Un estudiante con quien no había tenido ninguna interacción personal
antes se acercó el otro día después de clases a pedirme un consejo. Uy.
Dar consejos es un asunto muy delicado. Cuando más trabajo en mí misma y
más esfuerzo hago en mi trabajo espiritual, menos consejos quiero dar. Es una
responsabilidad enorme que puede tener
consecuencias terribles si no es el
consejo correcto. Sin mencionar que la persona que pide el consejo
no tendrá buenos resultados si no se hace responsable de haber aceptado el
consejo en primer lugar.
"DAR CONSEJOS
ES UN ASUNTO MUY DELICADO."
Los problemas surgen cuando escogemos seguir consejos ciegamente; sin
importar de quién provenga esa orientación o consejo. Estar dispuestos a
entregar la capacidad de pensar por nosotros mismos es una vía rápida para no
asumir la responsabilidad de nuestra vida y las decisiones que tomamos en ella.
Esto es un acto de conciencia de víctima, una que crea el escenario propicio
para que aparezca el caos… ¡y sí que aparecerá!
¿Has notado como solemos pedir consejos cuando en realidad lo que
buscamos es confirmación? Cuando alguien busca la confirmación de
alguna idea, no está abierta a escuchar nada más. Por lo tanto, cuando nos dan
el consejo lo ignoramos o simplemente escuchamos lo que queremos escuchar.
Una vez observé a una mujer acercarse a mi maestra, Karen Berg,
fundadora del Centro tal y como lo conocemos hoy en día. Esta mujer buscaba el
consejo de Karen con relación a si debería casarse con el hombre con quien
estaba saliendo en aquel momento. Ella le preguntó a Karen: “¿Hacemos buena
pareja? Deberíamos casarnos?”. A lo cual Karen contestó que el hombre en
cuestión era un muy buen hombre que necesitaba tiempo para expandir su negocio.
Cuando la mujer escuchó el consejo de Karen, estalló de felicidad y le
agradeció muchísimo a Karen.
Yo estaba desconcertada con la conversación. Dije: “Karen, no
contestaste la pregunta”. A lo cual Karen respondió: “Lo sé”. Entonces me había
quedado claro que esta mujer no deseaba consejos, ya que habría notado que su
pregunta no fue contestada. Ella escuchó lo que quería escuchar.
Otra táctica que a algunos nos gusta emplear cuando buscamos afirmación
es pedirles consejos a nuestros coetáneos. ¿Por qué? Porque nuestros coetáneos
transitan con los mismos filtros y perspectivas que tenemos nosotros. Hay una
gran probabilidad de que escuchemos lo que queremos escuchar.
Imagina una columna de consejos en la que las personas que hagan las
preguntas reciban consejos de sus amigos del mismo grupo etario. Probablemente
sería algo así:
"SOLEMOS PEDIR
CONSEJOS CUANDO EN REALIDAD LO QUE BUSCAMOS ES CONFIRMACIÓN."
Pregunta de Ana, 23 años: Conocí a un hombre con el que he estado
saliendo últimamente. Me invitó a su casa esta noche. Creo que me está dando
señales de que quiere algo más físico. ¿Qué debo hacer?
Coetánea de Ana, 23 años: ¿Es guapo? ¿Es divertido? Si es así,
¡adelante!
Ana, 33 años: Conocí a un hombre con el que he estado saliendo
últimamente. Me invitó a su casa esta noche. Creo que me está dando señales de
que quiere algo más físico. ¿Qué debo hacer?
Coetánea de Ana, 33 años: ¿Desde hace cuanto tiempo lo conoces? ¿Ha
demostrado que tiene interés en una relación comprometida a largo plazo
contigo? ¿Tienes información verdadera sobre él? ¿Has revisado sus
“antecedentes”? ¿Conociste a su familia y amigos? Tu reloj biológico está
sonando. ¿Tiene un buen empleo? ¿Se ha “ganado” tu tiempo y afecto? ¿Te quieres
casar con él? ¿Ha dejado claro que se quiere casar contigo? ¿Has analizado
profundamente las repercusiones antes de contestarle?
Ana, 83 años: Conocí a un hombre con el que he estado saliendo últimamente.
Me invitó a su casa esta noche. Creo que me está dando señales de que quiere
algo más físico. ¿Qué debo hacer?
Coetánea de Ana, 83 años: ¿Puede respirar sin necesidad de un respirador
artificial? Si es así, ¡adelante!
"JETHRO’S HEART WAS OPEN TO HEARING
OTHERS."
Hablando de consejeros, Yitró, que tiene una porción bíblica con su
nombre, fue primero consejero del Faraón en Egipto y después de Moshé en el
desierto.
La Biblia Kabbalística plantea la pregunta de cómo una persona como
Yitró, que comenzó como una persona extremada negativa, se transformó de una
forma tan profunda que tuvo el mérito de que Moshé le pidiera consejos. ¿Qué
hacía diferente y especial a Yitró? ¿Qué podemos aprender de él?
Cuando Yitró era sacerdote de Midián, nunca fue complaciente, nunca
estaba satisfecho. Él siempre buscaba una verdad superior. Yitró estaba abierto
a oír, a escuchar y, más importante aún, a aprender de todos.
Esto me recuerda a una cita de Rav Berg: “Un hombre sabio es aquel que aprende
de todos”. En efecto, lo único que el Creador desea de nosotros es que estemos
abiertos.
A menudo preguntamos algo a la Luz del Creador y después nos quejamos
porque no recibimos una respuesta, cuando la verdad es que no estamos abiertos
a escuchar la respuesta de la Luz. Estamos abiertos a escuchar solo si es la
respuesta que queremos oír. Estar abiertos a la Luz comienza con estar abiertos
a otras personas. No tenemos que defendernos, no tenemos que argumentar cada
observación y, ciertamente, no tenemos que aceptar el consejo.
Yitró escuchaba a la Luz en su interior porque estaba abierto a escuchar
a los demás. Todos podemos obtener la conexión que Yitró tenía simplemente al
despertar nuestro deseo de estar abiertos a escuchar a la Luz, que puede
percibirse como la voz de nuestro verdadero ser o nuestra alma. A fin de
cuentas, tenemos todas las respuestas que necesitamos. Si queremos el consejo
de la Luz, todo lo que tenemos que hacer es abrir el corazón y los oídos para
escuchar la voz de nuestra alma, la verdadera voz interior.
Quiero dejar claro que no te estoy diciendo qué hacer. Yo nada más digo…
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