Han intentado amordazarla, negarla, ignorarla.
Pero, aún en nuestro Occidente descreído y secular el Alma se resiste a
ser avasallada y sigue colándose, abriéndose paso en la adversidad, y uno de
los espacios propicios para la manifestación del Alma es el cine.
De acuerdo con Mircea Eliade, “el
cine encierra aún esa enorme posibilidad de narrar un mito y de camuflarlo
maravillosamente, no sólo en lo profano, sino incluso en cosas casi degradadas
o degradantes. El séptimo arte trabaja tan estupendamente con el símbolo que
incluso éste no llega a verse, pero se le presiente enseguida”. (1) En
otras palabras, utilizando el lenguaje cinematográfico es posible re-crear los
grandes temas míticos y transmitir de una manera fresca una simbología
tradicional que surge del Alma y que nos remite directamente a ésta.
En nuestros días y para la mayor parte de las
personas, la mitología antigua no tiene ninguna relevancia y se considera
el vestigio de un tiempo superado, las creencias fantasiosas de gente ignorante
que (¡pobrecita!) no carecía de los conocimientos científicos para darse cuenta
que el sol es una bola incandescente y que la luna es una esfera muerta que
orbita alrededor de la Tierra. No obstante, por encima de esta mirada literal
del Universo, de la contemplación de un mundo inanimado, los dioses y los
héroes paganos que creíamos bien muertos y enterrados han
logrado metamorfosearse y reaparecer triunfalmente ataviados de ropajes modernos.
Estoy hablando, por supuesto, de los superhéroes, que no son otra
cosa que una re-creación de los viejos mitos.
Mientras que el erudito de nariz respingada
observará en el Hombre Araña o en la Mujer Maravilla la decadencia de Hollywood
y la falta de ideas de los guionistas, otros podrán detectar en estos
personajes al Alma, animándolos del mismo modo que lo hacía con los héroes
clásicos, y permitiéndonos evocar nuestras propias fuerzas internas. Y este es
el punto que justamente quiero destacar: todos los personajes de ficción
(exteriores) pueden ser apreciados como una evocación de nuestros personajes
interiores y, de igual modo, sus conflictos se corresponden a nuestros
propios conflictos.
Ángel Alzamán sostiene que “el cine de hoy
y la teleserie son el biznieto y tataranieto del teatro helénico. Los dioses,
daimones, héroes semidivinos y fuerzas numinosas de la Naturaleza bajaban desde
el Olimpo hasta el mundo sublunar, la Tierra, para interferir en las vidas
humanas según les placía, y los humanos quedaban prácticamente indefensos ante
estas irrupciones arquetipales del Inconsciente Colectivo. Y así quedó fijado
en el teatro un filosofar acerca de la contingencia de la existencia humana y
del destino. El cine y las teleseries han asumido estos temas de la dramaturgia
helénica que habían sido objeto de muchas versiones en el teatro europeo,
siendo una de las más efectivas las obras dramáticas de William Shakeaspeare”. (3)
El guionista de Hollywood Christopher Vogler,
por su parte, confesó en su obra “El viaje del escritor” la importancia de la
mitología en el mundo cinematrográfico y la afición que tenían los productores
hacia el trabajo del mitólogo Joseph Campbell, sosteniendo que “algunos
cineastas de la talla de George Lucas y George Miller reconocen su deuda con
Campbell, y su influencia puede percibirse en las películas de Steven
Spielberg, John Boorman, Francis Ford Coppola y muchos otros”. (4)
Por lo tanto, debemos entender a los
creadores artísticos más bien como re-creadores. Del mismo
modo que Miguel de Unamuno concluyó que “el Quijote no
es de Cervantes, sino de todos los que lo lean y lo sientan” (5)
podemos decir que Batman, Indiana Jones, Harry Potter y Hulk han logrado
trascender a sus propios creadores e incluso a las empresas comerciales que los
patrocinan. ¿Por qué? Porque son la exteriorización de nuestros propios
personajes interiores, de los dioses y héroes que habitan en nuestra Alma, en
ese espacio intermedio entre lo de arriba y lo de abajo y donde lo
inmortal se conecta con lo mortal.
