Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

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A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

25 de mayo de 2019

Una Crisis En La Forma De Pensar: La Conexión Que Falta Para Sanar Su Vida


Seminario: Pueden sanar su vida
Gregg Braden

Conferencia en vivo del 6 de enero de 2016 en el evento I Can Do It de Hay House en Washington DC, presentado nuevamente por Internet el 4 de mayo de 2019.

Voy a empezar con una cita de E.O. Wilson, biólogo evolucionario, quien dijo: “Estamos ahogándonos en información, mientras estamos sedientos de sabiduría.” A partir de ahora, el mundo será dirigido por sintetizadores, personas capaces de reunir la información correcta en el momento oportuno, pensar críticamente acerca de ella y tomar decisiones importantes sensatamente”. Y es lo que vamos a hacer hoy. No es suficiente saber mucho de una sola cosa, tenemos que figurarnos cómo están funcionando nuestras vidas y este mundo porque hay muchos cambios en él.


Hice este programa porque quiero contarles que nuestro tiempo en la historia es sumamente distinto. Nuestros padres no vivieron un tiempo como el actual. Nadie en la historia humana registrada ha tenido que vérselas con lo que ahora llamamos “circunstancias extremas de nuestra época”. Está emergiendo una nueva “normalidad” en nuestro mundo. Y esto es importante porque muchas personas están esperando que el mundo se estabilice, que las cosas vuelvan a la normalidad de antes, poniendo sus vidas en suspenso para que esto suceda. Ese mundo se ha ido, no puede volver. Está emergiendo una nueva normalidad y estamos aprendiendo a aceptarla.

Quiero hablar de la Ciencia Falsa y los nuevos descubrimientos que nos dicen que la vieja ciencia es falsa. Descubrimientos que nos ayudan a encontrarle sentido a la vida. Y quiero hablarles de la resiliencia. Oímos hablar de diferentes clases de resiliencia. Está aflorando una nueva clase de resiliencia muy, pero muy diferente de lo que oíamos en el pasado. Cuando observo al mundo, veo los cambios. Estuve en Europa hace un par de semanas. Está cambiando en todos lados, no solo en los EE.UU.  Se mueve más allá de la burbuja de los medios de comunicación y la seguridad de lo que nos llevaron a creer que era la verdad. Dejamos atrás eso. El mundo entero está pasando por el cambio, todos lo están experimentando.

A todos se nos está pidiendo que hagamos grandes elecciones en nuestra vida.  Mi pregunta es la siguiente: ¿Cómo es posible que podamos encarar el cambio si no somos sinceros acerca del cambio mismo?  ¿Cómo podemos encararlo, tomar decisiones, si ni siquiera somos honestos respecto a qué está sucediendo? De modo que voy a empezar con algunos hechos. Es un hecho que estamos viviendo un tiempo de circunstancias extremas. ¿Significa que son  cosas malas o significa que son cosas buenas? Significa que son cosas importantes. ¿Sienten todas las grandes cosas que están ocurriendo en el mundo en este momento?  Se fueron las pequeñas lecciones suaves y acolchadas, tenemos que vérnoslas con cosas que realmente importan en nuestra vida personal, en nuestra vida mundial.  El mundo está cambiando más rápido de lo que estamos preparados para aceptar. Y muchos de los cambios están aquí para quedarse, no se van a ir, pero nadie nos está enseñando cómo encararlos.

Nuestras vidas están cambiando mucho más rápido de lo que estamos preparados a aceptar, en formas a las que no estamos acostumbrados. ¿Cuántos de los que están en el salón están tomando decisiones importantes este fin de semana? Trabajo, carreras, relaciones… No digan que es el que tienen al lado. (risas) Ustedes saben a qué me refiero. Nuestras vidas están cambiando tan rápido que no estamos preparados para enfrentarlo como solíamos. Ahora tenemos que pensar y vivir de una forma totalmente distinta a como lo hacíamos en el pasado. De algún modo, el mundo me parece la Matrix. Y tal vez no sea tan diferente. Pero quiero decir que los grandes problemas actuales probablemente no los vayamos a cambiar desde este salón, pero realísticamente podemos cambiar nuestras vidas en esta habitación ya mismo, puede ocurrir en este instante. (aplausos)             
Creo que tenemos que ser sinceros respecto a esto. La resiliencia es la clave para la transformación en nuestras vidas personales y colectivas. 

La resiliencia es la capacidad de pensar y vivir cada día de una manera que nos permita prosperar en las condiciones cambiantes. Eso es distinto a recuperarse, ¿ven la diferencia? Pensar y vivir todos los días de una forma que nos permita prosperar en la nueva normalidad que está aquí ahora en lugar de mirar el mundo del pasado y esperar que regrese.  Tiene un tremendo sentido adaptarse  a los cambios que están viendo en el mundo en este momento porque muchos han llegado para quedarse.    

Tiene sentido adaptarse a la nueva normalidad, tiene sentido adaptarse a los climas extremos. Hay muchas razones científicas que nos demuestran por qué no podremos cambiar esos climas extremos en este lapso de vida, de modo que en lugar de sorprendernos cada vez que vemos esos extremos, tiene sentido adaptarnos a ellos. Tiene sentido adaptarse a una economía volátil. En este escenario hubo personas que les pidieron que lo hagan. Tiene sentido adaptarse a un mercado laboral volátil. Tiene sentido hacer estas cosas. La buena noticia es que hay un mundo mejor y ya está aquí. El mundo mejor ya existe, pero tenemos que darle espacio en nuestras vidas.  Voy a decirles algo y muchos se sorprenden cuando lo digo. Los grandes problemas del mundo ya están resueltos. Ya tenemos las soluciones, no escasean las soluciones.  En un programa más largo podría describir todos estos documentos.

