By PHILEAS
Nassrudin se convirtió en el consejero del Califa y recibía personas de
todas las condiciones que le solicitaban ayuda.
Un comerciante llegó ante él y le preguntó: “Tengo un tremendo
dolor en los ojos. No puedo más y el médico no ha podido ayudarme. ¿Conoces tú
algún remedio para esto?”.
El singular consejero pensó unos momentos y, finalmente, dijo: “Una
vez tuve un dolor tan terrible como el tuyo pero en las muelas y finalmente la
única solución fue quitármelas…”
Las soluciones que sirven a unos no necesariamente valen para otros. Lo
que para unos es alimento, para otros es veneno. El sol que permite ver al
halcón con claridad, enceguece a la lechuza.
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