Helena Blavatsky
“La Ciencia Esotérica enseña que cada sonido
en el mundo visible despierta su sonido correspondiente en los reinos
invisibles y estimula a la acción alguna u otra fuerza en el lado Oculto de la
Naturaleza. Además, cada sonido corresponde a un color, a un número y a una
sensación en un plano. Todos éstos encuentran un eco en cada uno de los
elementos desarrollados hasta ahora, e incluso en el plano terrestre en las
Vidas que pululan en la atmósfera terrestre, motivándolos así a la acción”.
Es
por esta razón científica por la que cada religión insiste en la necesidad de
decir la verdad, decir la verdad amablemente, no decir la verdad de forma
desagradable y en no mentir. Sus repercusiones serán certeras ante el mundo, ya
sean positivas o negativas. En el mundo moderno expresar palabras
antiparlamentarias* se ha convertido en una moda, contribuyendo aún más al caos
existente, a la confusión y a la crisis. Las religiones insisten en decir la
verdad observando los cuatro principios cardinales mencionados anteriormente.
Las religiones también prohíben discursos críticos, juiciosos y maliciosos.
Decir palabras castas y apropiadas beneficia no solo al que las pronuncia sino
que también beneficia los alrededores. Discursos manipuladores y diabólicos con
intenciones maliciosas contribuyen al crecimiento de la inquietud por todas
partes. La razón del crecimiento de la inquietud en el mundo a pesar del
desarrollo tecnológico y científico es debido a la inhabilidad del hombre de
hablar adecuadamente. Aquel que conoce el arte del discurso puede ganar el
mundo entero. Aquel que no conoce el arte del discurso puede crear sin esfuerzo
tantos oponentes y enemigos como sea posible.
Nunca
se permitía en el pasado pronunciar las plegarias vocalmente. Esto es debido a
que hombres con discursos impuros, cuando pronuncian, causan resultados más
desastrosos que beneficiosos. Raramente la gente ignora los potentes efectos
adversos de la oración que pronuncian con lenguas impuras. “Para producir
buenos efectos, la plegaria debe ser pronunciada por aquel que sabe cómo
hacerse oír en silencio.” Cuando este tipo de personas pronuncian plegarias, ya
no son plegarias, sino que se convierten en mandatos. Los maestros que saben el
valor del sonido no recomiendan que las plegarias se pronuncien vocalmente. En
lugar de ello, recomiendan escuchar a aquellos que sean suficientemente aptos
para pronunciar la plegaria.
Una
plegaria pronunciada mentalmente dirigida a la Divinidad dentro de uno mismo es
mucho más beneficiosa que la plegaria pronunciada vocalmente, sin preparación
adecuada en cuanto a pureza y buena voluntad.
* Nota del traductor:
contrarias a las buenas costumbres o normas de un parlamento.
Carta Circular de Vaisakh Nº9 • CAPRICORNIO
2017/2018
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