Son todos estos libros y podría hablarles de todos los descubrimientos que han hecho y lo que nos cuentan. Lo que quiero decirles es que no hay escasez de alimentos en el mundo.  Tenemos suficiente para alimentar a cada boca en el planeta. No hay razón alguna por la que nuestros hermanos y hermanas deban pasar hambre esta noche. (aplausos) No ocurre debido a los alimentos sino a la manera de pensar. Ya tenemos las soluciones de energía, sabemos cómo crear energía sin contaminar y emitir gases de efecto invernadero. Tenemos esa tecnología. Esa energía está disponible para cada ser en el planeta que quiera tener energía en su hogar o su negocio.  Es la mentalidad la que no está permitiendo esa solución en nuestras vidas. Así que si no hay escasez de soluciones, ¿dónde están hoy en día? Y eso lleva a la gran crisis que estamos viviendo y de la que muy pocos hablan. La crisis más importante es la crisis en la forma de pensar. Ella es la que tiene que darle lugar a esta nueva normalidad en nuestras vidas. 

La crisis de la manera de pensar. El mundo del pasado se ha ido. Y se los voy a decir de plano. No hay un especial de CNN, ojalá lo hubiese.  Especial de la BBC: Flash. El mundo en el que crecimos, el mundo que conocimos y al que nos acostumbramos, ese mundo ya no existe. Y eso significa que ya no vivimos en un mundo de países aislados, economías aisladas, tecnología aislada, ya no vivimos en un mundo de energía, defensa y comunicaciones aisladas. Y gracias a que esas cosas cambiaron, nuestras vidas cambiaron. Grandes cosas cambiaron. La forma en que se relacionan con el dinero está cambiando, pero nadie les dijo eso a menos que estén en este salón y en este programa y sean realmente pensadores de vanguardia, escritores de Hay House, muy pocas personas están pensando así. La forma en que pensamos respecto a los trabajos y carreras está cambiando. La manera de pensar de la religión y espiritualidad está cambiando. La medicina y la salud, la seguridad, todo eso cambió y nadie nos lo dijo a lo grande, en los principales medios de comunicación. He aquí la consecuencia: Debido a que no se lo ha reconocido en gran manera, nunca tuvimos la oportunidad de condolernos por la muerte de un modo de vida, de una manera de pensar, para poderlo dejar ir y aceptar el nuevo mundo que está emergiendo. Tenemos que dejar ir todas esas viejas ideas.

El mundo del pasado. Déjenme darles un ejemplo rápido. Mi esposa y yo vivimos en una comunidad rural en Nueva México. Estábamos conduciendo por las Montañas Sangre de Cristo hace unos meses y nos detuvimos en una tienda para cargar combustible y mientras le pagaba a la cajera le pregunté cómo era la economía en esa parte del mundo. Ella estaba contando el dinero en la caja registradora y me preguntó: “¿Realmente quiere saberlo?” Le dije que sí o no se lo hubiera preguntado. Hay una mina de molibdeno justo arriba del pueblo. Es un mineral que se utiliza para endurecer el acero. Ella me respondió: “Cuando la mina está abierta, la vida es buena, hay trabajo seguro, se gana buen dinero. Cuando la mina cierra, es el infierno”. Le pregunté cuántas personas trabajaban en la mina y me respondió que más de seiscientas personas, que es la mina que más gente emplea en el municipio. Le pregunté cuántas personas había en el pueblo y me contestó que mil ochocientas, de modo que un tercio del pueblo trabaja en la mina. Le pregunté qué hacía la gente ahora y respondió que esperaban a que se reabriera la mina para que el mundo volviese a la normalidad, que hacían lo que podían, apilaban heno, cortaban madera para los vecinos y les arreglaban los autos, sus casas, sus techos, lo que fuese. Le pregunté cuánto hacía que estaban cerradas las minas y me dijo que nueve años. (Exclamaciones de asombro) ¡Nueve años! Y ella agregó: “La gente está esperando que las cosas vuelvan a la normalidad para continuar con sus vidas”. Ponen sus vidas en suspenso, aguardando para casarse, posponiendo tener familia, enviar a sus hijos a la escuela o construir nuevas casas, esperando que su mundo vuelva a la normalidad. Y cuando dejé la tienda, no pude dejar de pensar que en ese lugar estaba presenciando un microcosmos de lo que está ocurriendo en el mundo. Muchas personas están esperando a que el mundo vuelva a la normalidad. Se aferran a la idea del mundo que solía ser hace cinco o diez años atrás, antes de reanudar todas las cosas: sus esperanzas, sus sueños, las cosas para las que los entrenaron. Perdieron trabajos y están esperando que esos trabajos aparezcan de nuevo. Ese mundo se ha ido y muchas personas están poniendo sus vidas en suspenso. Son sus vidas, y pueden hacer lo que quieran con ellas, pero esos son los que están debatiéndose y los que luchan son los que esperan que las cosas vuelvan a la normalidad. Eso no es resiliencia, no es la nueva forma extendida de resiliencia de la que estuvimos hablando.