Volviendo a Unamuno, con relación al Quijote,
éste sentenció con brillantez: “En vez de llegar a la poesía del
Quijote, a lo verdaderamente eterno y universal de él, solemos
quedarnos en su literatura, en lo que tiene de temporal y de particular. (…)
Aunque Don Quijote saliese del ingenio de Cervantes, Don Quijote es
inmensamente superior a Cervantes. (…) Voy más lejos aún: y es que llego a
sospechar que Cervantes se murió sin haber calado todo el alcance de su
Quijote, y acaso sin haberlo entendido a derechas. Me parece que si Cervantes
resucitara y leyese de nuevo su Quijote, lo entendería tan mal como lo
entienden los masoretas cervantistas y se pondría del lado de éstos. (…) Ved
todo lo que hay de genial en Cervantes, y cuál es la relación íntima que media
entre él y su Don Quijote. Y todo esto debería movernos a dejar el cervantismo
por el quijotismo, y a cuidar más de Don Quijote que de Cervantes. Dios no
mandó a Cervantes al mundo más que para que escribiese el Quijote, y me parece
que hubiera sido una ventaja el que no conociéramos siquiera el nombre del
autor, siendo nuestro libro una obra anónima, como lo es el Romancero y creemos
muchos que lo es la Ilíada.
Y me atrevo a más: y es a escribir un ensayo en que
sostenga que no existió Cervantes y sí Don Quijote. Y visto que por lo menos
Cervantes no existe ya, y sigue viviendo en cambio Don Quijote, deberíamos
todos dejar al muerto e irnos con el vivo, abandonar a Cervantes y acompañar a
Don Quijote”. (6)
Por lo tanto, la virtud de Cervantes no fue la de
escribir una obra monumental sino la de revelar al mundo a un personaje antiguo
(ataviado de ropajes nuevos y en un entorno novedoso) que ya existía,
y lo mismo podría decirse en nuestros días de Stan Lee, autor de
Hulk, el Hombre Araña, Iron Man, Thor, Daredevil, los X-Men, los Vengadores,
los 4 Fantásticos y el Surfista Plateado, entre otros.
Aunque el cómic (y más aún el género de
superhéroes) se considere un género menor y algo superficial, en verdad podemos
apreciar en él el ámbito propicio para la supervivencia de los dioses y héroes
de la antigüedad. En total concordancia con esto, la española Nerea
Fernández elaboró recientemente su tesis de doctorado para la Universidad de la
Rioja sobre este tema, sosteniendo que “los superhéroes se han
convertido en la gran mitología del mundo moderno, conectando con el lector
universal y han respondido a una exigencia antropológica atemporal”. (7)
La mitología contemporánea de los superhéroes está
íntimamente ligada con la mitología clásica de dioses y héroes, y es necesario
comprender que ambas tienen un punto de conexión: el Alma. Los
mitos son las historias del Alma, parten del Alma y vuelven al Alma, que
siempre es el puente de conexión entre lo exterior y lo interior.
Por esta razón, el gran mitólogo Joseph
Campbell recomendó: “Lee los mitos. Ellos te enseñan que
puedes volverte hacia tu interior y comenzar a recibir el mensaje de los
símbolos”. (8)
Notas del texto
(1)
Eliade, Mircea: “La prueba del laberinto”
(2) Jung citado por James Hillman: “Re-imaginar la psicología”
(3) Alzamán, Ángel: “Perdidos en el mundo imaginal”
(4) Vogler, Christopher: “El viaje del escritor”
(5) Unamuno, Miguel de: “Sobre la lectura e interpretación del Quijote”
(6) Unamuno: op. cit.
(7) http://www.larioja.com/culturas/tesis-defiende-superheroes-20170914124252-nt.html
(8) Campbell, Joseph: “The Power of Myth”
(2) Jung citado por James Hillman: “Re-imaginar la psicología”
(3) Alzamán, Ángel: “Perdidos en el mundo imaginal”
(4) Vogler, Christopher: “El viaje del escritor”
(5) Unamuno, Miguel de: “Sobre la lectura e interpretación del Quijote”
(6) Unamuno: op. cit.
(7) http://www.larioja.com/culturas/tesis-defiende-superheroes-20170914124252-nt.html
(8) Campbell, Joseph: “The Power of Myth”
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