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20 de septiembre de 2022

ATLANTIS, LEMURIA, HIPERBÓREA, OTRAS CIVILIZACIONES ANTIGUAS E INTRATERRESTRES


Un mapamundi en el que han reaparecido los continentes "perdidos". Atlántida, Lemuria, Mu, Hiperbórea, etc.

HIPERBÓREA

Según la mitología griega, Hiperbórea era una región que se situaba más allá de Tracia, ciudad donde vivía Bóreas, el dios-viento del norte. Se trataba de una tierra mágica donde siempre era de día y brillaba el sol, y cuyos habitantes, que podían vivir hasta mil años, eran eternamente felices, libres de la vejez, de la enfermedad y de la guerra.

De los hiperbóreos se decía que eran inmortales, además de ser descritos como Dioses. El dios Apolo conducía cada diecinueve años su carro hacia esta región para rejuvenecer. También se dice que a Medusa la desterraron a aquellas tierras. Diversos fragmentos acerca de Pitágoras (569 a 475 A.C) sostenían que él provenía de los hiperbóreos. Sileno, en una de sus fábulas, decía que los hiperbóreos fueron los primeros hombres en ser visitados por los habitantes de otro continente más allá del océano que, asustados por lo que se encontraron, regresaron a su país y no volvieron más.

Autores modernos adscritos al esoterismo nazi, relacionado con el Tercer Reich de Adolf Hitler, postularon una teoría en la que a Hiperbórea la consideraron un posible origen de la "raza aria". La sociedad Ahnenerbe se habría dedicado a estudiar este tema y otros relacionados como las ciudades subterráneas.

De Hiperborea se dice que era prácticamente imposible llegar hasta allí, ya que este enigmático paraíso estaba custodiado por poderosas razas de semidioses que cuidaban de los hiperbóreos y era protegido por enormes muros de hielo transparente. Apolo, dios de la luz, era el único que recibía culto en Hiperbórea, donde se marchaba para pasar los largos inviernos. Por eso se supone que los hiperbóreos eran parecidos a él: rubios, altos y hermosos.

Hay muchas leyendas que hablan de los habitantes de estas tierras. Abaris, por ejemplo, era un sacerdote de Apolo hiperbóreo, que se marchó de su país y recorrió el mundo curando a la gente con su magia. El héroe Heracles, al llevar a cabo uno de sus doce trabajos, tuvo que perseguir a la Cierva de Cerinia hasta el país de los hiperbóreos, donde ésta se detuvo y al fin fue capturada.

Otros mitos griegos y romanos parecen referirse también a Hiperbórea. Hesiodo habla de una isla al norte del mundo donde los héroes vivían eternamente, gobernados por Cronos. Otras leyendas mencionan una isla Blanca donde los héroes como Aquiles son llevados después de la muerte. Por otro lado, existe la mítica isla de Thule, situada en el Polo Norte, más allá del mundo conocido por los griegos y romanos.

Existen otros pueblos que tienen mitos que encajan con la leyenda de Hiperbórea. Por ejemplo, los celtas irlandeses cuentan que descienden de un pueblo llamado los Tuatha Dé Danann, los hijos de Dana, que llegaron a las islas Británicas huyendo del naufragio de su civilización agonizante, situada en alguna isla al norte del océano. Los hindúes también hablan de una isla Resplandeciente situada al norte del mundo, donde habitaría el dios Visnú. Los persas, por su parte, pensaban que su raza provenía de una isla situada al norte.

Ya sea que se trate de Lemuria, Mu, la Atlántida o Hiperbórea, casi todas las culturas del mundo tienen leyendas que hablan de un continente desaparecido cuyos habitantes poseían una civilización superior.

Madame Blavatsky, la fundadora de la Sociedad Teosófica, afirmó que la ‘segunda raza raíz’ se originó en Hiperbórea, antes de que las ‘posteriores razas raíces’ de Lemuria y la Atlántida.

Los nazis cultivaron una vertiente esotérica que intentaba explicar enigmas tan distintos como el Santo Grial, el Arca de la Alianza o la existencia de la Atlántida. Una de sus leyendas favoritas era la de Hiperbórea, ya que pensaban que la raza aria era descendiente de los dioses rubios, hermosos e inmortales que habitaban al norte del mundo. Según la explicación nazi, Thule sería la capital de esa mítica Hiperbórea.

Milenarias tradiciones celtas, relatos de historiadores y navegantes griegos y textos sagrados de las religiones hindú y zoroástrica, entre otras evidencias históricas y legendarias, se refieren a la existencia de un continente en el Ártico hace unos 14.000 años, cuando en esas tierras reinaba un clima primaveral y abundaba la vegetación y la vida animal.

A causa de un abrupto cambio de temperatura, sus habitantes se vieron obligados a huir por mar, desembarcando en las costas de Europa, Asia y América, a cuyos aborígenes transmitieron su cultura y asombrosos conocimientos.

