Los grandes sueños pueden traer grandes
recompensas, pero no hay recompensa más grande que el viaje en sí. Del mismo
modo que no hay recompensa sin viaje, no hay viaje sin recompensa.
Había una vez un hombre
para quien todos los días eran iguales. Se despertaba muy temprano cada mañana
y se ponía su traje y corbata. Iba a trabajar, regresaba a casa, cenaba y luego
iba a dormir. Día tras día, su vida no cambiaba. Diariamente se decía: “Cuando
tenga 60 años me jubilaré. Luego, tendré mi casa en la playa”. Así pues, para
eso vivía. Pasó toda su vida centrado en su meta.
En cualquiera de los
dos finales, el mensaje es el mismo: Lo importante no es lo que está al
final del viaje, sino el camino que nos lleva allí.
Todos tenemos nuestra
propia “casa de ensueño”; una meta (o metas) por alcanzar, cuya ausencia evita
que vivamos al máximo en el presente. Para algunos de nosotros, quizá nuestro
sueño es encontrar el amor verdadero y casarnos, mientras que para otros es no
tener deudas, o superar una adicción. ¡Es bueno tener un deseo saludable e
incluso un impulso ambicioso por todas estas cosas y más! Es el combustible
necesario para levantarnos en la mañana. El único problema es cuando nos
concentramos tanto en el final que olvidamos el aquí y el ahora.
Es muy conveniente que
la porción bíblica de esta semana sea Shemot. Aunque este sea el
primer capítulo del libro de Éxodo, el éxodo en sí no ocurre sino después de
varias semanas. En algún punto, los israelitas saldrán de Egipto y aquello que
los esclaviza. Probarán la leche y la miel, en efecto, verán la tierra
prometida. Sin embargo, si esta fuese la parte más importante de la historia,
el libro de Éxodo comenzaría allí. Pero no, el libro de Éxodo —del mismo modo
que nuestra vida— consiste en la expedición, no en la tierra
prometida.
Esta semana, hay una
energía en el cosmos que puede ayudarnos a aprender a acoger el viaje. Durante
los siguientes siete días, me gustaría motivar a cada uno de ustedes a
intentar vivir verdaderamente el momento; ver alrededor y
apreciar la belleza que nos rodea en cada circunstancia y a vivir la alegría de
dar una parte de nosotros a los demás en el camino. Aún más importante, sé
paciente contigo en tu proceso y ámate tal y como eres en este momento. Debido
a que eres exactamente como debes ser en tu camino hacia la Luz.
Mientras nos esforzamos
por nuestra meta, escalando y buscando constantemente, recordemos que nuestra
recompensa es el camino. Ya que en el transcurso encontramos el más
grande regalo: nuestro verdadero ser.
Esta semana, acoge
tu viaje mientras encuentras tu verdadero norte.
Que tengas una semana
llena de bendiciones,
Karen
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