por
Dr. K. Parvathi Kumar
“Soy feliz porque no
quiero nada de nadie. No me importa el dinero. Órdenes, títulos o premios
no significan nada para mí. No ansío el elogio. Lo único que me hace
feliz, a parte de mi trabajo, mi violín y mi barco velero, es el
reconocimiento de mis colegas”…
Tenía 50 años cuando
dijo esto, pero ¿qué era importante para él cuando era un niño o un
adolescente? Padres y profesores lo experimentaron como un niño
tímido, solitario e introvertido que no podía hablar con fluidez
cuando tenía nueve años. Parecía soñar siempre y aceptaba la escuelacomo
un mal necesario. Estaba interesado en otras cosas: una brújula y su
aguja, que estaba constantemente señalando en dirección norte.
¿Qué invisible fuerza
movía la aguja? ¿Cómo podía esa fuerza tener un efecto sobre distancias
largas a través del espacio, un espacio que estaba vacío según las
ideas contemporáneas?
Era el mundo de la
física, en ese tiempo muy mecánicamente orientada hacia explicaciones de
causa y efecto. Compró libros y se enseñó a sí mismo lo que
era necesario. Indagó en las contradicciones de la física y
desarrolló sus propias ideas para su solución. Este interés estaba
nutrido por la desilusión.
Era un
joven devoto, pero las historias de la Biblia contradecían las
simplesexplicaciones científicas. Entonces, con la ayuda de las ciencias
naturales, intentó acercarse a los pensamientos de Dios: “Quiero saber”,
dijo más tarde, “cómo Dios creó este mundo. No estoy interesado en este o
aquél fenómeno, en el espectro de ese o aquél elemento. Quiero saber sus
pensamientos, todo lo demás es detalle”. Permaneció fiel a la convicción,
incluso en su edad adulta, de que Dios creó las leyes de la
naturaleza de tal manera que la mente humana pudiera comprenderlas.
Esta comprensión fue
su interés y meta en todas las etapas de su vida.Tenía 16 años cuando
desarrolló la base de la teoría de la relatividad y 26 cuando la publicó
en una revista. Entre medio, hizo intentos infructuosos con la formación
académica, consiguió un trabajo como funcionario y un
matrimonio apresurado, intentó moldear su vida exterior de tal
manera que tuviera paz y tranquilidad para sus pensamientos.
Su orientación interna era y permaneció estrictamente como la aguja
de la brújula. Los esfuerzos tempranos y torpes de Albert Einstein en
moldear su vida externa no le causaron daño. La vida misma lo guió y lo
apoyó.
NOTA. Citado y
narrado de R.W. Clark: Albert Einstein. A life between tragedy and genius. Traducción del alemán por M. Raethel-Thaler.
Munich 1975. Foto de Albert Einstein a los 3 años.
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