El Centro de Kabbalah
Solemos escuchar que aprendemos más de
nuestros errores que de nuestros logros, y es cierto en muchos casos. Cuando un
bebé toca un horno caliente, ¡aprenden muy rápidamente que un horno caliente
equivale a un dolor en la mano! En realidad nunca dejamos de aprender a medida
que crecemos, y una parte importante del proceso de aprendizaje es el ensayo y
el error.
A continuación, presentamos algunas de las
lecciones de vida más grandes que podemos aprender de nuestros errores si
estamos abiertos y somos sinceros con nosotros mismos:
1. Nos enseñan a asumir la responsabilidad.
Cuando algo sale mal, es fácil culpar a otras
personas o al universo por conspirar en nuestra contra. Pero con mucha
frecuencia nuestras propias acciones contribuyeron con el problema en cierta
medida.
Si bien puede ser cierto que alguien más
cometió un error o hizo algo mal, la manera en la que nosotros actuamos o reaccionamos
también puedo haber sido un factor determinante. Quizá la manera en la que
manejamos la situación la empeoró, o tal vez contribuimos de maneras que no
concientizamos inmediatamente.
Uno de los principios fundamentales de las
enseñanzas kabbalísticas es: asumir la responsabilidad… ¡de todo! Incluso si no
puedes ver el error en lo que ha ocurrido, asumir la responsabilidad te saca de
la mentalidad de víctima y te sitúa al mando, donde puedes mantenerte como una
fuerza proactiva y creativa. Es imposible aprender las lecciones que el
universo intenta enseñarte cuando estás estancado en estado de víctima.
Asumir la responsabilidad nos empodera porque
significa que podemos dejar de sentir que el mundo está operando en nuestra
contra y comenzamos a concentrarnos en las soluciones.
2. Nos enseña que no somos perfectos.
El fracaso es una parte importante de la
vida, sin mencionar lo vital que es para nuestro desarrollo espiritual. Karen
Berg, la Directora Espiritual del Centro de Kabbalah, suele decir: “Todos
cometemos errores. Es por eso que Dios le puso borradores a los lápices”.
En pocas palabras, no estamos destinados a
ser perfectos. Un error puede ser un golpe para el ego, mantenernos humildes y
centrados. Puede mostrarnos en lo que tenemos que trabajar y nos recuerda que
aún tenemos un largo camino que recorrer.
3. Nos ayudan a transformarnos para bien.
Aunque nuestros errores puedan mantenernos
humildes, también es fácil mortificarnos por ellos. A veces podemos
obsesionarnos con errores que hemos cometido, incluso después de años. Y si
bien no podemos cambiar las cosas que hicimos en el pasado, podemos usarlas
para aprender a avanzar.
Si fueras a una entrevista de trabajo y el
entrevistador te hace una pregunta particularmente difícil y titubearas al responder,
probablemente recordarías esa pregunta para tu próxima entrevista y tendrías
una excelente respuesta preparada. El error en realidad fue una lección que te
impulsó a ser un candidato todavía mejor.
Cada error y cada lección que aprendemos nos
ayudan a convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos.
4. Nos enseñan la importancia de tener las
intenciones correctas.
No siempre podemos evitar que las cosas
salgan mal. A veces simplemente cometemos errores honestos. Sin embargo, es
importante preguntarnos si en realidad estamos intentando hacer lo correcto o
si queremos aprovecharnos de una situación.
Los errores a veces pueden ser una señal de
que nuestras intenciones no están en el lugar correcto. Suelen ocurrir cuando
somos perezosos, estamos desenfocados o no nos comunicamos bien. Cuando hacemos
trampa en un examen y nos descubren, aprendemos las consecuencias de no estar
preparados y romper las reglas. Nos demuestra el valor de tener integridad en
nuestras acciones.
Es importante preguntarnos si nuestra
conciencia está en la dirección correcta. La conciencia lo es todo. Influye en
todas nuestras acciones y decisiones a lo largo del día. Cuando no estamos
actuando con altruismo e integridad, nuestras acciones contribuyen con pequeños
errores que a la larga se convierten en problemas mayores.
5. Nos permiten sentirnos identificados con
otras personas.
Ahora que entendemos que nadie es perfecto y
que los errores son una parte universal del crecimiento personal de todos,
podemos ser más comprensivos cuando alguien más comete un error. Sabemos lo que
es ser descuidado y no prepararse, así que podemos ponernos en el lugar de
otro. Nuestros errores pasados pueden ayudarnos a ser más empáticos con el
proceso de alguien más y también a ofrecer consejos con base en lo que hemos
aprendido en nuestras experiencias.
Piensa en las historias inspiradoras de
personas que han superado obstáculos extraordinarios. Probablemente cometieron
errores y tuvieron percances, pero siguieron levantándose y luchando por un mejor
mañana. Nuestros errores pueden inspirar, instruir e inspirar a otros de forma
poderosa.
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En este sentido, podemos aprender a ver quizá
la verdad espiritual más profunda de todas: en realidad no hay errores.
Aprendemos lecciones tan valiosas de nuestros errores que vale la pena
llamarlos oportunidades: para aprender, crecer y compartir con los demás.
A veces no entendemos por qué las cosas salen
mal, pero recuerda que el Creador tiene Su mano en todo, incluso en nuestros
errores. Cada error, si así lo queremos, puede conducirnos a algo mejor; una
mejor versión de nosotros mismos, una mejor versión de nuestra vida y una mejor
versión del mundo.
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