En otro
artículo llamado La transformadora magia de hacer silencio,
describí mi experiencia mientras tenía una discusión con mi padre cuando yo
tenía 16 años. No hicimos las paces y él murió antes de que pudiéramos
reconciliarnos. Fue una muerte súbita e inesperada. Evidentemente, yo estaba
más que devastada.
Ahora
considero a la Muerte como la mejor “amienemiga”.
"DESDE OTRO PUNTO DE VISTA, TAMBIÉN FUE UN REGALO".
La Muerte
visitó mi hogar dos veces. La primera vez fue por mi padre y la segunda vez por
mi madre. Después hubo la partida de mi querido cuñado que para mí era más como
un hermano que un cuñado. Cuando la Muerte vino por mi querido maestro y padre
espiritual, Rav Berg, sentí como si hubiese perdido a mi propio padre
nuevamente. Era surreal. No podía ser. ¡¿Cómo la Muerte podía hacerme esto?!
Sostuve a
una querida amiga en mis brazos mientras ella moría. Fui testigo de cómo su
alma salía gradualmente de su cuerpo. Este fue mi encuentro más cercano con la
Muerte. Podía sentir la presencia de la Muerte en la habitación. Podía sentir
cómo el alma de mi amiga se elevaba lentamente por todo su cuerpo y salía por
la parte superior de su cabeza. Estaba claro que su alma había comenzado su
proceso de elevación. Yo estaba horrorizada, pasmada y fascinada, todo al mismo
tiempo. La experiencia fue escalofriantemente similar a las muchas veces que he
acompañado a mujeres a dar a luz.
La
experiencia de dar la bienvenida a una nueva alma al mundo es mi contacto más
cercano con Dios. ¿De dónde vino esta alma? Hace unos minutos este ser humano
estaba viviendo dentro de esta mujer, era parte de su cuerpo. Ahora es un ser
humano distinto y completo. Hace unos minutos este ser humano no existía. Ahora
sí. Parece que hubiese entrado a nuestro mundo por un umbral invisible.
Cuando
sostenía a mi querida amiga mientras moría, sentí lo mismo que cuando ayudé a
mujeres a traer almas nuevas a este mundo, ¡solo que en dirección contraria!
¡Fascinante!
En cada
uno de estos casos, había estado un tanto preparada. Había recibido avisos de
que la Muerte se acercaba. Pero aun en los casos en los que no era tan
evidente, fui advertida a través de una idea intuitiva, un sueño o corazonada.
La Muerte me estaba alertando de su presencia, llamando educadamente antes de
su visita.
"LA MUERTE ES UN UMBRAL A OTRAS DIMENSIONES".
Y cuando
hubo visitas sorpresa… ¡ERAN VISITAS SORPRESA IMPACTANTES!
Gente que
quería, con quienes bromeaba, a quienes abrazaba; una a una. ¡NO! ¡No puede
ser! La lista va aumentando. Y cada vez siento ese terrible golpe en el
estómago. ¡NO! ¡No lo acepto! ¡No puede ser! ¡NO, NO, NO, NO! Esto no puede
estar pasando.
Se me
rompe el corazón por las maravillosas mujeres cuyos amados han partido. Un día
eran esposas, al día siguiente eran viudas. Sin advertencias, nada. Tan solo
sorpresa y desconcierto. ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! Esto no puede estar
ocurriendo.
No lo
creo. No lo acepto. ¿Cómo puede ser?
Está el
caso de una amiga cercana perdió a su hijo adolescente. Ella acudió a mí en
lágrimas y con su corazón hecho pedazos. ¿Cómo respondo ante eso? ¿Qué palabras
podía ofrecerle? Lloré con ella. No podría imaginar siquiera el insoportable
dolor de haber perdido a su hijo, a su bebé, a su hombrecito que todavía tenía
toda una vida por explorar. Su chiquito. ¿Qué podría ser más doloroso que la
pérdida de un hijo? Se me rompe el corazón con solo pensarlo. Lloramos más.