Estamos viviendo en un mundo que está tan conectado ahora que lo llamamos globalización. Y eso significa que ya no podemos separar lo que ocurre afuera de lo que está sucediendo en su propia sala. Conozco gente que trata de hacerlo todo el tiempo. Dicen: “Me mudé a este pueblito porque no quiero tener nada que ver con el mundo.  Tengo noticias para ellos: todavía están involucrados con él en el precio que pagan por sus provisiones todos los días, por el combustible, por la electricidad. Compartimos todo en nuestro mundo globalizado, compartimos cultura en todo el mundo. No pueden ir a ninguna parte sin encontrar un McDonald’s.  Estuve en la plaza principal de Cusco, Perú, la capital inca, en julio de este año y acababan de abrir un McDonald’s en la plaza de Cusco. En Lhasa, Tibet, hay un nuevo McDonald’s. No tienen carne de vaca, así que usan yak y tienen que ordenar un Big Yak. Es una historia real, se los juro. (risas) A los monjes tibetanos les encanta hablar, tienen un gran ataque de hambre de Yak (a Big Yak attack). Vemos Starbucks en todo el mundo. Compartimos información en todo el mundo.

Eso significa que compartimos los problemas del mundo también, ya sea que hablemos de pico de deuda, récord de extracción de petróleo o pico de malestar social o cambio climático extremo. Todas esas cosas.

Ya no podemos separar las cosas importantes, el mundo global, de lo que está ocurriendo en nuestro hogar, en nuestra vida cotidiana. Ya no podemos separar el clima del mundo de lo que está sucediendo en nuestro propio patio. No podemos separar lo que está ocurriendo con la industria de la energía en el mundo por el precio que pagamos por nuestros alimentos. En las granjas se necesita combustible para bombear agua, para la maquinaria que cosecha y limpia los alimentos, que los empaca y los embarca.   Cuando el precio del petróleo y la energía suben, el precio que pagamos por los alimentos tiene que subir. A todos nos afectan las grandes cosas que ocurren en el mundo. Las economías del mundo, ya no pueden separar una economía de la otra.    Ya no pueden separar la espiritualidad y su creencia de lo que está sucediendo en el mundo.  

 Alguien me preguntó en el hall si íbamos a hablar de ciencia. Sus ojos se pusieron vidriosos. (risas) Le dije que iba a hablar de espiritualidad y se entusiasmó mucho.  Le pregunté cómo distinguía una de la otra. Ciencia. Espiritualidad. En el momento en que uno establece un límite se encierra en la mentalidad que mantiene todo separado, en el pasado. Si están en esta sala, probablemente hicieron mucha autoayuda toda su vida, mucha introspección, y eso los ayudó muchísimo a ustedes mismos, a los demás, a la forma en que funcionan las cosas.  No sé ustedes, pero si alguna vez vamos a ponerlo en práctica en el mundo real, este es un buen momento para hacerlo, ¿no creen? No puedo pensar en un mejor momento porque no podemos separar nuestro mundo espiritual de lo que nos dice la ciencia respecto al mundo por la forma en que vivimos nuestras vidas cotidianas.

 A nuestros antepasados, los pueblos indígenas del pasado, el hecho de que estemos pasando por tanto cambio no los sorprendía, sabían que estaba llegando, nos dieron el aviso cinco mil años atrás. Dijeron que nos preparásemos y muy pocas personas les creyeron. El mundo occidental los subestimó. Me encanta esta imagen. Este hombre en el centro es un chamán de las montañas de Perú con el que trabajamos. Está en puntas de pie y me encanta esta foto porque cuando voy a Perú soy más alto que todos los peruanos de ahí.



Me llaman Papa. Él viene de una tradición de los q’eros, un pueblo hermoso de antigua y poderosa sabiduría. Los q’eros hablan de nuestro tiempo de cambio de un modo que me resulta fascinante e incluso le dan un nombre a nuestro tiempo e historia: Pachakuti. Pacha es la palabra q‘ero para ciclo y kuti para retorno. El retorno del ciclo. Nadie me dijo esto cuando estaba en la escuela ni cuando me entrenaban como científico, pero cuando nos adentramos en las tradiciones indígenas, es un universo de sabiduría; ellos saben del Pachakuti. Lo que dicen es que la última pequeña parte del Pachakuti dura 22 años.  Comenzó el 1º de agosto de 1990 y terminó el 1º de agosto de 1212.  Ese ciclo concluyó, lo que significa que estamos en la siguiente Era de la que hablaron durante tanto tiempo.   
Y si nunca vieron esto, les va a encantar. Es la Era de volver a encontrarnos con nosotros mismos. ¡Bienvenidos! ¡Aquí estamos de nuevo! (aplausos).  Tal vez todos esos extremos que vemos seamos nosotros informándonos a nosotros mismos que las elecciones que hicimos ya no son sostenibles. Quizá.    La cuestión cuando vemos todo lo que está sucediendo en nuestras vidas hoy en día es si estamos viendo un tiempo de destrucción como muchas personas nos llevan a creer o estamos viendo un tiempo de transformación como nuestros antepasados, los pueblos indígenas, nos llevan a creer. La pregunta que ahora todos nos tenemos que formular es si tenemos que actuar. La gente dice: “Tenemos que hacer algo, tenemos que hacer algo”. ¿Cómo se supone que sepamos qué hacer? No es posible tomar las decisiones que se nos pide que tomemos hoy en día hasta responder una de las preguntas fundamentales de nuestras vidas.  Y de eso quiero hablarles ahora mismo.

