El mundo vive procesos complejos, procesos que nos
ayudan a comprender el verdadero sentido de todo lo que nos rodea, cada proceso
forma parte de algo que nos alimenta, nos fortalece y que, incluso nos ayuda a
ser una mejor versión de sí mismos. Para nadie es un secreto que todo
cambia, la materia se transforma, evoluciona, se recrea por sí misma
para adaptarse a las nuevas formas que la rodean. Así como sucede en ello,
sucede en todos nosotros. Somos nosotros energía que se transforma y se recrea
en sí misma para poder timonear las energías complejas que se vive.
Debemos ser conscientes de
esa energía y capacidad de transformación que nosotros, por si
solos, poseemos. Cuando nos vemos enfrentado a esa energía comenzamos a
c
omprender que tenemos que transformarnos, cambiar y evolucionar, accedemos a
una energía que nos ayuda a entender cuál es nuestra posición en el universo.
Basada en esa posición, nosotros somos seres conscientes de que el mundo cambia
y que, por dicha razón, nosotros también debemos cambiar, si
de verdad queremos que algo funcione, debemos transformarnos en forma y en
esencia para que en sustancia todo pueda fluir positivamente.
En todas las latitudes de
nuestras vidas experimentamos cambios, a veces por motivación propia o en
ocasiones por motivación externa, esta última siempre ocasionadas por crisis
difíciles y complejas que nos rodean y qué, de alguna u otra manera termina por
generar en nosotros una nueva versión que no conocíamos, ya sea por esa idea de
adaptabilidad o de supervivencia, pero siempre en una constante premisa de
cambio y renovación. Si bien esto es lo que vivimos, quiero que veamos nuestro
alrededor y comprendamos que, cuando un cambio viene, nosotros, como seres
energéticos, no podemos, por ningún medio, resistirnos, tenemos que
siempre ir hacia él, vivirlo, aprender y evolucionar, esa es la clave de todo.
Cuando experimentas un
cambio o deseas generar un cambio personal, debes ser consciente de ciertos
puntos que te ayudarán a manejar las cosas desde una perspectiva amplia y con
mayor crecimiento y fortalecimiento espiritual en todos los sentidos. Entre
estos puntos destacan:
¿Dónde estoy? Antes
de evaluar el cambio, debemos descubrir en qué lugar, posición, coordenada
estamos, en base a qué entorno vamos a generar el cambio. Debemos realmente
tomar conciencia de cómo estamos viviendo la vida. Es en este punto en donde
debemos reflexionar,entender y comprender que ese entorno que nos rodea o
nos motiva a generar el cambio o es la crisis sumergida del mismo el que nos
obliga a hacerlo, aunque no queramos, por ejemplo, una crisis social o
política, es aceptar que, debemos desde esa zona de confort, movernos.
¿Qué quiero? Cuando
comprendemos la posición de nosotros y el entorno que nos rodea, comenzamos el
proceso de aceptación e indagamos en el qué quiero; ese complejo punto que nos
hace llevar nuestra mente a los confines más complejos de nuestra propia
conciencia. Porque es aquí, en donde se nos hace difícil detallar con exactitud
lo que queremos, quizás es el gran paso a dar, y si no tenemos esto claro, el
resto se hace difícil de sobrellevar. Aquí debemos darnos cuenta qué
es eso que queremos, aquí podemos desear, porque aquí todo es posible, en
nuestra mente, todo es mágico, así que debemos desearlo y pensarlo en grande.
Ya que de esa manera, será más fácil realizarlo, mientras más lo
decretas y lo detallas en tu mente, el universo más te escucha.
¿Qué necesito? Cuando
comenzamos a transitar este camino, también debemos detallar qué es aquello que
verdaderamente necesitamos y que nos hará falta para poder generar el cambio
que queremos y necesitamos. El cambio se acepta, pero también hay que agarrarse
de ciertas cosas para llegar a él. Esto dependerá de cada persona y de cada
experiencia vivida, pero a grandes rasgos se trata de construir el
puente necesario para ir a la otra orilla. Por esa razón, tenemos que
ser conscientes que un puente está formado por pequeñas y también grandes
piezas. Es ahí en donde debemos darnos cuenta de esa capacidad que nosotros
mismos podemos tener.
¿Qué creencias me
limitan? Este es otro punto complejo
de sobrellevar, recuerda una cosa: “Los límites más complejos de
llevar, son los que te pones tu”. Pero, no vamos a negar que en todo
proceso vamos a tener una voz crítica, solo que debemos saberla trabajar y
sobretodo, saber alimentar el lado que verdaderamente queremos alimentar. Puede
que esta voz sea la que nace desde tu interior, la que te dice que hacer o no,
dependiendo de tus principios, puede incluso, protegerte, o puede hasta
bloquear los deseos más anhelados y profundos, es decir, si no sabes manejarla,
puedes auto-sabotearte en ese proceso de cambio, por miedo, principalmente, a
moverte de tu zona de confort.
