Centro Holística Hayden

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2 de septiembre de 2020

El Viaje Interior

Viajando con Vehículos Buenos

Nuestro planeta puede compararse con una estación a la que llegan muchos viajeros, permanecen por un rato y se van dejan otra vez. Somos viajeros que, a través de largos ciclos de tiempo avanzamos en la trayectoria de la evolución. El viajero es el hombre interno, o el alma; el hombre externo, o el cuerpo, es el vehículo. Todos estamos en un gran viaje para el que utilizamos vehículos diversos. Con el tiempo, estos vehículos se rompen y necesitamos otros nuevos. No debemos intentar cuidar demasiado un viejo vehículo y aferrarnos a él. Con un vehículo nuevo y mejor, el viaje es más rápido y más cómodo.

Un vehículo malo no nos permite un viaje largo. Si tenemos problemas en nuestro cuerpo físico, éste retrasa nuestros esfuerzos superiores. Con asanas de yoga podemos hacer nuestros cuerpos físicos más ligeros y flexibles, como una hoja, que no se rompe cuando se dobla. Los ejercicios regulares ayudan a establecer la armonía entre lo denso y lo sutil.

Los cuerpos humanos que han surgido desde 1945 se consideran modelos mejores que los anteriores, porque hoy se dispone de nuevas energías. Los cuerpos concebidos después de 1962 son aún mejores, y ha habido otras mejoras posteriormente. Hay un trabajo constante en la producción de una tecnología y un diseño mejores. Es por ello que los niños de hoy son más eléctricos; su comprensión es muy superior a la de sus antepasados.

Cada vez que un alma entra en un cuerpo para continuar su viaje, es acompañada por la personalidad. La personalidad utiliza el cuerpo más para sus propósitos que para los propósitos del alma, y logra más sus intenciones. Buscamos satisfacción, facilidades para el cuerpo, comodidades en la casa, y un soporte financiero. Confinamos el alma con nuestros deseos y con la acumulación de lastres materiales o mentales, y nos restringimos. La actividad de los sentidos también nos mantiene en el mundo objetivo: nuestra atención continúa viajando al exterior. Incluso cuando cerramos los ojos y deseamos girar hacia dentro, la mente tiene impulso para salir, y los pensamientos nos llevan. No hay contemplación interna realmente, incluso cuando parezca que estamos meditando vistos desde afuera.

La Puerta al Templo Interior

Cuando deseamos embarcarnos en el viaje interno, el primer requisito es moderar la personalidad y ajustar nuestra propia situación económica, familiar y social de tal manera que encontremos tiempo suficiente para girar hacia dentro. La única manera de cruzar la puerta hacia el interior es servir a nuestros semejantes, sin orgullo, sin lamentos, sin quejas. De esta manera podemos pagar nuestras deudas con la vida. Cuando servimos a nuestros compañeros vivientes: plantas, animales y hombres, podemos ser admitidos en las cámaras del templo interior. Si sentimos a nuestros compañeros vivientes como manifestaciones de lo Divino, nos acercamos más a lo Divino. De lo contrario, todo lo que queda es sólo conocimiento teórico, no importa cuánto conocimiento tengamos. Hasta resulta bueno si servimos al menos para nosotros mismos.

Sólo podemos viajar a la subjetividad, si creamos el hábito de girar hacia el interior y calmar la actividad de los sentidos. De esta manera desarrollamos el observador, y podemos observar los pensamientos que emergen en nosotros. Poco por poco nos sumergimos un poco más profundamente y desarrollamos la mente subjetiva que explora el lado interno de las cosas, la visión interior. Con el tiempo comenzamos a ver lo que ocurre en el templo interno. Al hacerlo, el sonido del OM nos conduce a las cámaras interiores.

En el centro del corazón se encuentra la puerta a la realidad interna, a las fronteras del templo interno, donde está el Santo de los Santos, como le llaman las enseñanzas de la sabiduría. En el corazón encontramos la pulsación sutil que está en la base de la respiración. Podemos acercarnos a ella observando la respiración. Cuando estamos junto a la pulsación, podemos entrar al sistema de la columna vertebral. Ésta nos lleva dentro de la columna etérea de la conciencia, donde encontramos los vórtices de energía de los chacras desde la cabeza hasta la base de la espina dorsal. Cuando subimos por esta columna al centro ajna, encontramos al hombre interno, que realiza la pulsación y la actividad inteligente así como todo el mecanismo del cuerpo. Nos descubrimos en nuestro interior. El hombre externo o el ser inferior es sólo una copia del hombre interno o del alma. La conexión entre los dos se hace a través de la trayectoria del yoga.

