Centro Holística Hayden

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6 de octubre de 2017

Luna Llena en Aries 2017

Aries, al ser el primer signo de zodiaco, responde a un impulso innato de liderazgo y autoafirmación.
Es el signo que, emergiendo del océano pisciano del absoluto, de la sin forma, abre el ciclo zodiacal para dar comienzo a la manifestación del Ser a través de un proceso de individualización por medio del cual este asume una imagen y personalidad que le son inherentes y que le permitirán ser y estar en este mundo.
Y no es raro que, siendo el primero de los signos, quiera ser el primero en todo.  Aries, entre otras cosas, se caracteriza por su espíritu combativo y sus ansias de ganar, liderar y ser reconocido por quien es.
Con la Luna llena en Aries notaremos entonces una necesidad de ser, más que nunca, nosotros mismos, de ser fieles a nuestra naturaleza particular y única, esa que nos
define como personas y nos diferencia del resto.  Precisaremos destacar en algún sentido y marcar la diferencia, ser, sobre todo, originales.

Otra de las necesidades o inquietudes que podemos experimentar con la Luna en este signo es la de ser independientes y/o bien luchar por nuestro sentido de pertenencia a un determinado clan o lugar.  La Luna guarda estrecha relación con nuestro mundo interior y con lo familiar y territorial, así que será en estos ámbitos básicamente que podremos experimentar de una forma u otra ese impulso energético ariano.

Es interesante observar que esta lunación que tiene hoy su plenilunio o florecimiento en el independiente, autoafirmativo, combativo y decidido signo de Aries, dio su comienzo o novilunio en el signo de Virgo que se caracteriza entre otras cosas por tener una visión fragmentada de la realidad.  

Virgo percibe el mundo, no de forma holística, como un horizonte infinito, como lo harían Sagitario o Piscis, su signo contrario, sino más bien como una entidad conformada por un montón de fragmentos, como si de piezas de un rompecabezas se tratase.  
Puede que desee unirlos para crear una síntesis o bien desarmarlos para descubrir cómo funcionan de forma separada, pero esa visión de estructura y fragmentación va a persistir y se va a manifestar de alguna manera en su forma de concebir la realidad.

Ahora bien, con una lunación que ha tenido su inicio en Virgo y su plenilunio en Aries y, dado que la Luna rige, entre otras cosas, a los pueblos y naciones, es natural que algún pueblo muestre el impulso manifiesto de independizarse, rompiendo con ese rompecabezas donde, de alguna manera, siente que no acaba de encajar.  También es natural que quienes quieran mantener el rompecabezas unido manifiesten su inconformidad.  

Mientras unos desean la unidad de las partes para tener una síntesis con la cual se sienten a gusto, otros desean probar a funcionar de forma independiente, pues sienten que dicha síntesis no los representa, tal vez porque contraviene su sentido de identidad y su necesidad de autonomía.  

En todo caso, ambas visiones, aunque opuestas derivan de igual manera de esa forma virguiana de percibir el mundo que marcó con su impronta el comienzo de esta lunación.

No obstante, si algo tienen en común ambas visiones o puntos de vista es la necesidad de autoafirmación, de definirse de una forma particular, de decir soy esto o soy aquello, lo cual es un comportamiento muy ariano.

Tal es la impronta que florece en esta Luna llena, marcada, como he dicho antes, por el impulso de autoafirmarse, ya sea que este se exprese solamente a nivel interior, a nivel familiar o a nivel territorial, pudiendo ser ese territorio nuestra propia casa, nuestro negocio, nuestro pueblo o nuestra nación.  

Y es que para Aries es sumamente importante el sentirse identificado con algo, el sentir que algo lo define y, de esta manera, lo ayuda a reconocerse en un sentido personal y diferenciarse del resto de la creación.

Lamentablemente, otra de las características de Aries es que su marcada impulsividad a veces se traduce en violencia. Aries es el signo de los guerreros y es de naturaleza valiente y combativa. Así que no es de extrañar experimentar durante esta lunación un ambiente de agitación, tanto a nivel interior, como exteriormente, a nivel popular.   

La violencia ariana puede manifestarse, por ejemplo, en forma de represión gubernamental, pues la Luna en Aries y su opuesto Sol en Libra se encuentran formando parte de una T cuadrada con Plutón en Capricornio, el cual representa, entre otras cosas, al poder gubernamental, las élites de poder, los sistemas dictatoriales y represores y el terrorismo de Estado.

Una Luna Llena en Aries bien puede representar un pueblo sometido a estado policial o militar, tal como lo estamos viendo actualmente en Catalunya, donde hemos presenciado un amplio despliegue policial y represión, por su parte, el Sol en conjunción a Mercurio en Libra puede hacer referencia a un intento de diálogo por parte de los representantes gubernamentales, todo ello bajo la tensión de la cuadratura a Plutón en Capricornio, las élites de poder representadas por esos gobernantes.

Por si fuera poco, en unas horas, con la conjunción que la Luna hará al planeta Urano a finales del signo de Aries puede intensificarse el ambiente de crispación social, así que estemos atentos a los próximos acontecimientos.

En un sentido más personal es una buena Luna para recordar que somos únicos, que dentro de nosotros habita un guerrero, alguien que es capaz de defender sus derechos y libertades pero, sobre todo, alguien que es capaz de luchar y mantenerse firme cuando su propia ignorancia, miedos y condicionamientos parecieran impedirle reclamar ese espacio sagrado que es su alma y poder vibrar en coherencia con su chispa divina, ser auténtico.

Meditemos pues en ese sentido de autoafirmación tan ariano, en esa consigna que le define: Yo Soy…  Y veamos que aparece, que nos nombra y luego recordemos en un gesto de humildad virguiana que esa no es más que una imagen que define nuestra personalidad, que da forma, colores y accesorios al atuendo o disfraz con el que nos presentamos ante el mundo.  

Pero más allá de ello, esa chispa de vida que ha buscado diferenciarse en este mundo de la manifestación es, en esencia, idéntica a la fuente que le dió origen.  Nunca olvidemos esto para que no nos perdamos en este juego de ilusión llamado Maya.


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