Muerte,
¿cómo puedes ser tan cruel?
Pero
después me pregunto: ¿la Muerte en realidad es cruel o simplemente todavía no
aceptamos el panorama completo?
El Zóhar
nos informa que la muerte es un umbral a otras dimensiones y que en realidad la
muerte no es el final de nuestra vida. Todos somos inmortales.
Cuanto
más elevemos nuestra conciencia, cuanto más confiemos en la voz intuitiva de
nuestra alma, cuanto más nos permitamos estar abiertos a los secretos más allá
de las cortinas de nuestros cinco sentidos, más fácil será que algún día
reconozcamos que no hay tal cosa como la muerte.
La muerte
de mi padre pudo haber sido dolorosa, por decir poco. Pero desde otro punto de
vista, también fue un regalo. Esto claramente marcó el comienzo de mi viaje
espiritual. Mi primera introducción al Reino del 99 % fue con un libro llamado Vida
después de la vida del Dr. Raymond Moody, el cual me dio mi primera perspectiva
de la muerte desde “el otro lado”. Las personas a las que entrevistó, de todos
los ámbitos de la vida, todas las edades, niveles socio-económicos, que habían
tenido una muerte clínica y revivieron posteriormente, todas afirmaron cuán
agradable era la transición al otro lado. De hecho, se sentía tan bien estar
muerto que les había molestado mucho que los arrastraran de vuelta aquí.
Vaya.
Esto era un enigma para mí.
"DESPERTEMOS PARA APRECIAR EL TIEMPO VALIOSO QUE TENEMOS".
No hace
mucho tuve un sueño muy vívido sobre la muerte. Ascendí al Mundo Superior. Se
sentía muy real. Estaba allí. Había ciertos detalles acerca de otras personas
en el sueño que yo no tenía forma de saber; después de investigar, resultaron
ser ciertos. Esto fue una señal de que mi sueño, efectivamente, fue real.
La parte
más impactante del sueño fue que me sentía más viva en el Mundo Superior que en
este mundo. Todos a los que me encontré en el sueño sentían lo mismo. Cuando
miraba hacia “abajo”, a este mundo de los cinco sentidos, todos en la tierra
parecían moverse al ritmo de una piedra. ¡Todos en este mundo parecían
“muertos” y todos nosotros en el Mundo Superior estábamos vivos realmente! ¡Qué
perspectiva!
Y sin
embargo, para una amiga cercana, que era una esposa ayer y es una viuda hoy,
nada de eso importa. No puedo recuperar el aliento. Ese golpe en el estómago se
siente igual de devastador.
Entonces,
Muerte, te pregunto… ¿qué buscas? ¡¿Por qué haces esto?!
Y la
respuesta llega a mí.
La Muerte
me recuerda que no puedo darme el lujo de guardar rencores, de alejar a la
gente que quiero. No puedo permitirme juzgar a otras personas y lastimarme a mí
misma. ¿De dónde saco yo la audacia para pensar que puedo darme el lujo de
perder el tiempo y no vivir en el presente? Eso es todo lo que cualquiera de
nosotros tiene: este preciso instante. Y lo estamos invirtiendo en gratitud o
estamos desperdiciando tiempo valioso.
Mis
queridos seres humanos, despertemos para apreciar el tiempo valioso que tenemos
para amar, conectarnos y apreciar toda la abundancia que la vida tiene para
ofrecer. No podemos darnos el lujo de no aprovechar este momento por estar
comparándonos con otras personas o perseguir cosas que nunca nos darán
plenitud.
Así que
ama AHORA. Abraza a tus seres queridos ahora. Diles que los amas ahora. Perdona
a todos los que te hayan lastimado y, especialmente, perdónate a ti mismo.
Perdónate ahora. No esperes.
Ahora
entiendo que el regalo de la Muerte es la apreciación de la Vida.
Así que
comencemos a apreciar la vida… ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario