By PHILEAS
En las montañas del norte de la India, vivía un hombre que -como la mayoría de las personas de la región- nunca había tenido la posibilidad de ver el mar.
En un momento de su vida, una idea fue abriéndose
paso en su cabeza: “Deseo ver el mar antes de morir”.
Después de un par de años de esfuerzo, reunió el
dinero necesario para pagar el tren hasta la costa del sur. Durante el viaje,
se sentía entusiasmado porque estaba a punto de cumplir su sueño.
Cuando llegó a su destino, en Varkala,
inmediatamente caminó hasta la playa y se pudo a observar con detenimiento el
magnífico espectáculo: la belleza de las olas, la espuma, el viento fresco, las
palmeras…
Finalmente hizo lo que siempre había esperado
hacer: meterse en el mar. Después de penetrar unos pasos, tomó con sus palmas
un poco de agua y la llevó a su boca para probarla. ¡Puaj! Aquello no era lo
que esperaba y la escupió al momento.
En ese momento, desencantado, el hombre dijo: “¡Qué
lástima que el mar tenga un gusto tan feo siendo tan hermoso! Realmente esto no
es lo que esperaba”.
“Luego que el hombre concertado abandona el fruto
de la acción, alcanza la eterna Paz. Al hombre desconcertado le hostiga el
deseo y a sus acciones se liga por el apetito del fruto”(Bhagavad Gita)
No hay comentarios:
Publicar un comentario