por cristinalaird
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Aquí llega la Luna
Nueva en Cáncer del año y con ella un momento de grandes sensibilidades y
festejos en muchas partes del mundo. Se forma exacta unos días después del
Solsticio de Verano-Invierno, dependiendo en qué hemisferio vives y
coincidiendo con las celebraciones de San Juan en España. Como todas las
lunaciones, ésta no es igual a ninguna otra y viene acompañada de sus
diferentes y únicos aspectos planetarios que la distinguen de las demás. Siendo
una Luna Nueva, el Sol y la Luna se encuentran en el mismo grado del mismo
signo, en este caso: 02º Cáncer 47'. Un v
erdadero impulso a comenzar una nueva
historia, una renovada faceta de nuestra vida. Es el final del Otoño-Primavera,
para dar comienzo al Verano (en el Hemisferio Norte) y el Invierno (en el Hemisferio
Sur).
El signo de Cáncer
nos habla de la Gran Madre, la Pachamama, la Gran Diosa, la Luna, el origen de
la vida, la que da y sostiene la vida. Es el primer signo de Agua, y nos
conecta con nuestras emociones, con nuestros sentimientos, con la necesidad de
encontrar ese lugar donde sentirnos seguros y contenidos. Ese lugar donde la
creación es posible. Cuando hablamos de comienzos también hablamos de finales.
Algo finaliza para que algo pueda nacer. El nacimiento termina con el embarazo,
estado sagrado y privado, para que esa extraordinaria creación que es el ser
humano, tenga la oportunidad de emerger a la vida. Siendo Cáncer un signo
Cardinal, algo nos impulsa a la acción, a la renovación, a crear algo nuevo, a
concluir una situación que ya no se sostiene, por más que nosotros deseemos que
así sea. Esta lunación se forma cuando Mercurio y Marte también se encuentran
en el signo de Cáncer, por tanto el impulso original de la lunación se sentirá
aún más fuerte. Algo nos dice, no importa la edad que tengas. "Ahora o
nunca"-
Además de cuatro
planetas en signo de Cáncer, Marte se encuentra en directa oposición a Juno, el
asteroide que nos conecta con las relaciones personales, que se acerca a pasos
agigantados a Plutón en Capricornio, y estos tres (Marte-Juno-Plutón) forman
cuadraturas a Júpiter en Libra, formando así una T-cuadrada, y esto nos impulsa
a imponer nuestra voluntad y nuestros sentimientos dentro de la pareja, en vez
de llegar al compromiso sin quejarnos, sin dar expresión a los pedidos del alma.
Ahora más que nunca nos damos cuenta la importancia de sentirnos apoyados,
queridos, dentro de la relación y si no es así, debemos tomar acción y al menos
expresarlo de la forma menos agresiva posible, aunque esto puede ser más
complicado de lo que nos gustaría.
Marte forma un
trígono (120º) a Neptuno y estos dos planetas no son los mejores amigos. Los
astrólogos más tradicionales describen esta combinación como
"debilidad", tendencia a las adicciones, a cortar camino,
eligiendo rutas menos convencionales y no muy éticas para llegar a la meta.
Curiosamente Marte está en caída en el signo de Cáncer, ya que para que podamos
expresar nuestra voluntad y afirmarnos a nosotros mismos (Marte), debemos
separarnos de esa necesidad de sentirnos protegidos y seguros (Cáncer). Un
verdadero dilema. Para separarnos de madre debemos "querer" ir a
algún lugar, u obtener algo, y Neptuno trae la confusión, la no claridad. Un
proceso no muy fácil para estos dioses. Por tanto no estoy segura si este
trígono, por positivo que sea este aspecto, ayuda en estos momentos al
dilema presentado por la T-cuadrada.
Por otro lado,
Eris-URano-Pallas Athena, forman un trígono a Saturno-Folo y a Vesta. Todo en
signos de Fuego. Esta combinación está mucho menos interesada en la pareja y mucho
más en la expresión profesional, en el espíritu del Destino, de realizar esa
tarea que hemos venido a desarrollar en esta vida. Nos habla del hecho que no
podemos dejarnos distraer por nuestras inseguridades y debemos lanzarnos a
hacer realidad nuestro sueño, nuestra misión, a seguir puliendo ese diamante
con el que todos hemos nacido y al que debemos expresar en la certeza que si no
lo hacemos nosotros, nadie lo hará igual, ya que sólo hay uno de cada uno de
nosotros. No hay dos YO. Mi diamante no es igual al de nadie más y lo que yo
frustre, no sólo me lo pierdo yo, sino el mundo entero. El impulso creador de
Cáncer nos habla en una voz ensordecedora y debemos ir camino a Leo,
donde se encuentra Vesta y el Nodo Lunar. El temor a perder nuestro sentido de
seguridad al dar rienda suelta al YO, es el trabajo de Cáncer, pero el poder de
la necesidad creativa es más potente que todo ello.
La otra T-cuadrada
de esta lunación es entre Saturno-Folo en cuadratura a Quirón, lo que viene
ocurriendo desde finales del año pasado, pero ahora se une Ceres, oponiendo los
dos primeros. Esto habla de la herida heredada de la madre y la razón de
nuestras inseguridades. Nos ayuda a concientizar esa voz interna que nos pide
lealtad a la historia familiar y de la que debemos separarnos para poder dejar
nacer ese que realmente hemos venido a SER. Nada de esto debe desviarnos de
nuestro camino, sino simplemente hacernos consciente del equipaje que llevamos
en nuestro viaje por la vida y la posibilidad de ir quitándonos peso a medida
que avanzamos. Cuanto más liviana la maleta, más rápido caminaremos. Solo
podemos quitarnos cosas de encima, si abrimos la maleta y miramos en su
interior.
Disfruta de este
impulso creador y anímate a SENTIR y SER.
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