¿Qué dirían ustedes si les dijese que la forma en la que respondan a una pregunta tiene la clave para cada decisión que tomaron en su vida y es la base para cada elección que hicieron en el pasado o harán de aquí en más?  ¿Y si les digo que la forma en que respondan a una pregunta está en el centro de cada desafío, de cualquier desafío que se cruce en su camino en este momento o se les haya cruzado en algún momento del pasado?   ¿Quieren saber cuál es esa pregunta? Si dicen “Sí” o “No”, será un programa muy breve. (El público pregunta “¿Cuál es la pregunta?”) Me alegra que hayan preguntado. La pregunta es engañosamente simple, así que por favor, no se dejen engañar por su sencillez. Como individuos, colectivamente, todos nosotros debemos responderla.   La pregunta es “¿Quién soy yo?”  Y como somos muchos aquí, la pregunta se convierte en “¿Quiénes somos nosotros?” La forma en que respondamos a esa pregunta es importante porque solucionamos los problemas de la vida según lo que pensamos de nosotros mismos. Yo pasé la mayor parte de mi vida adulta buscando responder esa pregunta para mí mismo y que las otras personas respondan por sí mismas y mis viajes me llevaron a los lugares más asombrosos del mundo. Tal vez esta sea la parte más difícil del programa para mí porque quiero mostrarles algunas imágenes y cada una tiene una historia y no puedo contarles todas las historias.  Esta es la parte más difícil para mí.

Quiero acercarme mucho a ustedes. Vengan a mi salón para que podamos compartir las historias. Mi travesía me ha llevado a algunos de los monasterios más asombrosos que todavía quedan en el mundo.   Y algunos de ellos son monumentos increíbles en la selva del Yucatán.  Algunos de ustedes estuvieron conmigo.  Mi viaje me llevó  a humildes monasterios de ladrillos de barro en el desierto egipcio como este, donde no se imaginarían ni en un millón de años viendo el exterior que el interior se ve espléndido.  Y desde este salón, ustedes nunca se imaginarían que tienen que atravesar habitaciones que contienen los huesos de todos los monjes que vivieron en los monasterios durante mil quinientos años para llegar a la biblioteca que contiene los registros de nuestro pasado.   Y a esta biblioteca solo la supera la del Vaticano, donde encontramos los documentos mejor preservados cristianos y no cristianos, artefactos, tallas en madera de personas que presenciaron la crucifixión, manuscritos ilustrados por personas que expresaron lo que significaba para ellas.

Y de allí tuvimos la oportunidad de ver los monasterios más remotos en los Himalayas, en la plataforma del Tibet. Lugares donde hermosos monjes pequeños como este están realmente felices de compartir con nosotros su historia preservada en cuartos oscuros donde no se ve nada.   Y cuando se encendieron las luces en la habitación se vio una biblioteca de mil quinientos años.  Y es en esta biblioteca donde encontramos las páginas de las palabras que comenzaron antes de que se inventase el papel, incluso documentos más antiguos grabados en piedra. Verdades profundas que dicen quiénes somos nosotros. Ellos responden a la pregunta. Y ahora están siendo distribuidas no solo de las tradiciones cristiana y pre-cristiana en los Rollos del Mar Muerto y los textos budistas y la biblioteca de Nag Hammadi, las versiones más antiguas del Viejo Testamento y las Biblias más antiguas, sino también a través de las personas que viven en esta parte del mundo, las que quedan todavía. Yo pasé tiempo con estas personas y aquí es donde el elemento humano realmente se congrega. Pasé tiempo con ellos en sus casas, donde sus seres queridos estaban viviendo esta vida y muerte, donde estaba llegando nueva vida a este mundo cuando tenían a sus bebés; me encontré con ellos mientras había revoluciones en sus países. Uno llega a conocer a alguien extremadamente bien en esas intensas experiencias humanas. Los sadhus en el norte de Nepal, los beduinos en la península egipcia, los maestros tántricos, hombres cubiertos con las cenizas de los que fueron incinerados en las piras funerarias y sus cenizas esparcidas sobre las aguas del Ganges.  Pasamos tiempo en las ceremonias que le dan sentido a las vidas de estas personas, pasamos tiempo con todas estas personas.   Y las mujeres que mantienen la sabiduría femenina que está volviendo a emerger. Vean los ojos de esta mujer hindú. 


En la tradición hindú no es necesario estar muerto para ser un santo, de modo que esta mujer es una santa hindú viviente.  Ojalá pudiera contarles lo que ella nos contó a nosotros. (aplausos)

Vean los ojos de esta nómade tibetana. Esta mujer nos dijo que estamos viviendo los tiempos de cambio para los que sus ancestros nos prepararon.


Vean a esta hermosa mujer peruana. 

No sé ustedes, pero yo estoy listo para tener un presidente del sexo femenino en los EE.UU. ¿Qué piensan?  (Una ovación)  Quizá esta mujer. Yo la seguiría a cualquier parte del mundo porque las mujeres piensan de manera diferente a los hombres. Probablemente ya lo saben, ¿no? Respeto a los hombres del pasado que nos condujeron por el camino y el camino está cambiando y creo que las mujeres son menos proclives a utilizar conflictos y guerras para resolver los problemas. Creo que el mundo está listo para eso ahora mismo. Estamos todos juntos en esto, todos estamos aprendiendo. Los hombres en esta ciudad están aprendiendo juntos estas lecciones. Todos somos parte de la familia que está mirando al pasado. Quiero invitarlos, si lo pueden hacer, a ver las decisiones que se tomaron en el pasado, en los últimos cinco, o cincuenta años, o cinco mil. Si podemos vernos a nosotros mismos fuera de la perspectiva de los errores –no estoy pensando en los errores del pasado, estoy pensando en una gran curva de aprendizaje donde tomamos decisiones basados en lo que sabíamos en aquella época y ahora sabemos algo nuevo y podemos tomar nuevas decisiones y dejar que aquel pasado se vaya. Lo que tenemos que hacer es avanzar. Estoy muy entusiasmado con lo que estoy viendo. Estoy viendo un milagro en nuestro mundo en este momento.  Si fuese un programa más largo, podría hablar más sobre eso, pero lo que voy a decir es que por cinco mil años la civilización de este mundo ha estado involucrada en una forma de guerra o en otra y creo que están viendo un milagro que está ocurriendo en nuestro mundo en esta generación. Estamos a punto de ser la primera generación en cinco mil años de historia humana que se alejen del uso de la guerra para resolver nuestros problemas. Y va a comenzar en el Oriente Medio.  (aplausos) Creo que lo están viendo.  Me alienta lo que veo públicamente y lo que veo entre bastidores. No sé dónde va a suceder. Tal vez sea Siria, quizá Israel, o Irán, no lo sé. Percibo que ocurrirá en Oriente Medio y ni bien ocurra será el primer dominó que caiga y comenzaremos a comprender que la guerra que hemos conocido en el pasado está obsoleta y comenzamos un nuevo camino, un nuevo día, y creo que lo van a ver antes de lo que piensan. Es la sabiduría femenina.  Durante cinco mil años nuestros antepasados respondieron a la pregunta “¿Quiénes somos?” de un modo que tenía sentido para ellos. No era científico, pero funcionó. La ciencia solo tiene trescientos años y durante ese tiempo intentó hacer lo mismo. 