Es el caso de Hecateo de Abdera, historiador y filósofo de la escuela escéptica, quien recopiló buena parte de los relatos, entre historia y leyenda, que los eruditos griegos habían reunido en el siglo IV a. C. en relación al continente hiperbóreo, que estaría situado en las imprecisas tierras del «lejano norte».

Lamentablemente los escritos de Hecateo se perdieron para siempre, pues sólo sabemos del contenido de los mismos gracias a los trabajos de Diodoro de Sicilia, que vivió en el siglo I a. C. Según su descripción, «en las regiones más allá de la tierra de los celtas se esconde en el mar una isla no más pequeña que Sicilia (…)

Está situada en el norte y habitada por los hiperbóreos, que son llamados de esa manera porque su casa está más lejos del punto donde golpea el viento del norte».

Según Diodoro, esta isla se caracterizaba por sus tierras fértiles y clima templado, común denominador en todos los relatos legendarios de la Antigua Grecia en relación a estas tierras desconocidas. El poeta Píndaro (siglo VI a. C.) escribía que en Hiperbórea no existía la enfermedad ni la vejez y sus bellos y jóvenes habitantes disfrutaban de paz y armonía. Virgilio y Cicerón, que vivieron en el siglo I de nuestra era, aseguraban que los hiperbóreos gozaban de una felicidad sin igual y largas existencias. Por su parte, Ptolomeo (siglo II d. C.) y Marciano de Heraclea (siglo IV d. C.) sitúan el continente perdido en el Mar del Norte y señalan que en dicho territorio el sol salía únicamente una vez al año, lo cual apunta directamente a las regiones polares árticas.

La leyenda habla de una civilización antigua y lejos al norte, en algún lugar cerca de las regiones heladas del Polo Norte. Se dice que la civilización hiperbórea floreció en la región más septentrional del planeta Tierra en un tiempo en que la zona era apta para la vida humana.

Según ciertos sistemas esotéricos y tradiciones espirituales, Hiperbórea fue el principio terrestre y celeste de la civilización. El hogar del hombre original.

Algunas teorías postulan que Hiperbórea era el Jardín del Edén original, el punto donde se encuentran los planos terrenales y los planos celestiales.

Se dice que el hombre transgredió la “ley divina” en esta civilización de la Edad Dorada, siendo el precio final su destierro al mundo exterior.

La “Edad de Oro” es central en las tradiciones y mitos antiguos. Significativamente, la Edad de Oro aparece más frecuente en las tradiciones de las culturas desde la India hasta el norte de Europa - el área directamente debajo de las regiones polares.

La memoria o la imaginación de una edad de oro parece ser una particularidad de las culturas que cubren el área desde la India hasta el norte de Europa.

Pero en el antiguo Oriente Medio hay una reliquia evidente de la Edad de Oro en el Génesis, como el Jardín del Edén, donde la humanidad caminó con los dioses antes de la Caída. Los egipcios hablaban de épocas pasadas gobernadas por reyes-dioses.

Los textos Avesta iraníes hablan de los mil años de reinado de oro de Yima, el primer hombre y el primer rey, bajo cuyo gobierno el frío y el calor, la vejez, la muerte y la enfermedad eran desconocidos.

Cada descripción del período de la Edad de Oro relata cómo caminaban los "dioses" con los hombres en un ambiente perfecto y había un armonioso equilibrio entre lo terrestre y celeste. La humanidad no sufrió ninguna enfermedad ni envejecimiento en este paraíso eterno. Después de la caída, el hombre 'cayó' en el Tiempo y el Sufrimiento, perdiendo el don de la inmortalidad.

Portador De Luz

Teoría intraterrestre:

Puertas dimensionales:

Hay autores que han propuesto que los habitantes del interior de la Tierra podrían tener su origen en supuestos supervivientes de continentes desaparecidos del Atlántico y del Pacífico, como la Atlántida, Lemuria, Hiperbórea, etc. Siendo una civilización actualmente mucho más desarrollada que la nuestra. Estos autores también especulan que ellos se comunicarían con la superficie o incluso con seres de otros mundos mediante supuestas "puertas oceánicas" como el Triángulo de las Bermudas u el triangulo del dragón en oriente; así como cimas de montañas o lugares de poder, por ejemplo: Stonehenge o Finisterre.

Últimas evidencias:

El mito de Agharta, al igual que Shambhala, proclama, desde los inicios del movimiento teosofista, la existencia de un hipotético Rey del Mundo, que según las creencias esotéricas controlaría nuestro planeta desde hace siglos desde una civilización subterránea avanzada cercana al Himalaya.