¿Qué creencias me dan
fuerza? Muy fundamental trabajar
este punto, porque aquí deberás encontrar todo aquello que te de motivos
necesarios para luchar, sean reales o simplemente espirituales, lo cierto es
que, debe haber un motor que te ayude a ir a ese cambio que deseas, dependiendo
de tu intensión este podría ser el deseo de bienestar, libertad, paz, comida e
incluso, el deseo de ser mejor, o simplemente tener una vida mejor. Es aquí en
donde tenemos que sustituir todas aquellas creencias limitantes que no nos
dejan avanzar hacia lo que verdaderamente queremos y deseamos. Ese
proceso de cambio tiene que verse envuelto en un motor que te ayude a alcanzarlo.
¿Quiénes deben conocer mis
deseos? Esto es fundamental, todo
es energía y como energía, se mueve entre campos energéticos complejos y todo
fluye, por eso, cuando conseguimos decirle aquello que deseamos a alguien que
no vibra a nuestro propio nivel nos encontramos con bloqueos debido a la
envidia o energía emanada por estos entes que nos rodean y a quienes hemos
confiado todos nuestros deseos. Cuando establecemos quienes son las personas
reales que merecen saber todo lo que haremos, debemos comenzar a trabajar en
decirlo, para hacerle entender a ellos, y al universo cual es mi posición en el
mundo y hacia donde quiero dirigirme, es fortalecer nuestro liderazgo y nuestra
energía hacia el cambio. Además de ello, estamos preparando al
entorno para nuevas actitudes que nosotros vamos adquirircomo
parte de ese cambio que estamos desarrollando.
¿Quiénes serán mis
aliados? Este punto es fundamental
entenderlo, cuando nuestro entorno sabe lo que queremos hacer, debemos tomarnos
el atrevimiento detallado y exhaustivo sobre aquellas personas que deberían ser
nuestros aliados en el proceso. Aquellos que de verdad tengan la
misma intención y nivel de vibración que el tuyo, que estén dispuesto a
apoyarte, aconsejarte, y en ocasiones juzgarte, todo desde la nobleza, la
humildad y el respeto que amerita tu proceso de cambio y transformación.
¿Qué hábitos nuevos pongo
en marcha? Debemos ser
conscientes que un cambio genera nuevos patrones de conducta, nuevas formas de
ver, vivir y sentir la vida y el entorno, así que, un cambio que no genere
nuevas conductas –para bien-, no puede llamarse cambio. En fin, cuando llegamos
a este punto es donde nos encaramos frente a frente con la verdad. Es aquí en
donde debemos poner en acción estos nuevos hábitos y acciones que pretendo que
me acerquen a mis objetivos. Es decir, no podemos querer alcanzar
algo si seguimos en la cama esperando a que todo llegue, ese hábito de
ser perezosos, hay que eliminarlo si queremos algo nuevo y verdadero. En este
momento debemos ponerle una nueva energía e intención al hacer las cosas y en
cómo nos relacionamos con el mundo. Es entender cuál es la manera que nos
impulsa a movernos en la dirección correcta.
¿Cuál ha sido el
impacto? En este momento es preciso
ver, luego de haber iniciado mis nuevas acciones, como el entorno e incluso, yo
mismo, respondo a la nueva versión de lo que soy. Esto me ayudará a ver si voy
en la dirección correcta o si debo realizar algún ajuste. Es decir, es
un momento para que mi entorno me muestra sorpresa, o rechazo inicial, no
significa que haya fracaso en el intento. A veces esto es
una señal de todo lo contrario. Pero basado en esto debemos establecer la
premisa del maestro Gandhi, en donde establece que cada uno de nosotros debemos
ser el cambio que queremos ver en el mundo. El impacto genero una respuesta que
ha cambiado algo y ese cambio ya vale.
Es la hora de volver al
punto primero. De esta manera trabaja
este proceso de cambio, es un actividad que se hace de manera constante,
continua, sin perder de vista la pelota y mucho menos el norte. Es un proceso
que, como la vida misma, nos lleva a seguir subiendo peldaños con la esperanza
de que, haciéndolo, estemos viviendo cada vez más la vida que queremos vivir, y
así entender realmente que la felicidad tiene que ver con el
trayecto y no tanto con el destino.
Cuando logramos entender
estos puntos, logramos comprender el cambio como un proceso que hay que
trabajarlo desde todos los puntos, ya sea motivado por la individualidad o por
el mundo exterior. Lo cierto de todo es que debemos saberlo trabajar con esmero
y aceptándolo, recibiéndolo con las manos abiertas, porque gracias a él
aprenderemos miles de experiencias que fortalecerán nuestro espíritu.
EDUARDO LUZ
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