por
Lee Harris
El
tema central de Diciembre podría resumirse como nuestra vuelta a la vida.
Esta
mañana, mientras sintonizaba intentando ver qué temas serían importantes
durante este mes, el más significativo me pareció que sentiríamos una intensa
energía de corazón que podría manifestarse de diferentes maneras.
Creo
que este mes podríamos vivir asuntos que nos impacten a nivel de corazón en dos
sentidos. Podría tratarse de asuntos que nos conmuevan y nos ayuden a conectar
más profundamente, o bien que nos hagan sentir cierta pena o tristeza. Siempre
que experimentamos dolor o tristeza, el resultado final es que nos volvemos más
compasivos, más conscientes, y nos convertimos en “el cambio que queremos ver
en el mundo” (una frase que suelo repetir en las últimas actualizaciones,
porque ahora nos encontramos en ese momento vital). De manera que, todo eso que
nos provoca inquietud o tristeza, que no nos gusta ver en el mundo y que nos
gustaría que dejara de ocurrir, en realidad, está activándonos.
Claro
que resulta doloroso ver cómo sufren nuestros hermanos y hermanas, pero es lo
que está ocurriendo en estos tiempos que vivimos. Son tiempos de cambio y de
desilusión ante los que podemos reaccionar de una forma u otra, dependiendo de
nuestra perspectiva y de dónde resonemos emocionalmente. Podemos entrar en una
espiral negativa de tragedia y de pensar que esto es el final, o bien podemos
asumirlo como lo que realmente es, limitándonos a sentir lo que necesitemos
sentir y, a continuación, transmutarlo.
Si
permitimos que el duelo por la muerte de un ser querido se extienda durante
años, estaremos apagando nuestra fuerza vital y dejaremos de avanzar y
evolucionar. Por supuesto, podemos llorar la muerte de alguien a quien amamos
todo el tiempo que necesitemos; la fase inicial de duelo podría llevarnos
semanas o meses. Y nunca olvidaremos a esa persona porque ha dejado una huella
imborrable en nosotros y nos ha ayudado a ser quien somos. Pero no podemos
permitir que su muerte nos hunda. Es importante que consideremos del mismo modo
la tristeza que sentimos por la situación del mundo. Porque estamos atravesando
numerosos desafíos que podrían desestabilizarnos, hacernos sentir impotentes o
que nos hagan cuestionarnos por qué estamos aquí.
Sé que
muchos están aún en ese proceso, debido a varios motivos. El despertar masivo
del que oímos hablar durante años no siempre se nos presenta en un bonito
envoltorio, ni como una visión idílica donde los ángeles cantan de fondo y de
un día para otro todo es perfecto y armónico. Incluso si llegamos a vivir
momentos maravillosos de despertar, después tenemos que volver a la Tierra y a
nuestra condición humana. En realidad, la pregunta sería si ese despertar nos
ayuda o no en lo que podemos hacer de cara a un bien mayor; si nos ayuda a
mejorar nuestra vida y la de los demás.
En
esta interesante etapa de la Historia, muchos atravesamos fases de desánimo, de
depresión o de shock, porque buena parte de lo que está ocurriendo en el
planeta y en nuestras vidas no se parece en nada a lo que imaginábamos que
estaríamos viviendo a estas alturas. Es normal durante el despertar que en un
momento dado comprendamos que no podemos continuar por el mismo camino.
Otros,
en cambio, se sienten optimistas y entusiastas respecto a lo que el futuro les
depara. Es posible que no sepan cómo lograrán sus metas porque, aquí en la
Tierra, las cosas son así. Podemos tener una visión y decirnos: “Sé que quiero
tener una relación maravillosa, que es importante para mi alma y para mí como
ser humano, y deseo manifestarla.” Y nuestra mente responde: “Bueno, no te
gustan las páginas de contactos, no te gustan las citas rápidas…”. Nada de eso
importa. Cuando pones tu intención en algo y realmente deseas manifestarlo en
tu vida, cuando lo escribes en un papel y confías, entonces, cuando sea
apropiado para ti, el Universo hará que aparezca en tu camino.