Esto es lo más técnico que voy a hacer el día de hoy y de la manera más rápida posible. Esto se llama la pirámide del pensamiento y es una pirámide invertida de jerarquías que tiene seis grandes preguntas que cada sociedad, cada civilización, tiene que responder. Mi querido amigo y colega, el Dr. Bruce Lipton está en este salón en algún lugar, está aquí, vino a ver mi programa.  Hermano Bruce, te amo y te monitoreo. (aplausos) No sé si esta noche o mañana vas a hablar de algunas de estas cuestiones. Va a hablar sobre la parte del amor de estas preguntas y creo que es algo bueno que se hable de eso.  Entonces yo voy a sentar las bases y luego Bruce va a elaborar sobre ello esta tarde. Gracias, Bruce.

Todo el mundo tiene que contestar esas seis preguntas, sea una organización religiosa, o una sociedad, o una nación, o una civilización. Voy a leerlas rápidamente de abajo hacia arriba. La pregunta fundamental es de dónde proviene la vida. El origen de la vida. La siguiente es de dónde proviene la vida humana, porque puede provenir de un lugar distinto al origen de la vida. La tercera es cuál es nuestra relación con nuestro cuerpo. ¿Estamos separados e indefensos cuando venimos a nuestro cuerpo o estamos profundamente vinculados? Esa es la cuestión. La cuarta es cuál es nuestra relación con el mundo que rodea nuestro cuerpo. ¿Estamos separados e indefensos cuando entramos en ese mundo? La quinta es cuál es nuestra relación con el pasado. ¿El pasado ocurre en ciclos? ¿Aprendemos de los ciclos del pasado o es un asunto de una sola vez? Y la sexta es muy sofisticada habiendo venido de comienzos muy primitivos, la pregunta es cómo resolvemos nuestros problemas. La mejor ciencia de los últimos trescientos años nos ha llevado a aceptar una historia que ahora sabemos que ya no es cierta. Es una historia de separación. Es una historia que se ve como esto. Las falsas suposiciones de la ciencia nos han llevado a creer que el origen de la vida es un evento aleatorio. Que el origen de la vida humana es un hecho al azar. Que estamos separados e indefensos cuando venimos a nuestros cuerpos: separados, indefensos y desconectados cuando llegamos a nuestro mundo. Que en realidad la civilización es lineal, que empezó aquí en un estado primitivo y que evolucionó aquí a un estado sofisticado y que la naturaleza está basada en la competición y el conflicto.

Esas falsas suposiciones nos han llevado a aceptar una historia de separación justo aquí. Hemos sido llevados a estar separados el uno del otro, de nuestro cuerpo, del mundo que nos rodea y hemos sido llevados a creer que resolvemos nuestros problemas mediante esa competición y ese conflicto. La consecuencia de esa manera de pensar es el mundo que tenemos ahora mismo. Si quieren saber a dónde nos lleva esa mentalidad, vean el mundo que nos rodea y del que estábamos hablando recién. El colapso de la economía mundial basada en la supervivencia del más fuerte o basada en la manera en la que estamos tratando a la Tierra y los recursos, o la forma en la que estamos encarando el cambio climático, o las armas. Cualquiera de estas cosas.  

Ese es el resultado de nuestro modo de resolver los problemas gracias a la falsa suposición de la separación. Esas falsas suposiciones nos han llevado al mundo actual de los extremos. Ahora bien, los nuevos descubrimientos basados en la ciencia –no son mis opiniones, no son mis teorías, no son mis hipótesis- están basados en ciencia revisada por otros científicos-  nos está diciendo que la vida no es aleatoria. En programas más extensos podré hablarles más de eso. La vida humana no es aleatoria. Los fósiles no lo sostienen, el ADN no lo confirma. Estamos profundamente conectados con nuestros cuerpos. Tuvimos un escenario lleno de personas que les decían eso y todas las diversas formas en que funciona. Todos aprendemos de manera diferente, por eso tantos buenos oradores trajeron tantas perspectivas y me siento honrado de estar en escena compartiendo esto con ellos. Efectivamente, todos somos distintos y todos estamos trabajando para ser mejores personas en un mundo mejor. (aplausos)
La nueva ciencia nos dice que estamos profundamente conectados e interdependientes con la Tierra, que la civilización es cíclica y se repite y que civilizaciones técnicamente avanzadas han estado aquí tan atrás como la última Era del Hielo. Podemos aprender de ellos, aprender de sus errores y de lo que hicieron y funcionó y lo que hicieron y no funcionó, para no repetir esos errores. Y lo mejor de todo es que la mejor ciencia actual nos está diciendo que la naturaleza no está basada en ese modelo de competición y conflicto. La naturaleza está basada en la mutua ayuda y colaboración. Ese es un cambio enorme. Un gran cambio. (aplausos)
Ustedes podrían pensar que la gente estaría sumamente feliz de tener estos nuevos descubrimientos y que los mostrarían por todas partes y la realidad es que hay reticencia y en algunos casos resistencia en los principales medios de comunicación para compartir esto. No se está hablando de ello en los documentales convencionales, en las aulas, en los textos. Las razones son el poder, el ego, el dinero, el hábito y el resultado principal es que tenemos una generación de jóvenes que están siendo impregnados con las ideas que condujeron a los extremos y les estamos pidiendo que resuelvan los problemas con la mentalidad que llevó a esos problemas. No tiene ningún sentido. Eso está cambiando y todos ustedes son parte del cambio y por eso los amamos y los apoyamos con estos programas porque ustedes tomarán estas ideas en formas que tengan sentido para ustedes y las comunicarán en sus propias palabras y en su idioma a sus comunidades y los amamos y apreciamos mucho por eso.  Gracias. (aplausos).                                    

