En el Zóhar, Rav Shimón bar Yojái
revela que Moshé y Yaakov no murieron. Suena como una declaración descabellada
en un principio; una que contradice a la Torá, que dice claramente que Moshé
murió y detalla el funeral y el sepulcro de Yaakov. Incluso Rav Shimón se
cuestiona a sí mismo en esta sección. ¿Qué quiere decir que Moshé y Yaakov no
murieron, y qué significa esto en nuestra vida?
"CADA
UNO DE NOSOTROS TIENE EL POTENCIAL DE VIVIR EN UNA REALIDAD SIN LA
MUERTE."
El Zóhar explica que la muerte es
solamente una ilusión que experimentamos a través de nuestra perspectiva
limitada del mundo. Existe una realidad en la que la muerte no ocurre y la vida
continúa eternamente. Cuando un individuo alcanza la unión total con el
Creador, la muerte no puede tocarlo y no muere, sino que continúa viviendo en
esta otra realidad, libre de la muerte y el dolor. Dado que Moshé y Yaakov
habían alcanzado este nivel de transformación total, ellos no experimentaron lo
que nosotros conocemos como muerte. Solo las personas que los rodeaban
percibieron su muerte, porque todavía vivían en el mundo ilusorio.
La lección aquí es que cada uno
de nosotros tiene el potencial de vivir en una realidad sin la muerte. Saber
que dicha realidad existe es el primer paso para llegar a ella. Después tenemos
que hacer el difícil trabajo de transformarnos por completo.
Rav Áshlag desarrolla este
concepto de inmortalidad en Las Diez Emanaciones Luminosas. Él nos
enseña que nuestra alma proviene del Creador y que estamos hechos de la misma
esencia que Él, salvo por una diferencia muy importante: nosotros, como seres
humanos, tenemos el Deseo de Recibir para Sí Mismo. Este es el lado egoísta de
nosotros que nos hace desear cosas solo para nosotros. En general damos por
sentado que la gente tiene naturalmente este lado egoísta, pero, tal como Rav
Áshlag revela, esto en realidad no es parte de quienes somos o de quienes
debemos llegar a ser. Somos parte del Creador y estamos destinados a ser como
el Creador, estar unidos en pensamiento y acción.
Esto significa que el Deseo de
Recibir para Sí Mismo es el único aspecto de nosotros que nos separa del
Creador. Dado que el Creador es la fuente de la vida, cualquier cosa que nos
separe de Él es una separación de la vida misma. Esto es lo que nos causa la
muerte. Morimos cuando al final somos completamente dominados por nuestro Deseo
de Recibir para Sí Mismo y nos desconectamos del Creador.
El proceso de desconexión es
lento y usualmente no tenemos idea de que está ocurriendo. Cada vez que
realizamos una acción del Deseo de Recibir para Sí Mismo, nos apartamos de la
fuente de vida. Imagina que estamos sujetados al Creador por una serie de
cuerdas. Cada vez que realizamos una acción egoísta, cortamos una de esas
cuerdas, hasta que finalmente no hay nada en absoluto que nos vincule con el
Creador. Ahí es cuando nuestro cuerpo muere. Cuando llegamos al final de
nuestra vida, no es que alcanzamos un nivel máximo del egoísmo, sino que hemos
cometido suficientes acciones egoístas a lo largo de nuestra vida y ahora
estamos completamente desconectados.
"A través de este proceso de
transformación, pudieron alcanzar la inmortalidad."
Por otro lado, cada vez que
realizamos una acción verdaderamente desinteresada, nos acercamos al Creador y
fortalecemos esas cuerdas. Las almas justas como Moshé y Yaakov pudieron
alcanzar esta unidad total con el Creador al transformar por completo su Deseo
de Recibir para Sí Mismo en un altruista Deseo de Recibir para Compartir. Y a
través de este proceso de transformación, pudieron alcanzar la inmortalidad.
Este es el propósito de nuestra vida: transformar nuestro Deseo.
Solemos pensar que hay acciones
egoístas y acciones dadoras, y que mientras nos mantengamos en el ámbito de las
acciones dadoras estaremos bien. Pero, según Rav Áshlag, esto no es exactamente
cierto. La mayoría de las acciones dadoras de la gente todavía están en el
ámbito del egoísmo, porque esperamos ver algún resultado; ya sea emocional,
físico o incluso espiritual. Si nuestras acciones dadoras tienen la expectativa
de recibir algo, no son verdaderas acciones dadoras. No solo estas acciones no
nos acercan al Creador, ¡sino que tienen el efecto contrario! Lo que creemos
que es una acción dadora en realidad puede estarnos separando de la Luz del
Creador si nuestro propósito es recibir algo a cambio.
Esta es una revelación asombrosa
y muy atemorizante. Si entendiéramos que nuestro egoísmo está directamente
relacionado con la muerte, ¿no nos esforzaríamos más en ser altruistas? Es por
ello que es tan esencial que hagamos introspección y descubramos la intención
detrás de nuestras acciones. ¿Estamos actuando con verdadero desinterés o
estamos esperando recibir algo a cambio de nuestra acción dadora? Debemos
analizar el bien que hacemos y purificarlo de cualquier egoísmo que tenga
adherido.
Rav Áshlag nos enseña que estamos
destinados a alcanzar el nivel en el que estemos completamente adheridos al
Creador, al igual que Moshé y Yaakov, pero no es fácil llegar allí. Es
importante que nos esforcemos en alcanzar ese nivel de adhesión, pero también
es importante que no nos mortifiquemos en el transcurso, recordar que es un
proceso de toda una vida y que es increíblemente difícil de lograr. Es por eso
que tenemos las herramientas del estudio y la oración para orientarnos. A
través del trabajo espiritual, podemos transformarnos en seres más dadores y
alcanzar la verdadera inmortalidad.
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