por el Maestro
Ascendido El Tibetano
Lo que
está sucediendo hoy [...] no traten de evadir la responsabilidad trasfiriéndola
a los hombros de los hombres espectaculares o estadistas, dictadores, o algún
grupo. No señalen a una sola persona o grupo, acusándolos de ser la causa de la
condición mundial actual. Tampoco esperen que una sola persona o un solo grupo,
traiga la liberación o halle solución al problema mundial. Esto debe
hacerlo la humanidad misma.
Los
métodos erróneos empleados y la maldad, son defectos de la humanidad y de los
hábitos mentales que trasformaron al género humano en egoísta y cruel y es la
causa de que este espíritu grande y
universal de la voluntad de cambio, se
manifieste tan poderosa y cruelmente.
La
humanidad debe comenzar a actuar. Reconocer la responsabilidad, los errores
conjuntos, los antiguos conceptos erróneos, las actitudes y costumbres mentales
equívocas, el propósito y la intención mundial egoísta, el espíritu de agresión
universal que, a través de las edades influyó primero a una nación y luego a
otra, la tendencia del siglo pasado a cristalizarse y a ser estático, las
fuerzas reaccionarias por todas partes - son defectos universales y ninguna
nación ni raza está libre de culpa ni tienen las manos totalmente limpias.
En
todas partes hay mezcla de móviles. El nacionalismo, la agresión, el egoísmo y
la crueldad de todos los países, enfrentan el deseo de un entendimiento
mundial, relaciones pacíficas y también un espíritu altruista y benéfico en
todas las naciones. Las Fuerzas de la Luz tienen sus adherentes y trabajadores
en todos los países.
La
universalidad de estas condiciones y la nitidez de las cosas han hecho de este
período una oportunidad e iniciación planetaria. La iniciación es esencialmente
salir de los antiguos controles y entrar en el control de valores más
espirituales y acrecentadamente superiores. La iniciación es una
expansión de conciencia que conduce a un creciente reconocimiento de las
realidades internas. Es también el reconocimiento de un renovado sentido de
necesidad de cambio y de la dirección inteligente de estos imprescindibles
cambios, para que pueda tener lugar un proceso real; la conciencia se expande y
se vuelve más generosa y divinamente incluyente, y el alma controla en forma
nueva y poderosa, al asumir acrecentadamente la dirección de la vida del
individuo, de una nación y del mundo.
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