También se relaciona con esta hipótesis el mito de la Cueva de los Tayos y las supuestas placas de oro que se encontraron en la misma, que los creyentes indican que habrían sido escritas por una avanzada civilización subterránea, y que explicarían el origen de la humanidad; igualmente que los mitos paganos de Ocenía, quienes sus habitantes, afirman que sus dioses venidos de las estrellas, después de compartir sus conocimientos con los humanos, descendieron a mundo subterráneo a habitar.

CONTINENTES PERDIDOS

LA ATLÁNTIDA:

Platón la describía como una gran isla que se encontraba; “Más allá de las Columnas de Heracles” (Estrecho de Gibraltar), y era más grande que Libia y Asia juntas. Según cuentan desapareció en el fondo del mar, y podía estar situado en el océano Atlántico, entre África y América.

LA LEMURIA:

Según cuentan, este continente habría sido engullido por las aguas del Océano Índico. A esta conclusión llegó el zoólogo Slater, que le puso el nombre por los restos de primates lemúridos encontrados en Malasia y Madagascar. Según su opinión La Lemuria habría desaparecido hace millones de años, pero algunos supervivientes habrían huido a Asia central; sus descendientes serían los habitantes de la India actual.

EL CONTINENTE DE MU:

Etienne Brasseur de Bourbourg, estaba traduciendo uso textos mayas cuando encontró unos símbolos M y U, entonces dedujo que existió un continente llamado Mu. Un tiempo después, el coronel John Churchward contó que unos sacerdotes hindúes le habían iniciado en los secretos de Mu. Estos sacerdotes le enseñaron a leer la lengua del continente perdido utilizando copias de textos inscritos sobre unas tablillas guardadas en templos hindúes y mexicanos.

Según contó, este continente se encontraba en el océano Pacífico y se extendía desde el estrecho de Bering hasta Australia y de la India a California. Se habría hundido en el mar hace 12.000 años.

LA HIPERBÓREA:

Este continente podría haber existido en las actuales regiones árticas, en un período en el que habrían gozado de un clima y una vegetación tropicales. Los hombres y mujeres de esta isla, rodeada de altas montañas, eran de una belleza sorprendente. Se hundió bajo el hielo.

PACIFICA:

Según dos geofísicos, Amos Nur y Zvi Ben Avrham, hace 125 millones de años, una masa de tierra (ellos la llaman Pacífica), habría derivado a través del océano Pacífico antes de hundirse, por el choque del encuentro con uno de los otros continentes, bajo las costas de Asia o América.

Reyes González

Ha llegado la hora de que el Ser Humano aprenda la beabá para ser un dios. Mucho se habla de Cabalá, Gnosis y otros aspectos de la Mística, pero nadie le muestra al Ser Humano la clave del verdadero camino, que, sin embargo, en todas estas ciencias herméticas, es fácil de encontrar y revelar. Según la Cabalá, tenemos 22 letras en el alfabeto hebreo, que deriva directamente de Senzar. Cómo sabemos esto?

Origen de los primeros hebreos

Vinieron de Cachemira -a través de la civilización de Harappa- a Mesopotamia trayendo consigo la antigua sabiduría de los Vedas, que es de origen totalmente atlante y, como dijo Helena Petrovna Blavatski, nos fue traída por seres altamente evolucionados.

El primero de estos seres, según la hermosa historia que nos cuenta, fue Sanat Kumara, Señor de Venus, quien llegó aquí en una colosal nave de luz en forma de pentagrama, trayendo consigo a los 72 Arhats o discípulos, quienes trajeron la semilla de la raza Adámica. : el linaje del Ser Humano, al cual pertenecemos. Esto se debe a que, siempre según HPB, el Ser que primero habitó aquí fue una energía informe (hiperbórea), que, dijo, formando una gran isla en el eje nórdico, una isla que, para muchos, habría perdido una parte y dejó otro que sobrevivió hasta nuestros días (Groenlandia).

Posteriormente, esta energía fue encarnándose astralmente hasta llegar a un cuerpo físico y recibió almas de otros planetas (una de ellas de la Galaxia Capilla).

De ahí viene el tema del famoso "Eslabón Perdido", y se sabe que seres con almas atrasadas que -según la misma H.P.B.- habitaban cuerpos simiescos, comenzaron a habitar otro planeta atrasado.

Luego hubo, en nuestro planeta, un lugar paradisíaco en el Océano Pacífico - un brazo del continente lemuriano conocido con el nombre de Mu, que en el dialecto Senzar significa "la primera tierra" (es decir, para explicarlo bien: la primera tierra habitada por seres sintientes). Y fue en este lugar donde, según HPB y otros grandes ocultistas, como Saint Alveydre y Eliphas Levy, tuvo lugar la famosa leyenda de Adán y Eva.

De la Cabalá sabemos que el nombre es Adán, que proviene de la palabra rojo, quizás porque el Ser habría sido de color rojizo oscuro. Y el lado eva del mito muestra que aún existían seres andróginos, hecho que es sabido por los orientales que, en sus fiestas mitológicas, como las que se organizan en la India, hacen aparecer bailarines vestidos con trajes femeninos.

