By Francisco
Ceres es el más
grande de los asteroides pertenecientes al cinturón principal y fue el primero
en ser descubierto el 1 de Enero de 1801 por Giuseppe Piazzi, quien se dedicaba
a componer un catálogo estelar para el Observatorio de Palermo, fundado por él
mismo.
Ceres
forma parte del cinturón de asteroides principal entre Marte y Júpiter,
orbitando al Sol cada 4,6 años. Su diámetro es de 955 kilómetros y apenas es
visible a simple vista, pero fácilmente con unos prismáticos.
Ceres: Trasfondo
Mitológico
Ceres
era la diosa Romana conocida originalmente por Deméter en la antigua Grecia.
Hija de Saturno y Rea, engullida por su padre junto a sus hermanas Vesta y
Juno, al igual que sus hermanos, Júpiter, Neptuno y Plutón.
Tras
ser liberados por Júpiter, estos dioses se convirtieron en la familia regente
de la antigua Grecia. Su regalo a la humanidad fue el grano, y por ello era
conocida como la diosa de la agricultura y la cosecha.
Ceres
era quien proveía los nutrientes para la humanidad y era adorada por ello.
También era madre de Perséfone, una bella doncella, con la cual tenía una
relación muy cercana. Juntas, la pareja madre-hija vigilaba sobre la Tierra y
le permitía proveer su abundancia a lo largo del año. Madre e hija estaban tan
unidas que todos los pretendientes eran rechazados, ya que no querían ser
separadas.
Esta
actitud no era bien recibida por algunos de los dioses que consideraban a
Perséfone una belleza sin par, prestando particular atención a sus magníficos tobillos.
Un
día Perséfone deambulaba por los Campos Elíseos y quedó fascinada al contemplar cien
narcisos en flor.
Campos Elíseos
El
lugar sagrado donde las “sombras” -almas inmortales- de los hombres y mujeres
virtuosos y los guerreros heroicos han de pasar la eternidad en una existencia
dichosa y feliz, en medio de paisajes verdes y siempre floridos, bajo el sol,
por contraposición al Tártaro, donde los condenados sufrían eternos tormentos.
Mientras
recogía una de estas encantadores flores y se rodeaba de su seductora
fragancia, la tierra a su alrededor cedió, haciéndola caer irremediablemente
hacia el abismo.
Perséfone
fue inmediatamente capturada por Plutón, dios del Inframundo, quien la llevaba
codiciando durante mucho tiempo para que lo acompañara en su trono como esposa.
Tras
el retorno de Plutón a su reino y con su recompensa, la tierra quedó como al
principio, eliminando con ello todo rastro del delito.
Ceres
no tardó mucho en darse cuenta de que su hija había desaparecido. Durante
muchos días se negó a comer, dormir o bañarse, deambulando con antorchas por
todas partes con el fin de encontrar a su hija perdida.
Deambulando
encontró a la diosa bruja, Hécate, la cual le recomendó discutir el problema
con el dios Sol que todo lo ve, Helios, testigo del delito. Helios le confirmó
el secuestro, el cual fue ejecutado con el permiso de Zeus, con el cual Plutón
había conspirado para conseguir a Perséfone como esposa.
Ceres
se encontró no solo devastada por la situación, si no enfurecida por la
traición, y posando como una simple humana procedió a deambular por la tierra
durante un tiempo para evitar asociarse con ninguno de los dioses del Monte
Olimpo. Actuó como cuidadora del hijo del rey Celeus hasta que reveló su
identidad y ordenó que se le construyeran un templo y un altar.
Ceres
se retiró en su templo, lugar donde continuaron sus lamentaciones por su
separación con Perséfone. A medida que su dolor se convertía en rabia, empezó a
maldecir la tierra de modo que nada pudiera crecer en ella. Ya fueran granos o
frutos de cualquier tipo, su rabia hizo que nada diera vida en la ahora baldía
tierra, imponiendo una gran hambruna a la humanidad.
La
gente rezaba a Zeus en busca de ayuda, quien se dio cuenta de que si toda la
humanidad moría no quedaría nadie para alabar a los dioses. Los dioses trataron
de razonar con Ceres, pero ella se negó a escuchar y mostrar clemencia a menos
que su hija fuera liberada.
