By PHILEAS
En su cabaña de la montaña, el sabio ermitaño recibió con alegría a un noble caminante que llegaba hasta él después de un largo viaje.
Era un
día muy frío, con fuertes vientos y una copiosa lluvia que parecía no parar.
El
viejo preguntó: “¿Cómo has logrado llegar hasta este lugar tan lejano y
con este clima terrible?
Y el
viajero respondió: “En verdad, mi corazón iba adelante, avanzando sin
parar. Y lo único que tuve que hacer fue seguirle”.
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