto vemos agresión en las actividades de los fenómenos naturales, aunque los dos son diferentes porque en los animales la agresión es volitiva y en los elementos la agresión es más una interpretación a los ojos del espectador. Un león puede ser agresivo cuando caza por comida, pero ¿es agresivo un volcán cuando entra en erupción? Quizás lo sea, pero no es tan volitivo. Las erupciones volcánicas, las avalanchas, las hogueras, las inundaciones, los tornados, los huracanes y los rayos pueden verse como actos de agresión de la naturaleza, pero no están dirigidos a nadie ni a nada en particular, al menos desde el punto de vista humano. La naturaleza tiene su propia inteligencia y hay una razón para todo. Un incendio forestal puede allanar el camino para la apertura de prados y hábitats para las aves rapaces y puede ser necesario para que ciertas semillas germinen, por lo que podemos ver claramente que la naturaleza tiene sus razones y que todos los actos de agresión natural pueden no ser hostiles o negativos en absoluto.

Durante la mayoría de sus actividades - dormir, relajarse, rodar y cuidar a sus crías-, es posible que un león no muestre ninguna agresión, pero, cuando se trata de cazar y comer, un león muestra una gran cantidad de necesaria agresión. Con su ataque busca vencer a su presa de la manera más eficiente y rápida que pueda. Asimismo, los tiburones no atacan para torturar a sus víctimas, sino para consumirlas rápidamente. Cuando vemos que la naturaleza actúa de manera agresiva, generalmente estamos viendo algo que no es sádico o que está destinado a torturar, aunque los gatos domésticos y algunos animales pueden jugar con su presa antes de comérsela.

La siguiente definición de agresión es la que yo prefiero y no se encuentra en la literatura psicológica:

"La agresión es un acto que traspasa las fronteras, ya sea con éxito, de una manera aceptable que genera dinamismo, ó de una manera inaceptable, generando beligerancia". Obviamente, en los deportes la agresión por parte del oponente es esperada y anticipada y, a menudo, no se la toma personalmente, a menos que exceda lo permitido por el libro de reglas. Esperamos que nuestros líderes actúen de manera agresiva para defendernos del daño infligido por fuentes extranjeras, que aprueben leyes de manera efectiva y agresiva para ayudar a la sociedad, etc. Echemos un vistazo a algunos ejemplos. Se espera que los jugadores de rugby y los jugadores interncionales de fútbol (soccer) sean agresivos y luchen por tomar posesión de la pelota y marcar goles. En la medida en que tengan éxito, se destacarán en sus deportes. Un vendedor que es persistente y exitoso en romper la resistencia del cliente es considerado un vendedor superior. Una persona que persiste en conseguir una cita con un sujeto reacio y tiene éxito es considerada dinámica y ganadora. Si todos o alguno de estos ejemplos utilizan medios inaceptables para tener éxito, se los considera delincuentes, malos deportistas, beligerantes o tramposos.

Por lo tanto, no podemos considerar la agresión en sí misma como negativa o mala, sólo la versión inaceptable. Una persona agresiva consigue que el trabajo se realice, consigue el objetivo, elimina el papeleo, la resistencia, la tradición y la burocracia. A menudo se los considera motores y agitadores, los mejores en sus campos y de gran éxito. Por otro lado, si cruzan la línea de la beligerancia y crean daño, no son más que delincuentes comunes. Algunos políticos tienen fama de ser ambos.

Organizadores sindicales, agentes de cambio social, activistas por el medio ambiente, personas que luchan por la derogación de leyes, prácticas sociales o comerciales injustas, grandes atletas, agentes de cambio poderosos, etc., son todos ejemplos de personas agresivas que marcan la diferencia. Violadores, asesinos en serie, políticos corruptos, matones, supremacistas blancos, racistas, etc. pueden ser ejemplos de los últimos.

Los más jóvenes de edad álmica tienden a inclinarse hacia la beligerancia. Aquellos que son almas más viejas y tienen la agresión como modalidad se inclinan hacia el dinamismo. El modo de agresión es muy desafiante y la mayoría del 5% de la población que lo tiene como una parte importante de su personalidad no lo maneja bien en absoluto. Unos pocos lo hacen. Algunos signos del modo de agresión son una mandíbula inferior hacia afuera con los dientes inferiores claramente visibles o simplemente pueden tener un aspecto dentudo como Elizabeth Warren. La tendencia a estar muy cerca de la persona con la que está hablando; una tendencia a señalar con el dedo índice. Aquí hay algunos ejemplos de personas que tienen o han tenido modo de agresión: Adolf Hitler, Roseanne Barr, Don Rickles, Chris Rock, Chelsea Handler, Donald Trump, Elizabeth Warren y Bernie Sanders. Todos ellos son personalidades rudas difíciles de ignorar.

Durante estos tiempos agresivos, es mejor evitar situaciones en las que personas agresivas se involucren en actos antisociales como quemar, saquear o atacar a personas sin importar cuál sea su persuasión política. Es una idea popular que la violencia produce resultados y cambios sociales positivos, pero eso nunca es cierto. ¿Cómo puede el odio producir amor? ¡El amor produce amor!

También es una buena idea en este momento no entrometerse en los conflictos o asuntos de otras personas, a menos que tengas mucho cuidado al analizarlo detenidamente. No tienes que evitar a las personas agresivas si las entiendes bien y ves que son poderosamente dinámicas y producen resultados positivos. Observa tus propias tendencias a ser beligerante, explosivo o impulsivo. Utiliza tu vigor y energía con fines constructivos. Observa tu propia reactividad e intenta identificar cualquier miedo que te haga enojar. Debes saber que estos son tiempos de transición y la conciencia humana sobrevivirá a todas las condiciones y eventos. Usa tu propio templo ambulante para bendecir todo con lo que te encuentres e identificar a todo como de origen divino.

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Por José L. Stevens

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Traducción: Marcela Borean

Difusión: El Manantial del Caduceo

http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm

 

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