Por Karen Berg
El
poder de la bondad, la compasión y el amor a veces llega a nuestro corazón en
las noches más oscuras. Aunque sea difícil de aceptar en medio de los desafíos,
la verdad es: sin desafío no hay crecimiento. Sin oscuridad no hay Luz.
Por
ejemplo, fíjate en la porción de Toldot en la cual Rivká, la esposa de Yitsjak,
queda milagrosamente embarazada de gemelos,
Yaakov y Esav. Aún cuando ellos
estaban en el vientre, Rivká sentía sus contrastantes energías en forma de
fuertes dolores de embarazo, por eso le preguntó a Dios qué estaba pasando en
su interior. Dios responde: “Tienes dos naciones en tu vientre”. Resultó que
Yaakov fue un hombre de estudio y espíritu, mientras que Esav fue totalmente
opuesto, era la personificación del Deseo de Recibir para Sí Mismo, es decir,
la mezquindad y el ego.
Podríamos
preguntar, tal y como Rashí lo hizo, ¿cómo estas dos almas tan elevadas,
Yitsjak y Rivká, pudieron traer un alma como Esav a este mundo? La respuesta es
clara cuando consideramos la idea de que la Luz no proviene de la Luz. La Luz
viene de la oscuridad. Todo el universo opera en polaridad. Esav era
completamente negativo y, por lo tanto, tenía el potencial para realizar la mayor
transformación.
Los
kabbalistas revelan que Esav representa el Deseo de Recibir para Sí Mismo que
existe en todos nosotros y nos recuerda el magnífico poder infundido en
nosotros para convertir esa energía en algo positivo.
A
veces desearíamos no tener ningún tipo de desafíos y que la vida fuese como un
paseo por el parque. Pero es más enriquecedor saber que con herramientas
espirituales y una voluntad de hacer introspección y participar en el trabajo
interior podemos superarnos y revelar más del propósito de nuestra alma, día
tras día. De ese modo convertimos la oscuridad que una vez nos rodeó por
completo en un beneficio, en el pago de una deuda kármica. Un buen ejemplo es
una persona que superó una adicción, un abuso o cualquier otro tipo trauma, y puede
avanzar para así ser un faro de esperanza y sanación para los demás. Nuestros
desafíos son oportunidades de oro para abrir nuestro corazón y disfrutar la
bendición de estar más integrado en la vida de quienes nos rodean.
Sin
importar la dificultad por la que estemos pasando, el desafío espiritual
siempre es el mismo: reconocer que la oscuridad que estamos enfrentando es la
oportunidad precisa para revelar nuestra belleza, nuestra fortaleza interior y
nuestra Luz en este mundo.
Deseo
que tengas toda la energía y el poder que necesitas para enfrentar con gracia y
conciencia cualquier adversidad que se presente hoy. Al hacerlo, deseo que
pruebes la dulce agua del pozo del camino espiritual y seas por siempre
alimentado por ella.
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