Centro Holística Hayden

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2 de julio de 2018

DOS CLASES DE SERES HUMANOS


Hablándole a uno de sus discípulos sobre la futilidad del orgullo social, el Maestro DK le dice lo siguiente: “A los ojos de los Maestros de Sabiduría, sólo existen seres humanos en diferentes etapas de desenvolvimiento: desarrollo egoísta o servicio progresivo”. (DNE Tomo II, pág. 594) Los Maestros no reconocen las clases sociales, como el mundo las conoce. Sólo ven si eres egoísta o altruista, o dicho de otra manera, si amas o no. Si vives para satisfacer tus deseos o buscas ayudar a los demás. Y luego le pide a su discípulo que no le preste tanta atención al vehículo físico, que su conservación no tiene importancia, asegurándole que pertenece a su Ashrama y nada tiene que temer.
Observando la fortaleza del materialismo en el mundo, la opresión a los pueblos por los poderes económicos y tantas guerras y violencia uno se pregunta, ¿será que aprenderemos, en algún momento de la historia humana, la lección del amor? Todos los grandes líderes espirituales que ha tenido la humanidad han enseñado a amar, ¿por qué se nos hace tan difícil? 
En su libro Curación Esotérica, el Maestro DK dice: “No olviden que quien no ama a su hermano es un criminal y constituye siempre el símbolo del odio.” (Pág. 400). Son palabras para tenerlas muy en cuenta en un mundo en donde parece que el repudio y el odio se han hecho viral y forman parte de la propaganda política en todos los países. Muchos, sin darse cuenta, caen en esta trampa y envenenan sus vidas con el odio, que tiene una característica muy suya. El corazón que odia no le hace daño al odiado, sino que enferma y envenena a quien lo siente y lo mantiene en su corazón. El odio no es un arma que pueda solucionar nada porque antes de llegar a su destino ha matado a su dueño. 
Sé que los que siguen mis cartas están en la búsqueda de aquello que está más allá del mundo material. Si sólo se tratara de nacer, crecer, envejecer y morir la vida sería terrible… y no lo es. La vida es bella, cada momento tiene su encanto, la clave es que ese encanto no está afuera, está en la persona que lo vive y lo siente. Saber, conocer, estudiar, meditar, rezar nos ayuda mucho a comprender lo que significa la existencia, pero ni el conocimiento, la erudición, el estudio nos sacan de la prisión del mundo material si no nos metemos muy dentro nuestro y descubrimos, porque lo vivimos, lo que somos, el ángel que vino del sol y se vistió de materia. El miedo a la muerte, aún entre los discípulos de la Jerarquía, como el señor a quien le hablaba el Maestro DK en mi primera cita, es muy común. Así de fuerte es el aferramiento que tenemos al mundo material. Sabemos que es una ilusión pero lo vivimos como real. 
Recuerdo que viajando con mis hermanas Marta Paillet y Elda Alderete nos vino por inspiración una frase que impactó nuestros cerebros: “Es un juego, no se lo crean”, refiriéndose a la vida en la materia. Fue tan grande el impacto que hice un letrero y lo pegué en la pared de mi dormitorio y allí estuvo por muchos años. Cuando la vida me presenta momentos dramáticos, de esos que   en algún momento todos tenemos, lo recuerdo y me lo repito una y otra vez: es un juego, no te lo creas. 
Con tanto estímulo que nos viene del mundo material y sus valores materialistas es difícil reconocer que una vida es sólo un paréntesis en la eternidad. Un paréntesis que bien vale la pena si vivimos plenamente cada instante y reconocemos la oportunidad de experimentar un mundo material sin quedar atrapados. Cuando nos mantenemos en contacto con la realidad del alma, con el mundo sutil, llenamos de luz el mundo material y lo transformamos. La evolución es una cuestión de expansión de conciencia, de poder abarcar no solo el mundo material sino los demás planos de existencia que son más sutiles que el físico, en los cuales tu ser interno tiene participación. 
Y siguiendo citando al Maestro DK: “Cuando la mayoría de los habitantes de la Tierra se orienten rápidamente hacia el bien, hacia la rectitud  y cuando el conjunto de seres humanos se incline hacia la buena voluntad, entonces la persistente mala salud irá desapareciendo gradualmente, y se desvanecerá y dejará finalmente de existir.” (Curación Esotérica, Pág. 399-400) 
El amor lo cura todo, y nos curará a todos. Es una profecía segura. Amar es la solución a todos los problemas que aquejan a la humanidad. Recuerda, no hay clases sociales, solo hay dos clases, los que aman y los que no aman. Y cuando te encuentres en uno de esos momentos dramáticos, recuerda: es un juego, no te lo creas. Eres un ángel solar. Eres luz. Cuando todos nos reconozcamos como almas, todo será LUZ. Y el planeta se iluminará. 
Me despido con aquella frase de nuestro grupo, allá en sus inicios: “Ilumínate, deja brillar tu Luz Interna”. Y que esa luz ilumine al mundo. 
Con el amor de siempre, eterno, luminoso,
Carmen Santiago – fdnpcaracas@yahoo.es


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