Quizá sea de este estado andrógino originario de donde también proviene la leyenda de las amazonas, mujeres que vestían ropas masculinas.

La explicación para él es que el Ser aún tenía en sí la separación de los sexos, que en la leyenda bíblica aparece en el relato de Dios tomando a la mujer de la costilla del varón.

En sus viajes por la India, Blavatski llegó a ver un ser preservado con dos cabezas, que para nosotros hoy serían gemelos xifópagos, y este estado duró mucho tiempo que vemos relatado en la Biblia como el largo sueño en el que Dios sumió a Adán. separar a Eva.

Sin embargo, sabemos que aún hoy el Ser Humano sigue siendo consciente de su duplicidad, y que ésta se manifiesta hasta nuestros días (el que tenga oídos para oír, que entienda).

Esta primera raza que los griegos llamaron solar, porque venía del Norte, comenzó a nacer en el continente de Mu para dar inicio a la cuarta raza, la cual se solidificó totalmente en la Atlántida, situada en medio del Océano Atlántico - Atlántida que por para muchos sigue siendo una leyenda, pero ya se ha probado su existencia real. Mu desapareció bajo las aguas dejando atrás las innumerables islas oceánicas del Pacífico, pero algunos de sus habitantes lograron llegar hasta la Siberia nórdica.

Como ya se estaba produciendo el Cambio del Eje de la Tierra y esta región se iba volviendo más fría, se produjo un aclaramiento de la piel y el cabello de estos seres, dando origen a la llamada raza Aria -simbolizada entre los griegos por el dios Apolo, quien era rubio de ojos azules, y que, según ellos, siempre viajaba al Norte en su Concha Dorada (?).

La raza atlante, originaria de la mayor parte de las tierras de Mu, acabó pasando a África y mezclándose con los autóctonos, generando la raza conocida con el nombre de etíope, de la que son los abisinios y los hotentotes, con su 1,90 m de altura. descendientes directos.

En cuanto a la raza roja, también emigraron a África. Tenemos como ejemplo de esto a los primitivos egipcios de raza pura, de pelo lacio y tez oscura, que recuerdan mucho a los indios americanos.

Pero la Atlántida también tuvo otra raza que habitó más de la región norte conocida con el nombre de gaélicos, nombre que luego fue cambiado a galos y celtas, y cuyo tipo puro se fijó en Irlanda, Francia y en la propia Inglaterra y Escocia.

Otra raza, que por su forma también se asemejaba a rasgos egipcios, emigró a Occidente: los toltecas y, por qué no, los mayas.

Este embrollo del nacimiento de las razas que hoy habitan alrededor del Atlántico y en la región mediterránea nos da mucho material para reflexionar...*

Hiperbórea y La Búsqueda de La Iluminación Mística

(Jason Jeffrey)

Lejos al norte, en algún lugar cerca de las regiones heladas del Polo Norte, la leyenda habla de una civilización antigua y casi olvidada.

Mítica en carácter, se dice que la civilización hiperbórea floreció en la región más septentrional del planeta Tierra en un tiempo en que la zona era apta para la vida humana.

Según ciertos sistemas esotéricos y tradiciones espirituales, Hiperbórea fue el principio terrestre y celeste de la civilización. El hogar del hombre original. Algunas teorías postulan que Hiperbórea era el Jardín del Edén original, el punto donde se encuentran los planos terrenales y los planos celestiales.

Y se dice que el hombre transgredió la ley divina en esta civilización de la Edad Dorada, siendo el precio final su destierro al mundo exterior. El hombre se aventuró en otras regiones de la Tierra, estableciendo nuevas civilizaciones, poniendo fin a esta gran y gloriosa edad de oro.

La Edad de Oro es central para coleccionar las tradiciones y mitos antiguos. Significativamente, la Edad de Oro aparece más frecuente en las tradiciones de las culturas desde la India hasta el norte de Europa - el área directamente debajo de las regiones polares.

Joscelyn Godwin, en Arktos, El Mito Polar en Ciencia, Simbolismo y Supervivencia Nazi, dice:

La memoria o la imaginación de una edad de oro parece ser una particularidad de las culturas que cubren el área desde la India hasta el norte de Europa...

Pero en el antiguo Oriente Medio hay una reliquia evidente de la Edad de Oro en el Génesis, como el Jardín del Edén, donde la humanidad caminó con los dioses antes de la Caída. Los egipcios hablaban de épocas pasadas gobernadas por reyes-dioses.

La mitología babilónica... tenía un esquema de tres años eras, cada una durando mientras el equinoccio vernal [Primavera] hace precesión a través de cuatro signos del zodíaco; la primera de ellas, bajo el dominio de Anu, como una edad de oro, que terminó por la inundación.