Debido
a que la situación no mejoraba, Zeus cedió y mando a Hermes camino al
Inframundo a que demandara la liberación de Perséfone. Al igual que su madre,
Perséfone también pasó tiempo afligida y ayunando.
Plutón
accedió a su liberación, pero antes de partir le ofreció unas cuantas semillas
de granada para que saciara su sed antes de partir. Inconsciente de que la
granada era símbolo de la consumación sexual, Perséfone accedió, acto que
confirmó su matrimonio con Plutón.
Moraleja
que debemos aprender: a veces aquello que se desconoce es aquello que golpea
con más fuerza.
Ceres: El mito de
las Estaciones
Cuando
Perséfone volvió a la superficie mantuvo un jubiloso encuentro con su madre.
Sin embargo, cuando Ceres notó que su hija había consumido semillas de granada,
se dio cuenta de que había sido engañada, ya que Perséfone todavía se
encontraba unida en matrimonio con Plutón. Por este motivo reinstauró su
maldición sobre la tierra, devolviendo los esfuerzos del resto de dioses al
punto de partida.
Para
remediar la situación, Zeus propuso un compromiso, por cada semilla de granada
que Perséfone tomó, esta pasaría un mes como esposa de Plutón en el Inframundo,
dejando el resto de meses del año libres para acompañar a su madre.
Y
así es cómo a partir de ese momento cada Primavera Perséfone emerge del
Inframundo para disfrutar de la compañía de su madre, época del año en que la
tierra recupera su energía y vegetación, permitiendo así el inicio de la
cosecha.
En
el Otoño, no obstante, cuando Perséfone se ve obligada a volver al Inframundo,
Ceres ordena de nuevo a la tierra que se vuelva baldía, en espera de su reunión
durante la próxima Primavera. Como muchas otras diosas, Ceres era una mujer
vengativa, y por ello no es una buena idea meterse con ella.
Implicaciones astrológicas de Ceres
Astrológicamente
el emplazamiento de Ceres en el Horóscopo señala el área más importante en
relación a los cuidados parentales y el tipo de lecciones que se aprenden de la
relación madre-hijo.
Por
ejemplo
Ceres
en Aries, permitir e impulsar que seamos independientes será muy importante al
igual que ser elogiado por la iniciativa y energía.
En
Tauro, estar cómodo y provisto de forma material prevalecerá.
Géminis
implicaría la necesidad de estimulación mental.
Cáncer
la necesidad de una importante atención y cariño.
Leo
ser el centro de atención.
Virgo
la perfección y ser de utilidad.
Libra
fuertes relaciones y equidad.
Escorpio
expresión sexual.
Sagitario
una fuerte creencia en el sistema y el conocimiento mundano.
Capricornio
ambición y estado social.
Acuario
los amigos y la integración en el grupo.
Piscis
lo trascendental y la fantasía.
También
puede indicar la forma en que una persona cuidará de los demás durante la etapa
adulta.
La
falta de cuidado o apoyo de una madre en estas áreas los hará buscar estos rasgos
en otras partes, y si existe una carencia visible o directamente una
contrariedad, puede llegar a causar algún trauma emocional y crisis emocionales
en potencia, ya que la persona sentirá que faltan elementos en su vida, pero
probablemente sea incapaz de identificar exactamente dichos elementos.
Los
principios básicos de la autoestima están relacionados con los primeros años de
la crianza, los cuales, si ausentes, pueden tener repercusiones que puede
llevar toda una vida superar, si es que se logran superar.
También
tendremos la tendencia a replicar aquello con lo que crecimos; los patrones
establecidos en nuestra infancia tienden a reaparecer en nuestra propia
descendencia de una forma u otra. Los padres también pueden proyectar sus
propios miedos y aspiraciones a sus hijos, causando diversas frustraciones para
todas las partes implicadas.
Ceres
cuenta mucho sobre la experiencia y relación de una persona con su madre,
particularmente si las cartas se comparan entre la madre y el hijo.
