Por Karen Berg
La experiencia humana revela que cuando se ha
creído y se ha tenido voluntad para hacer lo que se necesita, la gente ha
creado realidades increíbles. Piensa en la historia de la anciana de 94 años
que terminó medio maratón el junio pasado (terminó su primer maratón completo a
los 76 años) o las increíbles hazañas de madres que en un instante se volvieron
lo suficientemente fuertes como para levantar un auto y salvar a su hijo
atrapado debajo. Esto nos dice que todos podemos realizar milagros en nuestra
vida mientras tengamos la conciencia para crearlos.
Así que, primero que nada, si quiero un milagro en
mi vida, tengo que creer realmente que puede ocurrir; debido a que si no creo
que puede ocurrir, simplemente no ocurrirá. Siempre he considerado que la
porción bíblica de Vayerá ilustra esta idea a la perfección. En esta historia,
Sará tuvo que crear el espacio para que ocurriera un milagro. Avraham y Sará
estaban cerca de los 100 años y estaban muy conscientes de que tener hijos no
formaba parte de su destino astrológico. Aun así, un ángel se dirigió a ellos y
les dijo que Sará tendría un hijo. De inmediato, Avraham aceptó la noticia,
pero está escrito que “Sará se rio”. Cuando intentó entender que, literalmente,
su cuerpo sería rejuvenecido y modificado milagrosamente para realizar esta
hazaña, tuvo que pedir: Por favor, concédeme la conciencia para entender que
esto realmente está sucediendo.
Muy a menudo pedimos cosas que no creemos que de
verdad podamos lograr, por eso, no creamos la vasija para recibirlas. Tenemos
que cambiar algo en nuestra conciencia para crear el terreno fértil en el que
los milagros pueden manifestarse. En realidad, a cada uno de nosotros se le ha
otorgado la energía que necesitamos para completar nuestro propósito. Tal y
como la historia de Sará nos muestra, todo es posible con la ayuda del Creador.
Todos podemos realizar milagros. El primer paso es,
simplemente, creer que podemos.
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