Peregrinajes y Compañeros de Viaje

El viaje desde la base de la espina dorsal hasta el centro de la cabeza se representa simbólicamente como un peregrinaje y se describe como un camino sobre 7 colinas. En el sur de la India, esto se hace hoy todavía como un peregrinaje al templo de Tirupati, que se encuentra detrás de siete colinas que representan los siete chacras. Muchos van en peregrinajes a los lugares santos, a las fuentes o a las montañas, para alinear la mente y experimentar lo Divino. No obstante, si no hacemos la preparación necesaria para el “viaje a Jerusalén” por medio de la orientación interna, la mente nos lleva lejos de nuestra intención real de centrarnos en lo Divino, incluso con un viaje exterior.

En el viaje conocemos muchos compañeros de viaje. Incluso si algunas relaciones son difíciles, no debemos molestarnos por ellas, ni perder el equilibrio. Cada cual es como es, y cada cual tiene que comportarse según su naturaleza. El viaje espiritual exige que prestemos una atención muy profunda a nuestro propio comportamiento, y no nos incomodemos por el comportamiento de otros. Como almas, somos hermanos, no obstante, como personalidades, somos diferentes. Los sabios nunca miran a nadie como si fueran malos, sino como quienes apenas han comenzado su viaje; piensan que ellos mismos fueron como éstos porque no conocían toda la ruta. Algunos están más adelantados en el camino, otros están más atrás. Quienes viajan delante de nosotros son nuestra inspiración. Los que viajan detrás, nos desafían. Y los que están alrededor de nosotros durante el viaje están allí para darnos el entrenamiento requerido. Particularmente aquéllos con quienes compartimos más de cerca, nos fuerzan a asumir puntos de vista, incluso si no los compartimos. En consecuencia, la familia es el mejor campo de entrenamiento para la práctica espiritual.

Comprendiendo el Viaje

Sin señales de guía, podemos perdernos fácilmente en el camino; sin un mapa resulta difícil orientarse en una ciudad grande. Las escrituras nos dan el plan del viaje. Y si perseverantemente nos esforzamos por servir y por lograr conocimiento, los seres de Luz que nos guían se nos acercan. Lo Divino se acerca más a nosotros, llega a ser activo en nosotros e incluso se convierte en el conductor de la jornada.

Si alguien tiene pensamientos confundidos, está como en la niebla. “Un hombre en la niebla es un viajero ciego”, dice el Maestro DK. En algunos de sus libros parece como si en el mañana todo fuera luz, y esto para toda la humanidad. Nos sentimos inspirados leyéndolo y tenemos ya la sensación de ser un discípulo. Elegimos nuestro propio maestro y decidimos que mañana o pasado mañana tomaremos la tercera iniciación. Así continúan los juegos de los niños, hasta que comenzamos realmente a vivir con los pasos prácticos de la verdad.

El viaje es muy largo y se extiende a través de muchas encarnaciones. No debemos pensar que lo terminamos en apenas una vida. Pero si percibimos la dimensión del tiempo correctamente, progresaremos lentamente pero seguramente. Debemos conocer el diseño del viaje y comprender su meta, pero luego trabajar con el paso siguiente que queda delante de nosotros. “El hombre puede superar todos los obstáculos si el objetivo de su viaje está claro para él. Cuando ve la Luz en la distancia, no prestará ninguna atención a las dificultades del viaje. No contará los pasos hacia esa luz, porque brilla también en su corazón.“ (Supermundano III, 634)

Fuentes utilizadas: K. P. Kumar:Venus. El Sendero hacia la Inmortalidad / notas de seminarios / E. Krishnamacharya: El Libro de Rituales. The World Teacher Trust - Dhanishta, Barcelona, España. - Supermundano III. Agni-Yoga Society, New York, (www.agniyoga.org ).

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