Eso fue muy rápido y muchos no han estado nunca conmigo y se están preguntando qué dijo este hombre. Si quieren saber más, no quiero imponerles los libros, pero sepan que esto está disponible en el libro La Verdad Profunda (audiolibro enhttps://www.youtube.com/watch?v=L9itYiYjiCY)  Toda la ciencia está en el libro que nos dice cuáles son las presunciones falsas. 

El problema es que los nuevos problemas necesitan nuevas formas de pensar. Y eso es lo bello de lo que estamos haciendo.  Ahora la ciencia nos da las razones para pensar de otra manera. De modo que si no les gusta la forma, échenle la culpa a la ciencia. La ciencia nos da las razones, pero el mundo nos da las razones para vivir de otra manera, nuestra familia mundial, nuestros hermanos y hermanas.  Las claves para pensar y vivir de modo diferente en tiempos de transición están preservados en nuestras tradiciones más preciadas. Mi sentido y mi entrenamiento como científico me dicen que si puedo encontrar lugares que están menos trastornados por el mundo moderno, allí encontraré la información mejor preservada. Han visto algunos de los lugares en los que estuve. Quiero mostrarles algunos de ellos. 

Es en las tierras altas de China central, en la meseta tibetana, donde comenzaron lugares como estos.  Y la única manera de llegar allí es a caballo. Pero valió la pena porque encontré  personas que implementan en sus vidas esta clase de resiliencia de la que hablo y quería ver cómo viven estas ideas, estos principios, y aprender de ellas. Miren a estas hermosas mujeres. Han oído de monjes todo el tiempo, quiero hablarles de las mujeres. 

 ¿Ven esta mujer? Es realmente interesante. ¿Qué edad creen que tiene? Adivinen. Escuché toda una gama de edades aquí. Quería saber su edad, así que fui a ver a la madre superiora de ese convento. El color de su piel es bueno, sus ojos están bien, todavía tiene cabello, se lo afeita por comodidad. Cuando estuve con ella en 2005, me mostraron su documento. Tenía 120 años porque había nacido en 1885. Y no es la única. Es algo muy común que las personas vivan más de cien años cuando dejamos atrás los límites de nuestra cultura occidental. En esas culturas no existen las enfermedades cardíacas, el cáncer, enfermedades que estamos tan acostumbrados a ver aquí. No se trata de la edad. Acabo de cumplir doscientos años  y mi esposa me dice que no parezco tener más de ciento sesenta cinco.  (risas) Quise saber cuál era su secreto y ella me dijo que su secreto era lo que enseñan y aprenden en el monasterio: la compasión. Es un sentimiento. Si fuese la única, sería una anomalía, pero no lo es. Este es un programa breve, así que solo les mostraré una más. ¿Qué edad creen que tiene?  Esta mujer hizo historia cuando fue de compras un día. Vive en territorio palestino. Hacía tiempo que no iba de compras, salió y tuvo que pasar por un puesto de control que no existía en el pasado. En el puesto fronterizo le dijeron que tenían que ver sus documentos y ella accedió. Le dijeron que habían expirado y ella dijo que estaba bien. Le pidieron que fuera a la estación de policía para obtener los nuevos y así es como llegó a la primera plana de los periódicos. 



Si pueden leer hebreo, verán que nació en 1888 y en el 2008 tenía 120 años cuando se difundió la historia. Yo quería saber cuál era su secreto. Cómo se puede vivir tanto y verse tan bien. Ella dijo que lo primero que hace al despertarse es hacer un ejercicio levantando los brazos y uniendo las manos por encima de la cabeza.   Ese es el único ejercicio que hace. Lo busqué en un libro de yoga y descubrí que cuando se elevan los brazos, los latidos del corazón aumentan, y cuando los bajan, el ritmo cardíaco se vuelve más lento. Bueno, es el sentimiento que tiene por su familia. Por sus hijos, sus nietos, sus bisnietos, sus tataranietos y sus choznos. Eso es todo. No sabemos el alcance del papel que esto tiene en su longevidad. Dice que todas las mañanas al levantarse bebe un vaso de aceite de oliva. No sé si es un vaso para medir o una tacita de té, pero en mi mente veo que es como cambiar, como mover algo en su cuerpo, no sé, así que lo tomo por lo que vale.   Entonces, ¿cuál es el tema común, el vínculo común entre ambas mujeres? Es una experiencia basada en el corazón.  No es tanto lo que piensan sino lo que sienten. Es la experiencia del amor.