Los textos Avesta iraníes hablan de los mil años de reinado de oro de Yima, el primer hombre y el primer rey, bajo cuyo gobierno el frío y el calor, la vejez, la muerte y la enfermedad eran desconocidos. 1

La teoría más desarrollada de este tipo, y probablemente la más antigua, es la doctrina hindú de los cuatro yugas.

Las cuatro edades en este sistema son,

Krita o Satya Yuga (cuatro unidades)

Treta Yuga (tres)

Dvapara Yuga (two)

Kali Yuga (una),

...todo el período de diez que compone una Mayayuga.

El Kritayuga corresponde a la Edad de Oro, el Kali Yuga al actual período de tiempo.

Cada descripción del período de la Edad de Oro relata cómo caminaban los "dioses" con los hombres en un ambiente perfecto y había un armonioso equilibrio entre lo terrestre y celeste. La humanidad no sufrió ninguna enfermedad ni envejecimiento en este paraíso eterno. Después de la caída, el hombre 'cayó' en el Tiempo y el Sufrimiento, perdiendo el don de la inmortalidad.

Madame Blavatsky, la fundadora de la Sociedad Teosófica, afirmó que la ‘segunda raza raíz’ se originó en Hiperbórea, antes de que las ‘posteriores razas raíces’ de Lemuria y la Atlántida.

El metafísico ruso Alexandre Dugin dice que era el hogar de la "gente solares", conectados a lo que hoy es el norte de Rusia.

"La gente solar", explica Alexandre Dugin, son un "tipo cultural espiritual" que son creativos, enérgicos y espirituales. Son lo contrario de la "gente lunar", un tipo psico-espiritual que son materialistas, conservadores y cautelosos de cualquier cambio.

Los antiguos griegos tenían una leyenda de Hiperbórea, una tierra de sol perpetuo más allá del "viento del norte".

Hecateo (aprox. 500 AC) dice que el lugar sagrado de los hiperbóreos, que fue construido, "Según el patrón de las esferas", puesto "en las regiones más allá de la tierra de los celtas" en "una isla en el océano."

Según los relatos populares, templo del Dios Apolo en Delfos fue fundado por individuos de Hiperbórea.

El poeta lírico griego Alceo (600 AC) cantó del viaje real o místico de Apolo a la tierra de los hiperbóreos:

¡Oh, rey Apolo, hijo del gran Zeus, a quien tu padre te entregó sucesivamente a tu nacimiento, con diadema de oro y lira de concha nácar, dándote además un carro tirado por cisnes para conducir, tendría haría ir a Delphi...

Pero sin embargo, una vez montado, hiciste que tus cisnes volaran a la tierra de los hiperbóreos.

El uso de un traje de estrellas bordadas por el Rey y 'Rey del Mundo' - la esfera celeste que sirve como símbolo de lo terrenal - es una costumbre que se remonta a los hiperbóreos.

Bordado en oro sobre seda azul estaban las figuras del sol, la luna y las estrellas.

Tales ropas fueron usadas por los reyes de la antigua Roma y Julio César, así como Augusto y los emperadores romanos.

Estatuillas de barro encontradas en una tumba en Yugoslavia muestran al 'Apolo hiperbóreo' en un carro tirado por cisnes. El dios lleva, en el cuello y el pecho, figuras amarillas del sol y las estrellas; en la cabeza tiene una corona de rayos con una cinta que tiene un patrón de zig-zag.

Su túnica, que llega al suelo, es de color azul oscuro con diseños amarillos.

El Colapso de Hiperbórea

Una de las teorías más populares para el colapso de Hiperbórea fue una inclinación física (catástrofe) del eje de la Tierra. La transgresión del hombre de la Ley Divina causó un cambio en el equilibrio metafísico, cuyo efecto fue catastrófico en el plano de la Tierra.

Julius Evola, el renombrado metafísico italiano explica que en este punto, el primer ciclo de la historia se cerró, y aquel de la segunda, el Atlante, empezó:

El recuerdo de este asiento Ártico es el patrimonio de las tradiciones de muchas personas, ya sea en forma de alusiones geográficas reales, o de símbolos de su función y significado original, a menudo transferidos a un significado super-histórico, o de lo contrario se aplican a otros centros que pueden considerarse como copias del original...

Por encima de todo, uno notará la interrelación del tema del Ártico con el tema del Atlántico... Se sabe que el fenómeno astrofísico de la inclinación del eje de la tierra provoca un cambio de clima de una época a otra.

Además, como dice la tradición, esta inclinación se llevó a cabo en un momento dado, y de hecho a través de la alineación de un hecho físico y un hecho metafísico, como si un desorden en la naturaleza reflejase una cierta situación de orden espiritual...

