By PHILEAS
“La grieta de la taza de té abre un camino hasta la
tierra de los muertos” (W. H. Auden)
Una
idea muy poderosa la que sugiere Auden porque, al pasar, no está diciendo que
un objeto tan sencillo y cotidiano como una simple taza de té nos puede
enseñar la impermanencia.
Estamos
inmersos en un bosque de símbolos y aunque nuestros ojos somnolientos se
nieguen a admitirlo, vivimos en un mundo mágico y simbólico donde hasta la
cosa más humilde puede convertirse en un despertador de la conciencia.
Por lo
tanto, incluso una pequeña rajadura en la cerámica puede transformarse en
un portal de acceso al plano del Alma, a ese espacio que brinda sentido a todas
nuestras experiencias y donde el símbolo cobra vida, conectando dos realidades
que parecen ser antagónicas.
Sí.
Ante los ojos profanos la grieta en la taza es simplemente una imperfección que
amerita que la taza sea arrojada al cubo de basura. Nada más. No obstante,
mirada con atención, la taza dañada es una mensajera, un objeto mágico que
transmite a quienes quieran oírla un magistral consejo de vida: todo
pasa, nada permanece.
Tempus Fugit, Carpe Diem. (1)
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