Michael Berg
Al inicio de la porción Vayerá está la historia de
Avraham; en el tercer día de su circuncisión, mientras tenía mucho dolor, vio
lo que sabemos que fueron tres ángeles. Sin embargo, él pensó que eran tres
personas normales, las invitó a comer con él y les preparó toda una comida.
Hay una sección que habla sobre todas las acciones
físicas que Avraham estaba realizando. Nos dice los detalles de cómo persiguió
los animales y específicamente cómo l
os cocinó. Incluso en un nivel muy simple,
parece extraño que la Torá dé tantos detalles sobre cómo Avraham preparó la
comida; por eso, debe haber algún entendimiento espiritual detrás de eso.
¿Cuál es el secreto? Está escrito que en el momento
en el que Avraham vio a las tres personas que se apresuró en invitar, la Luz
del Creador le estaba siendo revelada. Además, dice que Avraham en esencia le
dijo al Creador: “Espera aquí. Detengamos esta conexión para que pueda
encargarme de estas tres personas”. Las tres personas pudieron haber esperado…
Entonces, ¿por qué Avraham tenía prisa?
Para entender esto, hay una sección muy importante
de un libro llamado Séfer HaJinuj que es una discusión sobre
las 613 Mitsvot, las 613 acciones espirituales, y algo de reflexión
sobre cada una de ellas. En la llamada Mitsvá 16, la 16º
sección, se habla de todas las diferentes acciones que hacemos en Pésaj y el
autor se detiene a preguntar: ¿Por qué tenemos que hacer tantas acciones para
conectarnos con la salida de Egipto? Al igual que encontramos la misma pregunta
sobre la descripción detallada del proceso de preparación de la comida de
Avraham, preguntamos cuál es la necesidad de tantos detalles en las acciones
para conectarse con Pésaj.
¿Por qué el Creador nos pide realizar tantas
acciones detalladas? Muy a menudo, a la gente, incluso las personas
espirituales, les gusta meditar o realizar algún tipo de conexión, pero no
creen que adentrarse en los detalles de las cosas o ser exactos sea
“espiritual”. No obstante, sabemos que, kabbalísticamente, no es suficiente
tener una conciencia o conexión, o meditar; tiene que haber una manifestación
de acciones en este mundo.
Entonces, ¿por qué una persona nunca podrá alcanzar
el propósito por el que vino a este mundo simplemente a través del estudio o
incluso la conexión y la meditación? ¿Por qué ese no es un camino que lleva al
individuo a la completa revelación del propósito de su alma en este mundo? Y,
por consiguiente, ¿por qué es necesaria la acción constante y detallada?
Se podría decir que en Pésaj se revela mucha Luz,
así que deberíamos sentarnos por una hora y meditar para que la Luz de la
libertad, la Luz de Pésaj, venga a nosotros. Pero, más bien, pasamos horas con
muchos detalles sobre las acciones en la comida. ¿Por qué es necesario?
El Séfer HaJinuj dice que si
queremos obtener sabiduría, debemos escuchar esta enseñanza: Una persona se
convierte en lo que hace. Una persona se convierte en lo que son sus acciones.
La mayoría de las personas piensa que es al contrario; si soy una buena
persona, hago buenas acciones. Si soy una mala persona, hago malas acciones.
Mis acciones son una expresión de quien soy. Sin embargo, él dice que en
realidad funciona al contrario y que las acciones nos hacen quienes somos. Sin
entrar en detalles, Najmánides, el Rambán, habla sobre todas las pruebas por
las que pasó Avraham, una combinación de esas aparece en la porción Vayerá y
expresa la misma idea. Porque, si el Creador sabe qué hay en la mente, el
corazón y el alma de Avraham, ¿por qué es necesario ponerlo a prueba?
El Rambán dice que las pruebas no sólo eran para
revelar, sino también para permitirle a Avraham convertirse en una persona más
elevada; porque una persona se convierte en lo que hace. Una persona que
realiza acciones positivas, generosas o de conexión espiritual, se vuelve más
espiritual gracias a ellas. Nos convertimos, y somos, las acciones que
realizamos.
Ahora bien, aquí dice una cosa asombrosa e
importante. Digamos que una persona internamente mala, que tiene pensamientos y
deseos negativos, decide que el próximo año se forzará en hacer sólo acciones
generosas y espirituales, aunque no quiera y considere que sea lo peor del
mundo. Entonces, dice el Rambán, que como nuestros pensamientos, deseos, alma y
Luz son una manifestación de lo hacemos, esas acciones cambiarán a la persona
porque nos convertimos en lo que son nuestras acciones. Y esas acciones
eliminarán toda la negatividad de su corazón y su mente, puesto que el corazón,
el deseo, los pensamientos y la mente siguen a la acción. Es muy importante
entender esto.
Aun si una persona es la más elevada y espiritual
del mundo, tiene el único deseo de hacer el bien y compartir, todos sus
pensamientos son puros, realiza acciones negativas durante un mes, por ejemplo,
luego de ese mes será una persona negativa. Su mente, alma y deseos cambiarán
porque lo que hacemos influye en nuestros pensamientos, crea nuestra conexión y
alimenta nuestros deseos. Cada persona se convierte en lo que hace.
Estamos hablando de extremos: una persona positiva
que sólo realiza acciones negativas será negativa, una persona negativa que
sólo realiza acciones positivas será positiva. Pero la mayoría de nosotros no
estamos en los extremos, sino que estamos justo en el medio. Así pues, lo que
necesitamos entender es que si no nos aseguramos de presionarnos a realizar
acciones buenas y generosas hoy, no podemos estar seguros de que seremos una
buena persona mañana.
Es muy importante porque esto suele ir contra la
manera en la que la mayoría de nosotros piensa. La mayoría de nosotros
considera que si somos buenas personas, seremos buenas personas. Quizá nos
elevaremos más, nos conectaremos más y tendremos más Luz y bendiciones gracias
a ello. Pero no ocurre así, porque nos convertimos en las acciones que nos presionamos
a hacer. Eso significa que si hoy realizamos diez conexiones y acciones
generosas, luego seremos una persona diez veces mejor de lo que seríamos si
hubiésemos hecho sólo una acción generosa. Si en nuestra mente somos puros,
meditamos y sólo tenemos Deseo de Compartir, pero sólo manifestamos una acción
hoy y otra persona manifestó diez, esa otra persona será diez veces mejor.
En el Talmud dice que el Creador quería elevar a
todas las personas, por eso se nos dan tantas acciones y detalles. Así pues, si
queremos convertirnos en una mejor persona, tenemos que asegurarnos de que
estamos haciendo más acciones. Ya que la cantidad de acciones de compartir y
conexiones que hacemos determinarán cuán espirituales y conectados seremos, y
es gracias a esas acciones que nos volveremos buenos.
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