En cualquier caso, fue sólo en un determinado momento que el hielo y la noche eterna descendieron sobre la región polar. Luego, con la emigración forzada de dicho domicilio, el primer ciclo se cerró y el segundo se abrió, iniciando la segunda gran época, el ciclo atlante. 2

La memoria de una Edad de Oro, aunque dada de forma arquetípica o mitológica, sirve a un propósito super-histórico.

Esta es la razón por la cual el recuerdo de la antigua civilización de la Atlántida es a veces enredado con el de Hiperbórea. No podemos esperar "probar" la existencia física de estas civilizaciones.

Es sabido que todos los mitos tienen una base histórica. Transmitidos principalmente por tradición oral, están envueltos en una historia pegadiza y simple que asegura su supervivencia y su transmisión a través de las edades.

El mito cumple una función muy importante - un recuerdo de nuestros orígenes, un conocimiento de hacia dónde nos dirigimos y qué se supone que debemos hacer.

Es sólo ahora en el Kali Yuga que nos hemos desconectado de la tradiciónperdiendo la capacidad de interpretar correctamente y comprender los mitos con los núcleos históricos de la verdad.

Hiperbórea Revivida

La leyenda de Hiperbórea revivida durante los siglos 18 y 19, cuando un aluvión de libros fueron publicados, lidiando con la idea de que la civilización no había aparecido por primera vez en el Medio Oriente, sino en otro lugar.

La teoría popular del día postula que los llamados 'arios' (los europeos) eran superiores y más inteligentes que los semitas (los pueblos del Medio Oriente).

Por lo tanto, lógicamente, la civilización no podría haberse originado en el Oriente Medio y el hebreo probablemente no fe la primera lengua.

Los franceses de la Ilustración no tenían ninguna duda de que "Eden" estuvo situado en un terreno más alto.

Los alemanes de manera similar, quienes fueron en busca de sus Aufklärung (Iluminación), también trataron de ser libres de una historia ligada a las regiones del Mediterráneo y de Oriente Medio.

Los estudiosos británicos y alemanes estudiaron la antigua civilización india (védica) y apoyaron el idioma sánscrito. Muchos creían que el sánscrito era el idioma original de los "arios".

Con nuevas fuentes de conocimiento del antiguo Egipto, Caldea, China y la India, los investigadores estaban pisando terreno peligroso en cuanto a cuestionar los orígenes del hombre.

La historia bíblica aún era estrictamente sostenida, y moverse demasiado lejos de esta frontera histórica podría haber silenciado a cualquiera.

Escritores como Jean-Sylvain Bailly (1736-1793), el Rev. Dr. William Warren (1800), Bal Gangadhar Tilak (1856-1929 ) y S.A. Spencer (1900), desarrollaron teorías, a menudo préstamos de fuentes anteriores, tratando de demostrar los orígenes del hombre en la región polar.

El libro de Tilak, Arctic Home (publicado 1903) comienza afirmando el hecho bien conocido de que el clima cálido se mantiene en las regiones del Ártico, lo que demuestra que el clima era muy diferente durante el período interglacial. Según Tilak, los científicos reconocen la existencia, en el pasado, de un cálido continente circumpolar, y las circunstancias allí no habrían sido tan desfavorables como han sido imaginadas.

Tilak estaba convencido que los antiguos textos védicos de la India apuntan inequívocamente a un "reino de los dioses" donde el sol sale y se pone una vez al año, demostrando que sus escritores podían entender las condiciones astronómicas en el Polo Norte.

Tilak, que tenía un perfecto dominio de la lengua védica, colocó el hogar original del Ártico que existió alrededor de alrededor de 10,000 antes de Cristo, justo antes de su destrucción y el comienzo de la última edad de hielo.

Su libro tuvo poco impacto en Occidente, pero era popular en la India.

Cuando el sabio de Zoroastro H.S. Spencer escribió su libro El Eclíptico Ciclo Ario (1965), un desarrollo de la obra de Tilak, fue capaz de obtener el respaldo de Sir S. Radhakrishna, entonces Presidente de la India. Así como de dignatarios de la Sociedad Teosófica en Adyar y del Ashram Sri Aurobindo en Pondichary.

El enfoque de Spencer no comenzó con las escrituras védicas, sino con las escrituras zoroástricas, yendo más allá de Tilak en la localización de la marcha de los 'arios' del Norte a su nuevo hogares, y los cismas que les aquejaron en el camino.

Los 'arios' de Spencer hicieron sentir su presencia después de que viajaron a lo largo y ancho. Ellos moldearon las religiones y las culturas de Egipto, Sumeria, Babilonia, y de los semitas, hasta entonces adoradores de deidades lunares femeninas.

Sin embargo, la búsqueda de una "Hiperbórea" terrestre por muchos investigadores y el movimiento de una ‘raza’ original ha sido extremadamente difícil y presuntuoso. Demostrar la posible habitación humana en el Polo Norte en algún lugar entre 8,000 y 10,000 antes de Cristo no es poca cosa, sobre todo si usted vivía en el siglo 18.