Y ahora les voy a hacer una pregunta. ¿Cuál es el mayor asesino en el mundo occidental?  ¿Por qué mueren las personas entre los  70 y 100 años? Algunos estudios dicen que el mayor causante de muerte es el mal uso de los medicamentos. Otros dicen que son las enfermedades cardíacas. ¿Qué significa enfermedad del corazón? Es un término muy amplio que abarca muchas cosas. James Blumenthal, de la Duke University, por el que siento un gran respeto, ha hecho una gran investigación a la vanguardia de la corriente principal, lo que significa que la corriente general está comenzando a pensar siguiendo estos criterios. Lo que dijo James Blumenthal es que la enfermedad cardíaca es definida como el primer síntoma de presión arterial elevada, placa vascular, derrame cerebral, pero él lo llevó más allá y dijo que estas cosas resultaron por experiencias físicas basadas en la emoción. El miedo, la frustración, la ansiedad y la decepción por largos períodos de tiempo.   Este es un gran paso viniendo de la comunidad médica, pero no se detuvo ahí. Pero lo llevó más allá. Todo esto tiene un denominador común, una sola palabra: herida. Pero no cualquier clase de herida.  No quiero dejarlos con la impresión de que no es saludable sentirse herido. No es el caso en absoluto. Es una herida muy especial. La herida no resuelta. Cuando tienen la herida y no hacen nada al respecto y la guardan y los roe por dentro día tras día. Y los fastidia.

(Alguien se levanta para irse y Gregg le pide que no se vaya, que viene lo mejor. Luego le pide disculpas porque si se va es porque realmente tiene que hacerlo y explica al público por qué reaccionó así). Les diré lo que pasó, es que cuando estoy aquí con ustedes de esta manera, mi corazón está tan abierto con ustedes e ilumina todos mis asuntos, mis temas de abandono, y si las personas comienzan a irse… (risas) Tengo una historia, padres divorciados, problemas de abandono y todas esas cosas. Está bien, continuaré. Una herida sin resolver… (todos se ríen) Camino, voy y vengo porque si no hay un gran muro entre ustedes y yo, por eso lo hago, y también tengo que ver la pantalla. No hay nada de malo con la herida no resuelta y el sentimiento de dolor cuando no hacemos nada con eso. Es lo que lleva a los problemas. Ahora bien, cuando observamos las enfermedades del corazón, el promedio de vida de los occidentales es de 70 a 100 años. Al parecer, esa es la extensión de tiempo que el corazón puede soportar el dolor no resuelto antes de llegar al límite.  Yo elegí a esas señoras de 120 años porque piénsenlo bien, porque si una vivió en el Tibet 120 años pasó por cosas estresantes, ¿están de acuerdo?   Y lo mismo le ocurre a la mujer de 120 años que vive en los territorios palestinos ocupados. ¡El mundo ha cambiado tanto!

¿Cuántos están familiarizados con los antiguos esenios? Los esenios son una secta misteriosa que 500 años antes de Jesús aparecieron en Egipto, en Oriente Medio. No se los llamaba esenios. Los egipcios documentaron su aparición y los llamaron Terapeutas, porque estas personas sabían cómo sanar.   En sus escritos, los esenios nos cuentan que vivimos en cuerpos que se pueden sanar a sí mismos. Imagínense. Y quiero decirles que en los últimos cinco años, la ciencia revisada por pares en la ciencia médica han documentado que el tejido, las células de cada órgano de su cuerpo, tienen la capacidad de sanarse a sí mismas, incluso tejidos de órganos que pensaríamos que no pueden hacerlo: el tejido de la médula espinal, del corazón, del cerebro, del páncreas, todos pueden sanar. Sabiendo eso, los esenios decían algo que para mi tenía mucho sentido, decían que vivimos en cuerpos que pueden vivir en esta Tierra múltiples siglos, cuerpos multicenturias. Decían que por lo menos tendríamos que vivir cien años, y hay registros de personas que vivieron al menos tanto tiempo como ese. Noé tenía 600 años y construyó el arca que salvó al mundo y luego tuvo hijos mientras vivió otros 300 años, así que sabemos que estaba en buena forma. (risas) ¿Cuántos de ustedes quieren vivir 900 años en este mundo? Piensen en todo lo que harían en 900 años. (risas) ¿Cuántos querrían hacerlo viviendo vidas sanas y productivas? Porque esa es la clave. Cuando lo decimos, las personas nos dicen que no quieren vivir tanto porque quieren estar sanos. Bueno, pueden estarlo. Y las personas han estado así en el pasado. Acaban de ver a dos mujeres que aprendieron a trascender los primeros 120 años de su vida. Piensen en cuánto podrían hacer, en términos de  proyectar su vida en cinco, diez años. Le da un significado enteramente nuevo a los proyectos a largo plazo. (risas) Y piensen también en esto. ¿Qué significaría ver a alguien a los ojos y decirle: “Cariño, te amo, ¿quieres  pasar el resto de tu vida conmigo? ¡Novecientos años!”? (risas) Algunos me miran absolutamente aterrorizados en este instante, solo quiero que lo sepan. Otros parecen estar realmente entusiasmados. Está bien reírse porque la risa nos abre el corazón y es bueno hacerlo debido a lo que voy a decir a continuación.

