por
elarcadeastrotrina
Desde el pasado
lunes 2 de enero y por un periodo de tres semanas, tenemos a Venus en la
constelación de Piscis. ¿Qué mejor manera de iniciar el año nuevo, que con la
oportunidad de conectarnos con lo sublime de la vida? Así pues, las
resoluciones de este 2017, deben comenzar con el deseo de sentirnos en conexión
con nuestra alma y, por consecuencia, relacionarnos con actividades, personas y
propósitos, que se ajusten a ese deseo principal.
Para entender
un poco mejor el porqué de la ideología de Venus en Piscis, podemos recurrir a
la mitología de la creación de esta constelación. Según el mito grecorromano,
los dioses Venus (Afrodita para los griegos), y Cupido o Eros, tuvieron que
convertirse en peces para poder esconderse de la persecución del monstruo
Tifón, que les acechaba. Para asegurarse de que no se perdiera, Venus se ató a
su hijo mediante un cordón, que les unió por la boca. Es por eso, que el signo
Piscis es representado por los dos peces que van unidos por un cordón, donde
uno va en ascensión (Venus), mientras que el otro se muestra en descenso
(Cupido).
También
representa la muestra de amor más grande, que es la del servicio al otro a
través del sacrificio, al ser Afrodita o Venus la máxima representante de esta
virtud, luego de tomar la decisión de transformarse a sí misma y a su hijo en
otra forma viviente muy inferior a su carácter de dioses, para proteger a Eros
del peligro que corría, al tiempo que debió seguir siendo guía durante el
episodio.
Es preciso
analizar también el significado del pez, como figura estandarte en la
constelación de Piscis. El pez es asociado en las diversas mitologías, como la
clásica, la moderna y la contemporánea, con los movimientos penetrantes, donde
la energía psíquica es predominante a la somática y a la material. De hecho, si
nos fijamos en la iconografía cristiana, obtenemos que Jesús es el pez,
mientras que sus apóstoles eran los llamados “pescadores de hombres”. De igual
manera, dado que debían mantener sus lugares de reunión en secreto,
acostumbraron señalar el camino de sus centros de actividades con el símbolo de
vésica de Piscis con cola, que pintaban en las paredes y postes de dichos
recintos y que luego borraban, una vez hubieran partido de los mismos.
Esto me lleva a
hablar del delfín, uno de los mamíferos
con mayores capacidades mentales que existe en el reino animal, las cuales
incluso han sido comparadas y equiparadas con la mente humana. El delfín es el
arquetipo perfecto pisciano, al ser un animal de gran empatía e inteligencia,
capaz de conectar a través de la comprensión (característica de Piscis), con
los problemas que los humanos pueden tener, para tratarlos finalmente, a través
de las ondas ultrasónicas de altísima frecuencia que son capaces de emitir.
Es por ello que
la Delfinoterapia, o Terapia con delfines se ha popularizado tanto, siendo
curiosamente los niños con afecciones del sistema nervioso central, como
Autismo, Síndrome de Down, Parálisis cerebral y Retraso psicomotor, los
pacientes que mayormente acuden a este tipo de tratamiento. Para explicar mejor
cómo funciona la interacción entre los delfines y los pacientes, es preciso
señalar que las ondas ultrasónicas que provienen del animal, estimulan de forma
directa el hipotálamo del paciente, produciendo endorfinas que activan a su vez
la glándula pituitaria, para posteriormente producir la hormona ACTH, que viaja
hasta las suprarrenales para liberar cortisol.
Entre los
asombrosos resultados de esta terapia con delfines, se cuentan los cambios y
mejoras a nivel motor, de equilibrio, coordinación, aprendizaje, memoria,
conducta y respuestas intelectuales, entre otros. Incluso, se habla de casos
milagrosos de niños autistas tratados con la Delfinoterapia, quienes no
hablaban en lo absoluto, pero que han podido decir su primera palabra y
mostrarse muy felices, luego de varias sesiones.
Como parte de
los elementos principales de la terapia, se cuentan el agua, el delfín, la
música y el paciente. Allí vemos todos los elementos asociados a Piscis, con un
adicional que no había mencionado hasta ahora: la música. Piscis también
representa la conexión con el alma a través de las artes, siendo precisamente
la música, la más destacable entre todas.
Con Venus en
Piscis experimentamos el fin de una era, que da paso al inicio de un mejor
porvenir, donde hemos aprendido, al ser sumergidos en la inmensidad del mar de
nuestras inseguridades, a reconocer nuestro núcleo espiritual, contenido en
nuestro cuerpo humano. Es el proceso de trascender el dolor del sacrificio o
del final, para que podamos ver, cara a cara, nuestra otra parte, la que yace
en el mar con la figura del pez que mira hacia abajo. Es hallar, como lo hizo
Hércules luego del duodécimo acto en su viaje del héroe, la victoria
representada en el Cancerbero, al vencer su infierno personal. Y todo ello se
representa en nuestra vida, al reconocer que nuestro Yo sublime es capaz de
morir en nuestra consciencia humana, solo para ser encontrado ahí nuevamente y
hacerlo brotar como la más imponente de las cascadas.
Serán tres
semanas de conectar con el mundo animal como nunca antes, con la música que nos
mueve las fibras del alma, exaltándonos de gozo, y con las relaciones que nos
hacen descubrirnos como seres amadores, de verdad. Venus en Piscis es como lo
describió Martín Shulman, en su poema para este signo:
… Y era de mañana cuando Dios se encontró
ante sus doce hijos y plantó la semilla de la vida humana en cada uno de ellos.
Uno a uno, cada hijo se adelantó para recibir el don concedido.
A ti, Piscis, te encargo la tarea más
difícil de todas. Te pido que recojas todas las penas de los hombres y me las
devuelvas a mí. Tus lágrimas serán, en último término, mis propias lágrimas.
La pena que absorberás será el efecto de la
mala interpretación que pueda hacer el hombre de mi idea, pero tú le ofrecerás
la compasión suficiente como para que él vuelva a intentarlo.
A cambio de ésta, la tarea más difícil de
todas, te concedo también el mayor don de todos: serás el único de entre mis
doce hijos en comprenderme. Pero este don de LA COMPRENSIÓN sólo es para ti,
Piscis, porque cuando intentes comunicarlo al hombre este no te escuchará.
Y Piscis retrocedió para volver a ocupar su
lugar…
Fotos: Florence
and the Machine y artwork para el álbum How Big, How Blue, How Beautiful.
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