Se postulan numerosas teorías que ofrecen "evidencia" contradictoria o tendenciosa que sólo han servido para desacreditar la noción de Hiperbórea. Lo mismo podría decirse de las teorías que tratan de probar la existencia del 'continente perdido de la Atlántida'.

La campaña para demostrar la realidad de una Hiperbórea terrestre ha eclipsado su importancia oculta y simbólica.

El Polo Espiritual

En la búsqueda para descubrir la ubicación "física" de Hiperbórea, la mayoría de los escritores pasan por alto la posibilidad de que la mitología sirve a un especial propósito simbólico y espiritual.

¿Qué hay si la verdad detrás de la leyenda era esotérica, y no exotérica como algunos aún hoy siguen manteniendo?

Muchas tradiciones hablan de un centro espiritual supremo o 'país supremo'. El 'país supremo' que no estaba necesariamente en un punto terrestre específico, sino que existe en un estado primordial, no afectado por los cataclismos terrestres.

El 'país supremo', comúnmente considerado como "polar" en la orientación, simbólicamente es siempre representado como en el "eje del mundo" - y en la mayoría de los casos es referido como una "montaña sagrada".

René Guénon en su libro El Señor del Mundo dice:

Casi todas las tradiciones tienen su nombre para esta montaña, como el Meru hindú, el Alborj Pérsico y el Montsalvat de la leyenda del Grial occidental.

También está la montaña árabe Qaf y la Olympus griega, que tiene en muchos aspectos la misma significación. Este consiste en una región que, como el Paraíso Terrenal, se ha vuelto inaccesible para la humanidad ordinaria, y que está más allá del alcance de los cataclismos que trastornan el mundo humano al final de ciertos períodos cíclicos.

Esta región es el auténtico 'país supremo’, que, según algunos textos védicos y el Avesta, fue originalmente situado hacia el Polo Norte, incluso en el sentido literal de la palabra.

Aunque puede cambiar su localización en función de las diferentes fases de la historia de la humanidad, sigue siendo polar en un sentido simbólico, porque en esencia representa el eje fijo alrededor del cual todo gira. 3

Los textos védicos dicen que el ‘país supremo’ es conocido como Paradesha, también llamado el ‘Corazón del Mundo’. Es la palabra de la que los caldeos hicieron Pardes y los occidentales Paraíso.

Hay notablemente otro nombre para él, probablemente, aún más antiguo que Paradesha.

Este nombre es Tula, llamado por los griegos Thule. Común a las regiones desde Rusia hasta América Central, Tula representa el estado primordial del que emanaba el poder espiritual.

Se sabe que la Tula mexicana debe su origen a los toltecas que vinieron, se dice, desde Aztlán, la ‘tierra en medio del agua’, que es, evidentemente, la Atlántida.

Ellos trajeron el nombre de Tula desde su país de origen y se lo dieron a un centro que por consecuencia debe haber reemplazado, en cierta medida, el del continente perdido. Por otra parte, la Tula Atlante debe distinguirse de la Tula Hiperbórea, esta última representando el primer y supremo centro. 4

En este caso - Tula - que representa un centro de autoridad espiritual - no permanece fija en un lugar geográfico.

Guénon afirma que el ciclo atlante, sucesor del ciclo de Hiperbórea, está asociado con Tula. El Tula Atlante es una imagen del estado primordial original que se encuentra en una ubicación norte o Polar. A medida que progresan hacia adelante los ciclos mundiales, el asiento supremo del poder espiritual retrocede más y más a la clandestinidad y la oscuridad.

Esto, por supuesto, es deliberado y predecible a medida que la humanidad desciende al fin del mundo (Kali Yuga), progresivamente enredándose en sí en el plano material hasta que se impone la reversión del orden mundial establecido.

Cabe destacarse aquí que Tula, o la centro de la autoridad espiritual, constituye el punto fijo conocido simbólicamente a todas las tradiciones como el "polo" o eje alrededor del cual gira el mundo. Metafísicamente hablando, el mundo gira alrededor de este centro de poder, incluso si no es geográficamente Norte o Sur.

En la tradición budista 'Chakravarti' literalmente significa "El que hace girar la rueda", es decir, aquel que, estando en el centro de todas las cosas, dirige todos los movimientos sin participar él mismo, o quien es, en palabras de Aristóteles, el "movedor inmóvil".

El giro del mundo, el 'Polo' y el eje, se combinan para representar una rueda en las tradiciones Celtas, caldeas e hindúes.

Tal es el verdadero significado de la esvástica, vista en todo el mundo desde el Lejano Oriente hasta el Lejano Oeste, que es intrínsecamente el 'signo del Polo'.

