Hablándole a uno de sus
discípulos sobre la futilidad del orgullo social, el Maestro DK le dice lo
siguiente: “A los ojos de los Maestros de Sabiduría, sólo existen seres
humanos en diferentes etapas de desenvolvimiento: desarrollo egoísta o servicio
progresivo”. (DNE Tomo II, pág. 594) Los Maestros no reconocen
las clases sociales, como el mundo las conoce. Sólo ven si eres egoísta o
altruista, o dicho de otra manera, si amas o no. Si vives para satisfacer tus
deseos o buscas ayudar a los demás. Y luego le pide a su discípulo que no le
preste tanta atención al vehículo físico, que su conservación no tiene
importancia, asegurándole que pertenece a su Ashrama y nada tiene que temer.
En su libro Curación Esotérica,
el Maestro DK dice: “No olviden que quien no ama a su hermano es un
criminal y constituye siempre el símbolo del odio.” (Pág. 400). Son
palabras para tenerlas muy en cuenta en un mundo en donde parece que el repudio
y el odio se han hecho viral y forman parte de la propaganda política en todos
los países. Muchos, sin darse cuenta, caen en esta trampa y envenenan sus vidas
con el odio, que tiene una característica muy suya. El corazón que odia no le
hace daño al odiado, sino que enferma y envenena a quien lo siente y lo
mantiene en su corazón. El odio no es un arma que pueda solucionar nada porque
antes de llegar a su destino ha matado a su dueño.
Sé que los que siguen mis cartas
están en la búsqueda de aquello que está más allá del mundo material. Si sólo
se tratara de nacer, crecer, envejecer y morir la vida sería terrible… y no lo
es. La vida es bella, cada momento tiene su encanto, la clave es que ese
encanto no está afuera, está en la persona que lo vive y lo siente. Saber,
conocer, estudiar, meditar, rezar nos ayuda mucho a comprender lo que significa
la existencia, pero ni el conocimiento, la erudición, el estudio nos sacan de
la prisión del mundo material si no nos metemos muy dentro nuestro y
descubrimos, porque lo vivimos, lo que somos, el ángel que vino del sol y se
vistió de materia. El miedo a la muerte, aún entre los discípulos de la
Jerarquía, como el señor a quien le hablaba el Maestro DK en mi primera cita,
es muy común. Así de fuerte es el aferramiento que tenemos al mundo material.
Sabemos que es una ilusión pero lo vivimos como real.
Recuerdo que viajando con mis
hermanas Marta Paillet y Elda Alderete nos vino por inspiración una frase que
impactó nuestros cerebros: “Es un juego, no se lo crean”, refiriéndose
a la vida en la materia. Fue tan grande el impacto que hice un letrero y lo
pegué en la pared de mi dormitorio y allí estuvo por muchos años. Cuando la
vida me presenta momentos dramáticos, de esos que en algún
momento todos tenemos, lo recuerdo y me lo repito una y otra vez: es un
juego, no te lo creas.
Con tanto estímulo que nos viene
del mundo material y sus valores materialistas es difícil reconocer que una
vida es sólo un paréntesis en la eternidad. Un paréntesis que bien vale la pena
si vivimos plenamente cada instante y reconocemos la oportunidad de
experimentar un mundo material sin quedar atrapados. Cuando nos mantenemos en
contacto con la realidad del alma, con el mundo sutil, llenamos de luz el mundo
material y lo transformamos. La evolución es una cuestión de expansión de
conciencia, de poder abarcar no solo el mundo material sino los demás planos de
existencia que son más sutiles que el físico, en los cuales tu ser interno
tiene participación.
Y siguiendo citando al Maestro
DK: “Cuando la mayoría de los habitantes de la Tierra se orienten
rápidamente hacia el bien, hacia la rectitud y cuando el conjunto de
seres humanos se incline hacia la buena voluntad, entonces la persistente mala
salud irá desapareciendo gradualmente, y se desvanecerá y dejará finalmente de
existir.” (Curación Esotérica, Pág. 399-400)
El amor lo cura todo, y nos
curará a todos. Es una profecía segura. Amar es la solución a todos los
problemas que aquejan a la humanidad. Recuerda, no hay clases sociales, solo
hay dos clases, los que aman y los que no aman. Y cuando te encuentres en uno
de esos momentos dramáticos, recuerda: es un juego, no te lo creas. Eres
un ángel solar. Eres luz. Cuando todos nos reconozcamos como almas, todo será
LUZ. Y el planeta se iluminará.
Me despido con aquella frase de
nuestro grupo, allá en sus inicios: “Ilumínate, deja brillar tu Luz
Interna”. Y que esa luz ilumine al mundo.
Con el amor de siempre, eterno,
luminoso,
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