Los
tránsitos de Ceres introducirán eventos representados por los temas en el
mito de las Estaciones, o traerán problemas del pasado a la superficie para su
resolución. Casi todo el mundo tiene “problemas maternales” de algún tipo en el
pasado, y estos tránsitos estimulan situaciones que nos fuerzan a hacerles
frente y resolverlos.
Como
diosa de la agricultura, Ceres también puede indicar el “visto bueno verde”, el
amor por la jardinería, o un gran interés en la comida y su preparación.
Igualmente, si el aspecto es negativo puede ser indicativo de desórdenes
alimenticios, particularmente si la comida se retiraba como castigo o entregaba
como recompensa durante la infancia.
Ceres
puede ofrecer pistas astrológicas para una gran variedad de problemas de
sobrepeso e imagen corporal.
Desde
un punto de vista más positivo, el interés de una persona por la comida, desde
su origen hasta su preparación, puede encontrarse en el emplazamiento de Ceres.
Por ejemplo, alguien con Ceres en Tauro puede verse inclinado a cuidar de la
“Madre Tierra”, o ser propenso a preparar cocina creativa.
Ceres
también se vincula con las separaciones y el subsecuente sentimiento de
pérdida. Define la forma en que una persona se enfrenta al luto y el dolor.
También
puede relacionarse a secretos entre una madre y su hijo; ninguna persona conoce
por completo a la otra, sin importar cómo de cerca piensen que están. No
importa cuánto quiera un hijo a su madre, en algún momento tendrá la necesidad
de crecer y buscar pareja. Esto no significa que el amor por su madre disminuya,
simplemente que necesitan progresar más allá del rol de un niño.
Las
separaciones y distanciamientos de una madre, sin importar la causa, también
pueden reflejarse en la carta natal, al igual que los tránsitos de Ceres a
través de los signos, casas, y aspectos con el resto de planetas.
Cuanto
más apegados estemos a algo o alguien, más probable será que tengamos que
enfrentarnos con alguna separación en algún momento del futuro ya que la
energía invertida también energizará su polaridad.
Compartir
con un ser querido es otro de los principios del mito de Ceres. En esencia, el
estereotipo de la “suegra infernal” podría fácilmente ser una mujer incapaz de
compartir a su hijo.
Los
aspectos Ceres-Plutón suelen indicar aquellos que tendrán que compartir a
sus hijos con ex-mujeres, y usualmente sufrir feas batallas por su custodia o
malas experiencias de secuestro familiar. Si estos individuos no aprenden a
compartir, inevitablemente tendrán que enfrentarse o bien a las cargas de la
crianza como un solo padre, o quizá ver el acceso a sus hijos completamente
denegado.
Por
otra parte, Ceres puede conceder una gran capacidad para criar y nutrir que
permite a un individual asumir el rol de ambos padres con facilidad.
En
su parte más sombría, los tránsitos y emplazamientos de Ceres pueden reflejar
situaciones como el abuso infantil o un secuestro.
Por
supuesto, la separación definitiva es la muerte, representada por el
Inframundo. Esto es algo con lo que todo el mundo tiene que lidiar, ya sea
antes o después. La pena y el luto ilimitados en cierto momento llegan a
convertirse en contraproducentes trabas para nuestro crecimiento. Esta es otra
de las lecciones que Ceres quiere compartir.
La
riqueza ofrecida por Ceres a nuestra Carta Natal es digna de consideración, particularmente
si la persona está sufriendo dificultades con cualquier problema reflejado en
el mito de Ceres.
Un
astrólogo capacitado es capaz de interpretar el emplazamiento de Ceres en la
Carta Natal y sus subsecuentes tránsitos, obteniendo pistas ante los problemas
que estén sucediendo. En algunos casos, para los problemas bien arraigados, el
cliente puede necesitar ser referido a un psicólogo que le ayude a superar las
situaciones que escapan a la capacidad individual de resolución del astrólogo,
para que sean trabajadas de forma más específica por el psicólogo.
Si
Ceres se encuentra retrógrado en la Carta Natal, como es típico en los planetas
retrógrados, la energía se internalizará y difícilmente expresará con
facilidad, lo cual podrá complicar cualquier otro problema asociado con los
aspectos o tránsitos natales.
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