Lo mismo
les sucede a muchos que ahora se sienten fortalecidos. Durante los últimos
meses ha estado llegando al planeta una enorme cantidad de energía de corazón y
de creatividad. Cuando alquimizamos esta energía en nosotros, se convierte en
algo muy poderoso que compartir con los demás. Podría haber despertado en ti el
deseo de ser padre o madre, lo cual supondrá un viaje fascinante para tu hijo y
para ti. O el deseo de celebrar reuniones en tu entorno que sirvan de apoyo a
las personas que asistan. Porque, lo cierto es que nunca sabemos cuánto podemos
estar ayudando a otras personas. Quizá organices algo, una fiesta, una reunión,
y nunca sepas lo deprimido que estaba alguno de los asistentes, ni hasta qué
punto ese encuentro quizá le inspiró a retomar su camino. Para eso estamos
aquí: para generar un cambio fundamental en estos tiempos.
Muchos
ya habrán superado el “periodo de duelo” (que posiblemente haya durado algunos
años) y estarán pensando: “Ahora veo las cosas de otra manera, ya sé por qué
estoy aquí. Ya no me dejo engañar como antes por el miedo que intentan
inculcarnos. He comprendido que estoy aquí para vivir esta transición y ser
parte del cambio.”
Al
mismo tiempo, tenemos que evitar que nos seduzca la idea de cómo creemos que
debería ser ese cambio.
En los
grupos y comunidades espirituales con los cuales he trabajado durante los
últimos 13 años, en ocasiones he observado la tendencia a “inflarnos” y a
creernos importantes (“Estoy en un camino espiritual, soy un trabajador de Luz,
estoy haciendo esto que es tan importante…”).
Está
bien celebrar algo que hacemos en un momento dado, pero que no te seduzca la
idea de que es más importante que lo que un médico o una madre de tu calle
también están haciendo por el planeta. Porque entonces estaremos creando
separación entre nosotros y las personas que quizá no sepan nada de ideales
espirituales, pero que son todo corazón y presencia, y que también están aquí
para apoyar esta transición.
Muchos
trabajadores de Luz, personas con orientaciones espirituales, empáticos y
sensitivos están siendo “activados” y se están arraigando, como preparación
para los próximos 4-10 años. Resulta excitante pensar en lo necesaria que será
su presencia. O bien, ese mismo pensamiento podría deprimirnos; la elección es
nuestra. Y a mí también me ocurre; algunos días necesito dejarme sentir
tristeza durante una o dos horas para quemarla y poder llegar antes a un
punto de equilibrio. Entonces me recuerdo: “Estoy bien, estoy vivo. No puedo
dar nada por sentado, ni tampoco sé cuánto tiempo estaré aquí. Es cierto que
este es un periodo complicado, pero ha habido periodos así durante cientos de
años en nuestra Historia y también los habrá en los siglos venideros.”
Que no
te seduzca el pasado, ni el futuro; que no te seduzcan los cambios, ni lo que
aún queda por manifestar. Dejarnos seducir por estas cuestiones podría
llevarnos a un estado de inercia e impotencia que no nos permite pasar a la
acción.
Retomando
el tema inicial, la energía de corazón va estar muy presente durante este mes.
Podrían presentarse asuntos que toquen nuestro corazón de alguna manera, que
nos despierten tristeza, dolor o liberación. Pero también se darán extraordinarios
momentos de conexión, de intimidad, de sentirnos muy seguros a la hora de
sentir nuestras emociones y de sabernos a salvo en este planeta. Es algo que
muchas personas comienzan a notar ahora, después de varios años en que quizá no
era así; la espiritualidad constituía para nosotros una especie de refugio
mientras aprendíamos a sanar nuestros traumas humanos.
Y,
debo decir que los años que van desde el 2018 hasta el 2024 serán intensos en
la Tierra. De manera que, si sientes que aún quedan restos de depresión, de
desaliento, o de cualquier otro asunto que necesita ser sanado y despejado, te
animo a que te pongas manos a la obra. No coquetees con la idea de hacerlo, ni
hables del problema con tus amigos una y otra vez para al final no hacer nada. Haz
algo. ¿Necesitas algún complemento alimenticio, tal vez considerar la
posibilidad de recibir terapia semanal…? ¿Qué es lo que necesitas para volver a
reconectarte con la vida?
