Se acerca el
solsticio de Capricornio trayendo su promesa de vida. El sol regresa de su
recorrido aparente hacia el sur y nos trae la posibilidad del nacimiento en la
gruta del corazón. Pero si no lo reconocemos, pasa de largo sin afectarnos, que
es lo mismo que decir que no existe para nosotros. Si no nos orientamos para
recibir su luz, no nos llega y perdemos la oportunidad de participar en la
fiesta del nacimiento del niño Sol celebrada en las altas esferas de la vida
planetaria.
Aquello que no
reconocemos no existe para nosotros. Si alguien nos da un diamante y creemos
que es un vidrio, será simplemente un vidrio. Si no reconocemos las bondades
que la vida nos da, no las tenemos. Cuántas cosas han llegado a nuestras vidas
y por falta de reconocimiento se han ido sin dejarnos el fruto de ese encuentro
que la vida nos regalaba.
Hace mucho
tiempo aprendí de mi hermana espiritual Marta Paillet que el reconocimiento del
legítimo otro yo es la base para toda relación. Nos contaba sobre los
habitantes de una región del África que se saludaban diciendo: “Te veo” y el
otro respondía: “Estoy aquí”. Reconocer al otro es darle permiso para existir
dentro de nuestro mundo. He comprobado que este reconocimiento allana el camino
para una exitosa relación y más aún, puede aligerar cualquier tensión que surja
entre personas desconocidas.
El
reconocimiento de las virtudes del otro hacen que éstas afloren, y lo mismo
sucede con los defectos. Por eso es tan importante darse cuenta y reconocer lo
mejor de los seres que están cerca de nosotros. La vida cotidiana se hace más
fácil.
Ayuda a los
tuyos reconociéndoles sus virtudes y capacidades.
Cuando eres
capaz de reconocer la belleza que te rodea, el cielo azul, el verde de la
naturaleza, el brillo especial que a veces tienen los días, no importa cómo te
puedas sentir, toda esa belleza entra en tu vida y te refresca.
Cuando puedes
ver a tus padres más allá del rol que la vida les dio en relación a ti, y
reconocer que son algo más que tu papá o tu mamá, los comprenderás mejor.
El
reconocimiento es de vital importancia en la vida interna. Reconocer la
cualidad de nuestro cuerpo etérico, emocional y mental nos permite manejar
mejor nuestro instrumento para administrar la vida que nos ha tocado vivir.
¿Qué tendencia tiene mi mente, cuáles son mis pensamientos más comunes? Y mi
mundo de emociones, ¿vibra alto o bajo? Mi cuerpo físico, ¿qué tendencia
tiene? Reconocer estas tendencias, la
herencia familiar, el karma, el medio ambiente nos permite administrar mejor
nuestras vidas.
El
reconocimiento del motivo de servicio que une a los miembros de un grupo es la
fuerza que permite que funcionen adecuadamente. Si sostienen fijamente el
propósito y una enfocada atención sobre el objetivo espiritual, en olvido de
las diferencias, pueden producir milagros en la salvación del mundo, afirma el
Maestro D.K.
El viaje
interno a través de la meditación tiene una meta, reconocernos como almas. El
reconocimiento de las diferentes vibraciones de los distintos planos en los
cuales nos podemos encontrar durante la meditación nos ayuda a detectar la
calidad de los ambientes en la vida cotidiana.
Meditar es
ascender a la Conciencia desde los pensamientos mundanos. La energía de
Capricornio nos ayuda en este ascenso. No perdamos la oportunidad de vivir el
solsticio plenamente consciente de las energías que la vida nos regala en ese
momento.
Unidos en el
amanecer y bajo la luz anaranjada de este sol del solsticio de Capricornio,
reconozcamos la red que juntos formamos. Somos servidores, unidos tenemos la
fuerza que traerá la nueva era de amor y luz. Disipemos todo lo que nos separa,
fortalezcamos lo que nos une. Reconozcamos la red y démosle fuerza.
Permanezcamos
siempre unidos en el propósito sublime de un mundo mejor.
Que el Cristo
Niño nazca en el corazón de todos. Feliz Navidad.
Con inmenso
amor, Carmen Santiago
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