Las Luna Llenas tienen el poder de iluminar
plenamente la oscuridad. Entonces, una de sus dádivas es mostrar con claridad
lo que “por mucho tiempo” no se podía ver y, por ende, comprender. Lo que
muestra cada
Luna Llena seguramente tiene que ver con la escuela arquetípica o
signo donde se da el plenilunio. Y esta vez, en Acuario, creo que trae claridad
sobre cuestiones que vienen de muy atrás en el tiempo…
Por un lado, Acuario es el “Nosotros”. Es la
comunidad, la tribu, la dimensión colectiva en la que nos tejemos. Y en este
sentido, siempre nos cuenta de algo muy antiguo… Muy atrás en nuestro tiempo
humano, vivíamos en tribu, y todo era de todos. No existía el concepto de
“propiedad privada”; la palabra “genio” como creador de una ocurrencia única se
acuño recién en el Romanticismo, siglo XVIII… Y al parecer, en estos tiempos
que para nosotros son “remotos”, vivir en comunidad iba muy bien… Hoy, luego de
tanto tiempo de individualismo en el sentido insano de la palabra (de no pensar
en el otro, de falta de empatía, de pasar por encima de todo y de todos para
obtener lo que quiero, etc), estamos recordando cómo es vivir en tribu. Hoy las
llamamos redes, pero conceptualmente es lo mismo. Las mujeres se juntan en
círculos, vuelven a tejer amistades sinceras y sororas, se asisten entre sí
para gestar, parir y criar… Y los hombres están comenzando a hacer lo propio.
Sin embargo, siglos y siglos de aquel individualismo ha provocado una escisión
tal de nuestra naturaleza tribal, que todo lo que me remita al Yo nos da
pánico. Sentimos que estamos habitando el ego inflado de nuevo. Y así, el
“Nosotros” se convierte, silenciosamente, en una máscara impersonal detrás de la
cual puedo esconderme. Y si me escondo, escondo mi Brillo personal, una vez
más…
Leo-Acuario es un eje arquetípico que nos
habla de estas problemáticas. Leo es aquel “genio” del romanticismo, creador,
autor, referente que se muestra con orgullo por aquello que puede aportar,
justamente, a esa “red”. Y Acuario es la red, en donde hoy en día, se discute
lo privado, la autoría, todo lo que me remita al Yo hice, Yo tengo, Yo soy, Yo
dije. Todo es de todos, pero al ser de todos, no es de nadie… Sol, Venus y Marte
en conjunción en Leo nos invitan a comulgar nuestras energías femeninas y
masculinas en pos de la creación, de esos aportes geniales que tenemos para
hacer al mundo, y nos incitan a decir con orgullo y alegría: “esto es lo que Yo
aporto”. Para poder enunciar ese dictado, debemos sabernos grandes, bellos,
capaces, dignos de ser mirados, apreciados, escuchados… Y ahí es donde esto
entra en conflicto con la memoria acuariana (que esta vez se grafica a través
de una oposición de estos planetas con la Luna en Acuario), porque todavía no
recordamos del todo que las grandes redes que perduran en el tiempo, son las
que están formadas por individualidades sanas, fuertes, grandes y brillantes.
¿Cuántas veces nos sentimos traicionadas por la comunidad, por nuestras
creaciones (ideas, discursos, objetos, lo que fuere) haber sido adjudicadas o
otrx? ¿Cuántas veces hemos sentido el impulso de decir “esto es mío”, “esto yo
lo hice”, etc, y nos amordazamos para no “sobresalir”? Sobresalir parece ser un
pecado, parece que marca una separación de la manada. Y en realidad la persona
que sobresale con sus talentos y dones está invitando a las demás a reconectar
con lo que tienen de bueno para dar, para compartir… Es tan lindo entregarse a
la Medicina del otrx… Es tan bello sentir que no tengo que saber todo, ni tengo
que poder con todo, porque aquello en lo que no soy experta es el talento de
alguien más que puede asistirme… Y es tan hermoso poder decir: “Formo parte de
esta tribu, donde Lorena aporta con sus conocimientos en Astrología y su
capacidad de interpretación simbólica, y está María que aporta con su toque
mágico y sus conocimientos anatómicos y sobre técnicas de masajes, y está
Florencia que aporta con su inigualable mano para la cocina y su sabiduría
sobre salud y alimentación, y está Juana que nos cura con su vasto conocimiento
sobre plantas medicinales, y está…” Es tan bello que cada uno de nosotros haga
lo que mejor le sale, y alejándose de una necesidad de reconocimiento que
esconde una profunda inseguridad, por el contrario brille iluminando al resto…
Quizás tengamos que seguir recordando cómo se conforma un colectivo verdadero,
y recordando que brillar no debería basarse en una desesperada necesidad de ser
vistx “porque sino yo no me veo”, y quizás esta Luna Llena venga a iluminar la
parte que aún no estamos pudiendo ver…
Tanto Luna en Acuario como Sol/Venus/Marte en
Leo se cuadran a Vesta en Tauro. La Vestal que se recluye y se refugia en la
soledad y el silencio interno para alimentar el Fuego del espíritu parece ser
la mediadora de este conflicto. Al ser una Vesta taurina, este espacio interno
parece ser un bello jardín, y la misma Vestal, una Venus silenciosa y
contemplativa. Quizás en este jardín solitario, Vesta piense: si Leo es
Guardián del Amor, del Fuego de la grandeza de mi Corazón, y Acuario es
Guardián de la Conciencia, de la Visión que puede incluso ayudarnos a
trascender aquel individualismo egoico que Leo dispara cuando vibra en sombra…
Yo como Tauro-Tierra creo este recordar la tribu es todo un proceso se
siembra-cosecha. Y en el medio, la espera, el riego y el rezo firme. De seguro
cometemos y cometeremos muchos desaciertos en esto de volver a la tribu como
una forma de volver a mirar a los otros y reconocer la unidad que nos teje.
Pero estamos en tiempos visagra y a eso hemos venido: a ser el cambio de
conciencia impulsado por el Amor con mayúsculas. Para llegar a ese Acuario
deberemos trascender muchos siglos de amor codependiente, de chantaje
emocional, de brillo personal basado en niños internos heridos y desesperados
por ser vistos y reconocidos, de abuso de poder desde el masculino, pero
también desde el femenino… Este es el trabajo hoy: un trabajo de hormiga,
caminando y acechando cada uno de nuestros pasos.
Que seamos vasta red de individuos grandes y
brillantes!
Lorena Butron para Rito Espiral
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