Para
el resto, para quienes están en un espacio intermedio y tienen la sensación de
que su vida va a cambiar en los próximos dos años (pero aún no saben muy bien
cómo ni en qué dirección), deben comprender que el no saber forma parte de la
alegría del descubrimiento. Si algo he aprendido es que nunca sabemos qué nos
espera a la vuelta de la esquina. No lo digo en sentido negativo; nuestra mente
se asusta con facilidad ante la idea de no saber qué nos espera, y nos
olvidamos de decirnos con una sonrisa: “No tengo ni idea de lo que aparecerá en
mi vida en los próximos meses”. Porque no lo sabemos, no importa lo intuitivos,
lo sabios o experimentados que seamos; la vida es un gran misterio.
Sin
embargo, lo que sí podemos hacer cada día es elegir cómo vemos las cosas y
co-crear cómo queremos que sean con la ayuda del Universo. No desde un lugar de
control, de miedo ni de separación, sino con la sensación de asombro y de
maravilla de un niño. La palabra “maravillarse” está muy ligada a la energía de
corazón. Este mes recibiremos numerosas invitaciones a momentos que podrían
hacernos sentir asombro o maravilla, asombro en el corazón. Momentos especiales
con personas que nunca habríamos imaginado, sanaciones con personas que no
habríamos imaginado, pero también una sensación de asombro con nosotros mismos
al comprobar nuestra capacidad de creación.
Recuerda:
la energía del miedo crea separación, división y contracción. Esa energía de
miedo nos está llegando continuamente desde varias fuentes, por lo que debemos
comprobar a diario cómo nos sentimos y qué necesitamos, para poder elegir así
qué vamos a hacer ese día en concreto. Cuando prestamos atención a todos estos
puntos, de manera espontánea nos volvemos también más generosos con los demás.
Hace
poco conocí a alguien que se sentía muy cansado, pero que no se permitía darse
un respiro porque las personas de su entorno le necesitaban. Le dije que, si no
le era posible ausentarse de su trabajo, que al menos se tomara una semana para
recuperarse durante el tiempo libre. Lo hizo, y semanas más tarde me comentó
que se sentía más fuerte; había podido retomar con más alegría la relación con
su familia y sus amigos, y ahora también tenía más para darles. Aunque, primero
tuvo que superar su propio juicio acerca de cómo iba a afectarles a los demás
darse a sí mismo el tiempo que necesitaba.
Es
algo que suele de ocurrirles a los sensitivos y a los trabajadores de Luz. Por
tanto, confía y recuerda que no le debes nada a nadie. Cuando cuidas de ti
mismo en primer lugar, de forma natural querrás cuidar de los demás después.
Sin embargo, si no cuidas bien de ti, podrías caer fácilmente en el
resentimiento, el juicio, la rabia o la frustración. Si sientes que emerge
alguna de esas emociones, comprende que la emoción en sí no es mala, pero quizá
te esté advirtiendo algo acerca de la situación en que te encuentras.
Piensa
en ello. ¿Hay algo que necesitas ajustar o corregir durante este mes? Sabemos
que Diciembre puede resultar un tanto caótico, con la Navidad, el consumo y
todo lo que flota en el aire… Lo que realmente ocurre en Navidad es que las
dinámicas familiares que posiblemente llevaban algún tiempo enterradas vuelven
a salir a la superficie y todos nos estresamos.
Por
consiguiente, pregúntate: ¿qué presencia puedo aportar a esta Navidad, cual es
mi regalo personal a esta estación? Incluso si no celebramos la Navidad,
siempre podemos estar lo más presentes posible y abiertos a la sensación de
maravilla y de energía de corazón.
Gracias
por estar ahí. Mucho amor para todos y nos vemos en 2018.
Lee
(c)
copyright 2017 - all rights reserved by Lee Harris Energy
Traducción:
Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
https://www.facebook.com/ManantialCaduceo
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