Por PHILEAS
Un
padre de familia fue acusado de robo y el rey, siguiendo una vieja tradición
del reino, citó al hombre y le dijo: “Has sido acusado pero las pruebas
no han sido concluyentes. Para determinar tu culpabilidad o inocencia
recurriremos a la prueba del alambre. Tensaremos un alambre entre las dos
torres del castillo y tú deberás caminar por él. Si lo logras, habrás
demostrado tu inocencia. Si caes, serás culpable y morirás en el acto”.
Pasito
a pasito y con gran pericia, el hombre fue caminando por el alambre hasta que
finalmente llegó hasta la otra torre.
El
rey, sorprendido, hizo llamar al padre de familia y le dijo: “Te
felicito, has demostrado tu inocencia. Pero, sin embargo, hay algo que
realmente me intriga. ¿Cómo has podido pasar la difícil prueba del alambre”.
Y el
hombre respondió: “¡Oh, señor! En verdad, al pasar el alambre tan sólo
he intentado aplicar lo que he aprendido en la escuela de la vida: evitar los
extremos. He mantenido mi mente y mi cuerpo en perfecto equilibrio y
repitiéndome a mi mismo: “Nada en exceso”. Es decir, cuando me inclinaba mucho
hacia la derecha, corregía y cuando me iba hacia la izquierda, corregía. Y así,
corrigiendo y corrigiendo, encontré en el alambre la vía del medio. Caminé por
ella, sin demasiado esfuerzo, y llegué a mi destino”.
Este
“camino del medio” es el mismo que enseñó Siddharta Gautama (Buddha),
nacido en un palacio, en un ambiente de comodidades y placeres. Sin
embargo, el joven Siddharta se sentía insatisfecho con esta forma de vida y se
adentró en el bosque, donde encontró a los ascetas que mortificaban su cuerpo y
se privaban de todo para alcanzar la iluminación.
Pronto
también se convenció de que esta vida de extremas privaciones tampoco era el
camino correcto y abandonó a los santones del bosque tras escuchar casualmente
a un pescador que hablaba con su hijo de las cuerdas de un laúd, recomendándole: “Si
las cuerdas están demasiado tensas, se rompen. Si están demasiado flojas, no
suenan”.
Con esta sencilla frase
pronunciada por un humilde transeúnte, el Buddha descubrió la “via del medio”,
una senda de equilibrio que nos permite avanzar a paso firme hasta lo más alto.
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