El Polo y la Iluminación Mística

Es en Irán medieval donde encontramos la literatura existente sobre el Polo Espiritual y la experiencia de la ascensión mística a la misma.

Los sufíes iraníes, basados, no sólo en el Islam, sino que también en las tradiciones mazdea, maniquea, hermética, gnóstica y tradiciones platónicas, mezclan un conocimiento sagrado que dice ser una práctica "científica", mística y filosófica.

Esotéricamente... los teósofos persas no sitúan su "Oriente" ni al Este ni al Sur, inclinándose en oración hacia la Kaaba.

"The Oriente buscado por la mística, el Oriente que no puede ser localizado en nuestros mapas, está en la dirección del norte, más allá del norte."

[El hombre de luz en el sufismo iraní por Henry Corbin, 1978]

Acerca de este Polo reina una oscuridad perpetua, dice el relato de Hayy ibn Yaqzan, uno de los relatos visionarios de Avicena (Ibn Sina).

"Cada año, el sol naciente brilla sobre el en un tiempo fijo. Él que se enfrenta a la oscuridad y no duda en sumergirse en a ella por temor a dificultades llegará a un vasto espacio, sin límites y lleno de luz."

[Ibid]

Esta oscuridad, dice Corbin, es la ignorancia del hombre natural.

"Pasar a través de él es una experiencia aterradora y dolorosa, ya que arruina y destruye todas las potencias y normas en las que vive y de las que depende el hombre natural..."

[Ibid]

Pero debe ser enfrentado conscientemente antes de poder adquirir la gnosis salvadora de la luz más allá.

La Oscuridad alrededor del Polo, anualmente atravesada por los rayos del sol, es a la vez terrestre y simbólica. Por un lado, esta es la situación en el Polo Norte, donde hay seis meses de noche y seis de día. Es característico de la tradición esotérica que la misma imagen es válida en dos o más niveles.

Pero como Corbin y Guénon nunca se cansaron de señalar, el nivel simbólico no es una construcción imaginaria sobre la base de hechos terrestres duros: es todo lo contrario. En el presente caso, la experiencia mística de penetrar la oscuridad en el Polo es una realidad fundamental y una auténtica experiencia del individuo.

El hecho de que la puesta a punto del mundo material refleje la geografía celeste es lo que es contingente. En resumen, en esta enseñanza como en el platonismo, es el reino suprasensible que es real, y el reino material que es una sombra de ella. 5

El buscador, a través de profunda meditación sobre asuntos espirituales, logra entrar en un mundo de experiencia mística, y hace una peregrinación a Hiperbórea que no puede ser descubierto a partir de mapas.

Aristeas, el poeta griego, en éxtasis chamánico, se dice que viajó a Hiperbórea mientras estuvo "poseído por Apolo". El viaje místico del alma a Hiperbórea es común en la literatura griega antigua.

El viaje a este polo a veces se ilustra como el ascenso de una columna de luz, que se extiende desde las profundidades del infierno al lúcido paraíso en el norte cósmico.

Como se mencionó anteriormente, el Polo es también una montaña, llamada Monte Qaf en la tradición islámica, cuyo ascenso, como la escalada de Dante a la montaña del Purgatorio, representa los peregrinos avanzando a través de estados espirituales.

Guénon, en El Señor del Mundo, explica, "La idea que evoca la representación en discusión es esencialmente una de ‘estabilidad’, que es en sí mismo una característica del Polo."

La montaña, que es referida como una 'isla', "permanece inmóvil en medio de la agitación incesante de las olas, una perturbación que refleja aquella del mundo externo.

Por consiguiente, es necesario cruzar el 'mar de pasiones' con el fin de alcanzar el ‘Monte de Salvación’, el ‘Santuario de la Paz'

Nuestra búsqueda de Hiperbórea es nuestro deseo de volver a Paradesha o Paraíso - el resorte primordial de la existencia original del hombre. La importancia de conocer la localización terrestre de una civilización perdida en las regiones del norte está por lo tanto eclipsada por su relevancia simbólica.

Buscar Hiperbórea es la búsqueda de la iluminación espiritual. La Montaqña, la isla, la roca inmóvil, fija en una orientación polar, transmite una representación simbólica de nuestra búsqueda de la Última Realidad.

Su inmovilidad nos ancla a esta importante tarea.

Notas al pie

Arktos, El Mito Polar en Ciencia, Simbolismo y Supervivencia nazi por Joscelyn Godwin, p.. 6

Citado en Arktos, El Mito Polar en a Ciencia, Simbolismo y Supervivencia nazi, p. 58-9, Revuelta fuente original Contra el Mundo Moderno por Julius Evola, 1951.

El Señor del Mundo por René Guénon, p.. 50

Ibid, p. 56

Arktos, El Mito Polar en Ciencia, Simbolismo y Supervivencia nazi por Joscelyn Godwin, p. 167-8.


 

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