Por Michael
Berg
Hay un profundo y poderoso entendimiento que debemos tener al iniciar el
mes de Jeshván o Escorpio. En el mes de Libra que acaba de
terminar, los días fueron preparados por el cosmos con grandes oportunidades
para atraer Luz, y algunas personas cometen el error de pensar que la razón por
la que no hay días especiales de conexión establecidos así en el mes de
Escorpio, además del Rosh Jódesh, es porque es un mes en el que no
hay mucha
Luz disponible; pero eso no es verdad. Tal y como veremos, Escorpio
es un mes en el que cada uno de nosotros individualmente puede revelar más Luz
que en cualquier otro mes del año y también provocar más cambios globales.
Rav Áshlag cita una enseñanza del hijo de Rav Shimón bar Yójai, Rav
Elazar. Él dice que debemos vivir viendo al mundo en una balanza; un equilibrio
entre positivo y negativo, bueno y malo. Cada persona debe verse también en una
balanza. Por lo tanto, cada acción de positividad, compartir y revelación de
Luz eleva al mundo entero. Mientras que, por otro lado, cada acción de
negatividad, egoísmo y daño a los demás inclina la balanza del mundo al lado
negativo.
Rav Elazar dice que debemos vivir con el pensamiento de que el mundo y
nosotros estamos exactamente en equilibrio entre positivo y negativo en todo
momento, y que una acción cambiará el estado de la balanza. Una acción positiva
inclinará nuestra balanza, y la del mundo, a favor de lo positivo, mientras que
una acción negativa de egoísmo inclinará ambas balanzas a favor de lo negativo.
Él nos dice que si podemos vivir con esta conciencia constante, alcanzaremos el
propósito por el que nuestra alma vino a este mundo.
Pero Rav Áshlag dice que tenemos que entender lo que eso significa;
¿realmente creemos que en todo momento nosotros, y el mundo, estamos en
equilibrio exacto entre positivo y negativo?
La mayoría de nosotros quiere hacer lo correcto, queremos realizar
acciones de compartir, queremos realizar acciones que nos conecten con la Luz
del Creador y nos permitan recibir las bendiciones que proveen. Cuando
compartimos lo hacemos por muchas razones diversas. A veces, una acción de
compartir es causada por muchos pensamientos y razones diferentes. A veces,
realizamos un acto de compartir, un acto de conexión, que sólo tiene el
propósito de compartir y no tiene deseo personal ni ninguna preconcepción
relacionada. Sin embargo, eso es muy poco común. Y aunque las acciones de
compartir sean ciertamente mejor que no compartir, no siempre son puras. Por
ejemplo, compartimos con un amigo porque él también comparte con nosotros. Eso
no es compartir puro y no hay problema porque no se supone que seamos perfectos
todo el tiempo. Pero lo que debemos entender es que nuestro propósito
espiritual en este mundo no es simplemente ser una buena persona y realizar
acciones de compartir, sino que cada uno de nosotros, de manera individual,
necesita saber que el cambio en nuestra conciencia también afecta al mundo.
El propósito de la sabiduría de la Kabbalah, como decimos tan a menudo,
no es simplemente traer más Luz y bendiciones a nuestra vida; el verdadero
propósito de esta sabiduría, la razón por la que fue traída a este mundo hace
miles de años, es crear un cambio en el mundo en un simple estado. Imagina que
la mayoría del mundo de hoy, o al menos una masa crítica, se preocupara más por
los demás que por sí mismos. Si somos sinceros con nosotros mismos, ¿qué
porcentaje de nuestro día, semana o mes lo dedicamos por completo a los
demás?
Debemos entender que concentrarnos sólo en los demás es la forma de
cambiar al mundo.
Escorpio es un mes en el que podemos hacer grandes cosas y abrir nuestra
conciencia a estos conceptos mayores, no sólo para traer cambio, bendiciones y
Luz individuales, sino provocar un cambio global… Entonces, ¿cómo lo hacemos? A
través de acciones de compartir puras; tal y como nos dice Rav Áshlag, mientras
más pura sea la acción de compartir, más grande es el cambio de conciencia y
los efectos en el mundo.
Cuando una cantidad suficiente de personas realiza suficientes acciones
de compartir puras, el mundo cambia. Por lo tanto, la conciencia en la que hay
que concentrarse en este mes es realizar un acto de compartir puro, un acto de
compartir que no nos beneficie; porque esa acción cambia la conciencia del
mundo, y el mundo necesita muchas más de esas acciones.
Puesto de manera sencilla, si la mayoría de las personas se preocupara
más por los demás que por sí mismas, el mundo cambiaría. Tal y como dice Rav
Áshlag, ninguna de las fuentes de guerra y destrucción que están en este mundo
podrá existir una vez que velemos por el beneficio de los demás por encima del
nuestro. Así pues, la acción más pura que puede provocar cambio es una que sólo
sea por el beneficio de los demás. Cuando el individuo no tiene Deseo de
Recibir de esa acción en ningún nivel, comienza, o continúa, el proceso de
transformación de la conciencia del mundo.
Un cambio de la conciencia global no ocurre de golpe. Ocurre poco a
poco. Es como poner semillas de ajonjolí en un lado de la balanza y algo muy
pesado en el otro lado. Una semilla de ajonjolí no hará nada, pero con el
tiempo, si agregamos continuamente más semillas, cambiará el estado de la
balanza. Eso es lo que dice Rav Áshlag cuando hablamos de ver al mundo en una
balanza y concebir nuestro trabajo a fin de inclinar la balanza. Sabemos que
tomará tiempo, pero las acciones de compartir puras, y la conciencia de dichas
acciones, provocarán ese cambio.
Por esa razón, especialmente en el mes de Escorpio, debemos pedir que
nuestro deseo y concentración esté en saber que nuestro trabajo no es
simplemente ser espirituales y atraer Luz y bendiciones para nosotros, sino más
bien, provocar un cambio global para así efectuar el cambio global de
conciencia. Eso ocurre, tal y como Rav Áshlag explica, gracias a las acciones
de compartir puras. Por lo tanto, al entrar en este mes de gran cambio, debemos
preguntarnos: ¿Cuándo fue la última vez que hice una acción de compartir pura?
Y aún más importante: ¿Cuándo la hice con el solo deseo de cambiar la
conciencia del mundo?
De eso se trata este mes de Escorpio. Consiste en aprovechar la
oportunidad de provocar un cambio, entender que elegimos, una vez al día, hacer
una acción de compartir sabiendo que no nos beneficiará ni un poco. Lo hacemos
porque queremos que sea una semilla de ajonjolí más en la balanza del mundo
que, con el tiempo, cambiará la conciencia del mundo.
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