Amor santo
Las almas más grandes que han recorrido este mundo son aquellas que
fueron capaces de expresar el potencial de su corazón. No fueron grandes por el
poder que tenían o lo que habían conquistado, ni siquiera por sus logros.
Fueron grandes porque permitieron que la divinidad que habitaba en ellos
brillara y ardiera. Cada uno de nosotros tiene este potencial de
grandeza.
Somos piedritas de una gran montaña que, en cualquier momento dado, podemos
unirnos de nuevo con esta montaña y recobrar nuestra gloria. ¿Acaso no es
emocionante saber que la santidad está a tu alcance? ¿No es maravilloso
entender que tú provienes del amor y la divinidad? Creo que la mayoría de los
problemas del mundo derivan del hecho de que hemos olvidado esta verdad. Somos
los hijos del Creador y somos santos. Pero muy a menudo creemos lo
contrario. Cometemos el error de sentir vergüenza, pena o culpa. Muy a menudo
nos disculpamos por ser nosotros mismos. Olvidamos nuestra esencia divina y
cuánto nos ama el Creador. Pero si pudiéramos reaprender la verdad de quiénes
somos realmente, podemos restablecer el curso de nuestra vida y emprender un
viaje espiritual de iluminación y plenitud verdadera. Esta semana, nuestra
grandeza, nuestra santidad y nuestra verdadera esencia son despertadas.
Recordamos la gloria de quiénes somos y nos elevamos a un estado de amor
santo.
"NOS ELEVAMOS A
UN ESTADO DE AMOR SANTO."
Nuestra guía y brújula de la semana es la porción Kedoshim. Kedoshim significa
“santos”. Continúa el proceso de elevación espiritual para los israelitas,
igual que para ti y para mí. Después de que se erigió el Tabernáculo y se
manifestó físicamente la energía del Creador, los israelitas siguieron en su
evolución espiritual hacia el Creador a través de la ayuda de su líder, Moshé.
El Creador ordena a Moshé que les enseñe a los israelitas el camino para crear
bendiciones y unirse con la Luz. La porción de Kedoshim es un manual espiritual
para la vida y nos enseña la importancia de “amar a tu prójimo como a ti
mismo”. Kedoshim expresa que, para poder conectarnos con la Luz y elevarnos,
necesitamos entender el camino del amor. Es a través de nuestra decisión de
comenzar a amarnos unos a otros que nos volvemos como el Creador que nos hizo.
De esta manera, logramos reconocer nuestro potencial y esencia, y nos volvemos
santos. La Torá es un documento que trasciende el tiempo. Kedoshim describe
hermosas lecciones que se aplican a ti y a mí en la actualidad. El Creador nos
suplica: “Sean santos porque Yo, el Eterno, su Dios, soy santo”. “No
vendimiarán las uvas tiernas de su viña, ni recogerán las uvas caídas de su
viña; las dejarán para el pobre…”. “No te vengarás, ni guardarás rencor a los
hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Kedoshim,
que quizá sea una de las porciones más simples y hermosas del año, nos lleva a
reconocer nuestro poder interno, potencial y divinidad. El Creador nos implora
que nos convirtamos en quienes estamos destinados a ser. El Creador nos pide
que abramos el corazón a un amor santo, porque el amor es nuestra esencia y el amor
es nuestra fuente. De este modo, podemos realizar el mayor acto de amor
propio: amar a nuestro prójimo. Es este corazón abierto y
amoroso el que nos hace santos, nos hace grandes, y crea una vida conectada con
la Luz y todas Sus bendiciones.
"EL AMOR ES
NUESTRA ESENCIA Y EL AMOR ES NUESTRA FUENTE."
Con mucha frecuencia, vivimos la vida sin estar conscientes de quiénes
somos verdaderamente. Podemos creer falsamente que tenemos poca importancia o
que somos una simple partícula en este enorme planeta. Pero nada está más lejos
de la verdad. ¿Sabías que eres divino? ¿Sabías que eres santo? El Creador
quiere que lo sepamos. El universo nos está pidiendo que entendamos nuestro
poder y nuestra capacidad de alcanzar la grandeza en esta vida. El Creador nos
está mostrando que el camino a la santidad es el camino del amor, ambos caminos
son el mismo. Nos beneficiamos verdaderamente cuando abrimos el corazón y las
manos para compartir con quienes lo necesitan. Logramos encontrarnos a nosotros
mismos cuando, por solo un momento, nos olvidamos de nosotros y pensamos en
otro. Lo recibimos todo cuando, tan solo por un instante, nos olvidamos de
nuestras necesidades. El camino de la santidad es el camino de vivir nuestra
autenticidad. Esta semana, somos como recién nacidos después de la festividad
de Pésaj. Fuimos liberados de la energía negativa y ahora avanzamos hacia la
energía positiva y nuestras verdaderas capacidades. Pésaj nos liberó de
nosotros mismos a fin de que podamos aprender a amar a los demás y desarrollar
la santidad que tenemos dentro. El período después de Pésaj se conoce como
el Ómer. El Ómer es un proceso de elevación de 49 días en el
que, día tras día, revelamos nuestra Luz y el potencial de nuestra alma. Ahora
estamos en un período en el que el universo nos está guiando hacia nuestra
grandeza. Acompáñenme a mí y a todos nuestros amigos alrededor del mundo a
abrir el corazón y convertirnos en el canal de amor que nacimos para ser. El
mundo necesita nuestro amor. El mundo necesita que brille nuestra santidad. Ahora
es el momento.
Esta semana en tus meditaciones, te pido que olvides el pasado. El viejo
“tú” ya no está presente. Después de Pésaj, nos han dado el regalo de ser
libres de los viejos patrones y comportamientos que no nos funcionaban.
Deshazte de tu viejo ser. Muda tu vieja piel y entra en tu nuevo ser.
Respira profundamente varias veces y permite que el espíritu del Creador entre
en tu ser. Tienes un regalo en tu interior. Es el regalo del amor. Tú eres el
Creador. Tú eres la roca que puede volver a unirse nuevamente con la montaña.
No hay límite en el amor que puedes dar y no hay límite en tu potencial.
Recuerda: eres santo porque el Creador es santo. Aprópiate de quién eres. Abre
tu corazón y sé un canal de energía positiva para todo el que te encuentres, a
la vez que tienes en cuenta que tú eres el que más se beneficia de este amor.
El amor es lo que te traerá la dicha, la paz y las bendiciones que buscas. El
amor es tu camino a la grandeza, la rectitud y la santidad. Nuestra decisión de
ser un canal de amor o no es lo que determina si finalmente permitiremos que
nuestra santidad interior brille.
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