Michael Berg
El pasaje de
Profetas que leemos después de la porción Vayeshev pertenece al Libro de Amós y
dice: “El Creador dice: ‘Levanté profetas de entre sus hijos y nazareos de
entre sus jóvenes’”.
Aquí,
nazareos significa estar completamente separados de la fisicalidad de este
mundo
y, por ende, conectados totalmente con la Luz del Creador. Rav Áshlag nos
dice que cuando hablamos de profecía nos referimos a la capacidad de llevar la
Luz a quienes aún no han establecido una conexión con el Creador. Un profeta es
un individuo que despierta una conexión con la Luz del Creador por los demás.
Cuando en
este pasaje dice: “Levanté de entre sus hijos”, los hijos representan a
aquellos que aún no se han conectado con la Luz del Creador. En generaciones
anteriores, había que encontrarse en un estado elevado para ser profeta, para
ser elegidos por el Creador como un canal para que la Luz fuese revelada y para
inspirar a otros a conectarse con la Luz del Creador. Sin embargo, en nuestra
generación, cualquier persona que lo desee realmente puede convertirse en un
profeta y puede ser elegido por el Creador para ser alguien que traiga esa Luz
al mundo.
¿Cómo
sabemos eso? En Isaías, cuando habla del tiempo llamado Corrección Final, el
fin del dolor, el sufrimiento y muerte en este mundo, dice que en ese día, el
día de la Revelación Final, se tocará una gran trompeta. Una trompeta que
motivará a los demás a conectarse con la Luz del Creador. No dice
específicamente quién hará este trabajo; pero sí que habrá personas que lo
harán, y luego todo el mundo establecerá una conexión total con la Luz del
Creador. El Midrash señala que usualmente se dice quién hará qué, se especifica
la persona que hará una cosa y la persona que hará otra. Pero en el versículo
de Isaías que habla del Final de la Corrección se deja el nombre en blanco,
simplemente dice que habrá gente que lo hará. ¿Por qué no se nos dice quién
será?
Cuando
hablamos de esta trompeta o de la voz que permitirá la eliminación del dolor,
el sufrimiento y la muerte de este mundo, nos referimos a quienes nos
inspirarán, nos elevarán, a quienes traerán la sabiduría al mundo. Y, reitero,
en generaciones anteriores había que ser elegido y formado. Pero en nuestra
generación, en nuestro tiempo, una persona elige si quiere ser parte del toque
de la trompeta, de la anunciación del canal de esa revelación de la Luz del
Creador en este mundo.
Por lo
tanto, cuando el Creador dice: “Levanté de entre sus hijos, de entre sus
jóvenes, profetas y nazareos”, significa que no hay que estar elevado
espiritualmente para formar parte del toque de esa trompeta, del trabajo que
hay que hacer para provocar la Redención Final. En generaciones anteriores había
que ser Moshé o Rav Shimón, por ejemplo. Pero en nuestra generación, cualquiera
que lo desee puede ser parte de esa revelación.
Por eso es
que en Isaías no dice quiénes serán los heraldos del Mashíaj, del fin del
dolor, el sufrimiento y muerte… porque cualquier persona puede ser quien reciba
la Luz que traerá la Redención Final a este mundo. Por eso no se puede decir
quiénes serán esas personas; habrá muchas que asumirán ese trabajo de tocar la
trompeta, de ser las mensajeras, las que traigan la Luz de la Redención Final a
este mundo y a los demás.
Y el Creador
dice: “Verteré Mi espíritu”, lo cual significa que el Creador verterá en
abundancia la Luz y la sabiduría en el individuo que decida ser un canal de esa
Luz para que sea capaz de realizar ese trabajo. El Creador dice: “Entonces
hasta el más joven de ustedes, el más pequeño”, para referirse al más pequeño
espiritualmente, “podrá convertirse en profeta”, el canal para traer esta Luz
de sabiduría al mundo. Eso quiere decir que en nuestra generación, incluso
quienes están en el fondo de los niveles espirituales, si activan su deseo de
ser un canal, pueden ser lo que llamamos “profeta” de esa Luz. Esto nunca había
ocurrido. En la época de Moshé, una persona podía querer ser profeta, un canal
verdadero de la Luz del Creador, pero no era posible.
Así pues, la
Luz que es revelada con la lectura de Amós, “Levanté profetas de entre sus
jóvenes… Los colmaré de una abundancia de Luz y sabiduría para que puedan
llevar esta Luz y este mensaje al mundo”, es tal que lo único que debe hacer
una persona es activar ese deseo. Por consiguiente, dice que llegaremos a la
Redención Final cuando suficientes personas escuchen este mensaje. No dice que
el Creador lo hará, tampoco habla de un profeta en específico; más bien, será
un grupo de muchas personas que asumirán el deseo de traer esta Luz y mensaje
al mundo.
Y, por
supuesto, el Lado Negativo nos dirá: “No, no puedes, no eres capaz”. Pero
cuando eso ocurra, tenemos que recordar lo que está escrito en los Profetas en
la semana de la porción de Vayeshev: hasta el menor de todos puede ser un
profeta. Tenemos que recordar que dice que el Creador verterá una abundancia de
Luz y sabiduría en cualquiera que despierte el deseo de ser un profeta. En esta
generación, el “más joven” de nosotros podría convertirse en profeta, un
verdadero canal para traer la Luz del Creador a este mundo.
Por lo
tanto, una de las más grandes revelaciones y deseos que necesitamos despertar
es: “Puedo y quiero ser un profeta de esta revelación, un canal para llevar
esta revelación al mundo, y estoy seguro de que aunque esté en el nivel más
bajo, si lo deseo, puedo convertirme en un profeta para la Luz del Creador”.
Esta es la Luz y la sabiduría que nosotros podemos llevar al mundo; ¿quiénes
somos nosotros? Cualquiera. El Creador verterá Luz y sabiduría a quien
despierte este deseo. Y tenemos el mérito en Shabat Vayeshev de ser motivados
tanto a desear como a recibir esta habilidad en gran medida, ser un canal que
lleve esta Luz al mundo y acercar a todos a la Redención Final.
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