Los esenios dijeron que podemos estar en cuerpos que vivan por lo menos 900 años, pero dijeron que los primeros cien años son los más difíciles. Y la razón es esta. En los primeros cien años de la vida de un ser humano perderemos todo lo que hayamos amado alguna vez. Las personas que tanto llegamos a querer desaparecerán de nuestras vidas, las mascotas que nos aman incondicionalmente desaparecerán de nuestras vidas y está ocurriendo ahora mismo. Una forma de vida a la que nos habíamos acostumbrado desaparecerá. Y si no podemos resolver la herida por esa pérdida, eso nos roba lo que más atesoramos y es la vida misma. Esas señoras aprendieron a hacerlo. Y no lo hicieron mediante el pensamiento o haciendo que sucedieran las cosas, lo hicieron mediante un sentimiento en sus corazones. Y eso es lo que quiero decir. Es importante para nosotros, porque ustedes y yo estamos dolidos en este momento por la pérdida de nuestro mundo al pasar por el tiempo de circunstancias extremas. Una nueva normalidad está emergiendo, todo el mundo está desapareciendo y no nos han dado la oportunidad de llorarlo y resolverlo y dejarlo ir. Así que muchas personas están debatiéndose y aferrándose a una idea de un mundo que ya no puede existir, esperando que vuelva. Esos son los que están teniendo los problemas. La resiliencia es la clave para resolver las heridas de la vida.  

Quiero compartir con ustedes una afirmación Judith Rodin, una mujer asombrosa que actualmente es presidente de la filantrópica Fundación Rockefeller (NT: se jubiló en junio de 2016 a los 71 años) Y la razón por la que estoy usando esto es porque es una organización de alto nivel que tiene muchísimo dinero, que ha contratado a científicos de muchas disciplinas de todo el mundo para estudiar la resiliencia. Y el resultado de ese estudio es que están reconociendo la importancia de dónde estamos en este momento y por eso lo estoy compartiendo esa aseveración con ustedes ahora. “Lo que distingue las amenazas actuales de aquellas del pasado es el ritmo vertiginoso al que están sucediendo y la creciente interconexión de nuestro planeta. Desarrollar resiliencia ya no es un lujo. No es algo para hacer en nuestro tiempo libre. Crear resiliencia es un imperativo del Siglo XXI”.  De modo que tenemos organizaciones de primer nivel que ahora están diciendo precisamente lo mismo que decían nuestros antepasados indígenas.  La resiliencia es lo que nos ayuda a afrontar las crisis, los desafíos, los cambios en tiempos de circunstancias extremas.
¿Cómo lo hacemos? Esa es mi pregunta. La resiliencia es la clave para la transformación personal, la clave para cambiar nuestras vidas. La ciencia nos dice por qué es tan importante la resiliencia.      

Me encanta esta fotografía. Este es un monje tibetano en el hospital de la Universidad y esos son electrodos en su cerebro porque quieren descubrir de qué manera es capaz de dominar la fisiología de su cuerpo. Y después de hacer esto, él les preguntó por qué le estaban conectando electrodos al cerebro, que no era ahí donde estaba ocurriendo el cambio. (risas) “¿Por qué me están cableando el cerebro?” Porque así es como están aprendiendo. Así es como la ciencia está aprendiendo.

 Sé que todos los que se han hecho un electrocardiograma, que suena bum bum, bum bum. Cada bum bum marca un pico y ustedes creen que el espacio entre los latidos es el mismo, pero no es así. Varía de latido a latido. Se mide en milisegundos. 

Pueden ver que hay 845, 745, 812, 732 milisegundos entre latido y latido. Los latidos parecen similares, pero el tiempo entre uno y otro es diferente y esa diferencia es importante.  Se llama variabilidad del ritmo cardíaco (VRC). La importancia radica en que cuando somos muy jóvenes la variabilidad de nuestro ritmo cardíaco es tremenda. La diferencia entre los latidos rara vez es la misma, varía con cada latido. A medida que crecemos y nos encerramos más en nuestras formas de pensar, nos volvemos más rígidos en nuestra forma de ver el mundo y nuestras expectativas del mundo, esa distancia se vuelve más regular y por eso es importante. Cuanta mayor sea la variabilidad, mayor será la resiliencia. Cuando somos jóvenes, estamos explorando un nuevo mundo, como niños estamos descubriendo que el perro de nuestros vecinos puede no ser tan amigable como el nuestro, qué significa la hornalla de la cocina, necesitamos una gran variabilidad del ritmo cardíaco, mucha resiliencia que nos ayude a hacer eso.  Y cuando nuestra manera de pensar se vuelve más rígida, la perdemos. Nuestro VRC es la clave para nuestra resiliencia.

 He aquí cómo funciona. A cada momento de cada día, hay una conversación entre el corazón y el cerebro. El corazón le envía señales al cerebro y el cerebro le responde al corazón. La calidad de esa señal del corazón al cerebro le dice al cerebro qué sustancias químicas liberar en su cuerpo: hormonas antiedad, sustancias químicas de elevada respuesta inmunológica, o sustancias químicas de estrés. De modo que cuando tienen sentimientos de frustración, herida no resuelta, ira, le están enviando señales irregulares con picos del corazón al cerebro y su cerebro responde enviando esa clase de sustancias químicas al cuerpo. Las personas que tienen un sistema inmunológico débil envejecen antes de tiempo.   Las personas que tienen la capacidad de enviar señales  de emociones positivas: amor, compasión, aprecio, gratitud, protección, tienen señales regulares que van al cerebro.

Podemos aprender a hacer esto muy rápido. En programas más extensos, comparto la ciencia. Cuando voy con mis amigos indígenas, con los monjes y monjas en los monasterios o los pueblos indígenas en las ceremonias, todo su trabajo está basado en el corazón, porque ellos han encontrado modos de regular la señal con emociones positivas. 

 La conversación óptima entre el corazón y el cerebro se llama coherencia y la coherencia óptima crea mayor resiliencia. Cuanta más coherencia tenemos, más resilientes somos en la vida.   



Título en inglés: A crisis in thinking: The missing link to a healed life
Traducción: Susana Peralta


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