por elarcadeastrotrina
El miércoles 21 de diciembre a las 06:45 am, hora de Venezuela, llegó el
solsticio de invierno en el hemisferio Norte, un fenómeno astronómico de
reminiscencias celtas. Marca el inicio del invierno astronómico y de su mano
llega la noche más larga del 2016 en el hemisferio norte (y la más corta en el
hemisferio sur), la del 21 al 22 de diciembre.
La órbita de la Tierra no sólo es transitada por la Tierra, sino también
por una Cruz Cósmica imaginaria formada por 4 puntos físicos: los de los 2
solsticios y los 2 equinoccios, que marcan las cuatro secciones de la órbita o
del año, que experimentamos como las Cuatro Estaciones.
Los puntos de los 2 solsticios forman el eje solsticial, que para
nosotros son dos días del año, el 21-22 de junio y 21-22 de diciembre, mientras
que los puntos de los equinoccios forman el eje equinoccial, definido por los
puntos que corresponden con el 21-22 de marzo y el 21-22 de septiembre.
A lo largo de la historia, el ser humano ha rendido tributo al
llamado “Astro Rey”. Una estrella como otra cualquiera, pero para nosotros la
más especial, el Sol. Sin él, la vida en nuestro planeta, tal como la
conocemos, no existiría. Es la fuente de energía que anima, directa o
indirectamente, a todos los seres vivos. No es de extrañar entonces, que
diferentes culturas a lo largo de la historia hayan considerado al Sol la
“personificación”, de Dios.
Dado que el solsticio de invierno es visto como la inversión del
retroceso de la presencia solar en el cielo, los conceptos de nacimiento o el
renacimiento de los dioses solares han sido comunes y, el uso de calendarios
cíclicos por las distintas culturas, basados en el solsticio de invierno, han
celebrado el renacimiento en el año, de lo que se refiere a la
vida-muerte-renacimiento, de las deidades, así como a nuevos comienzos.
“Las civilizaciones más antiguas (incluso extremadamente aisladas, como
puede ser la de la Isla de Pascua), ya conocían estas
efemérides perfectamente, existiendo festejos relacionados con estos en casi
todas las civilizaciones. Incluso, hay
quien propone que en la Edad de Piedra podrían haber poseído
ya este conocimiento”, detalla Rosenberg, investigador y divulgador del
Instituto de Astrofísica de Canarias.
Según las diferentes tendencias religiosas, escucharás varias versiones
de quién es el espíritu de la navidad, por un lado se habla de una persona
nórdica que repartía regalos y bienes materiales, por otro lado se habla de una
energía angelical que trae riquezas a todo nivel, y en otras tendencias también
conseguiremos hablar de un egregor formado por la vibración y pensamientos de
la población, ante el amor por la llegada de Jesús.
En Perú, es el Inti Raymi, una
ceremonia inca que rinde homenaje al Sol. En Bolivia, el Willka Kuti, que en
aimara significa “la vuelta del sol” y los chilenos y argentinos se reúnen en
la fiesta de origen mapuche We Tripantu. En Guatemala tiene lugar la danza de
los voladores, en los que varias personas giran y danzan en torno a una estaca,
y en Escandinavia, el festival de Yule (sobre el cual puedes aprender un poco
más aquí ->en mi calendario lunar de diciembre).
Su alma encarna todo lo que ustedes necesitan para experimentar una vida
plena, dichosa y feliz sobre la Tierra. Su alma también entiende, debido a que
es capaz de reconocer la imagen más grande de su realidad sobre la Tierra, todo
lo que requieren para sentirse plenos, abundantes y felices. Su alma está lista
para proveerlos, hay simplemente una necesidad de que se sintonicen, para
reconocer las energías e intenciones a las que su alma se siente guiada a
compartir con ustedes. Estas energías tan intensas del Solsticio, te llevan a
reconocer la verdad de tu ser.
Así, en esta temporada de energías estelares, creamos una sincronicidad,
flujo y armonía entre nuestro Ser encarnado y nuestra Alma.
Esta experiencia de armonía con el alma, te permite co-crear con ella,
al tiempo que aprendes a aceptar las intenciones necesarias, energías e
intervención divina desde el alma, hacia tu ser y realidad. Cuando te entregas
a las intenciones de tu alma, creas desde un espacio de amor y expansión, el
cual es por lejos, mucho más pleno, permitiendo que la manifestación tenga
lugar de maneras mágicas e inesperadas. El conjunto de lo que somos como
personas, es mucho más de lo que mostramos, y mucho más de lo que creemos de
nosotros mismos. Nuestras luces y sombras forman
parte de un todo al que pertenecemos. Este momento es significativo para
enfrentar nuestra sombra.
¿Qué son nuestras sombras? Son nuestro infierno personal, aquello que no
queremos reconocer de nosotros mismos, lo que nos empeñamos en ocultar. Los “no
debería, no tendría, no me permito”.
Conductas, pensamientos y emociones que nos resultan
inadecuados, inaceptables e inadmisibles. Todo aquello que aprendemos en
nuestra cultura que no podemos ser, lo que reprimimos; lo que juzgamos y
reprochamos de los demás. Nos esforzamos por mostrar solo una parte de
nosotros, rechazando así lo que no queremos aceptar que también somos. Lo que
supone un desgaste de energía, que acaba volviéndose en nuestra contra.
Creemos, que nuestra fortaleza radica en sacar a relucir nuestro aspecto
más amable y alegre. Mostrándonos con una constante sonrisa y una
predisposición continua de estar disponible para los demás. No en todas las
situaciones podemos permanecer así. En muchas circunstancias, se vuelve
necesario manifestar nuestra tristeza, nuestra rabia, nuestro
malestar, nuestro enfado y todos los aspectos que resultan “negativos”
socialmente. Hacer esto te revela lo que te molesta y en sí mismo, lo que te
esclaviza.
Ante la culpabilidad, generada por nuestra expresión desproporcionada de
una conducta que rechazamos; tendemos a echar el cerrojo a ese comportamiento,
pretendiendo que no vuelva a manifestarse. Lo que no comprendemos es que así
estamos alimentando, precisamente, que se exprese de forma desproporcionada
ante cualquier situación. Si somos capaces de tomar consciencia de este
proceso, estamos dando un paso para la aceptación de nuestra sombra. De
aquello que no queremos reconocer que también somos y forma parte de nosotros.
La sensación de vacío interno siempre va asociada al miedo, al temor a
lo desconocido, que surge cuando el intelecto no puede entender los estímulos
que le llegan y el pensamiento genera un mecanismo defensivo, basado en esa
percepción. Nadie podrá luchar con su sombra, solo debe reconocerla e
integrarla, no tener miedo de sus errores, aceptarlos como parte de un
despertar.
En este Solsticio, no rechaces, no critiques, no compares… solo piensa
en la maravillosa experiencia de ser tú.
Imagen: de internet intervenida.
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