Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

Master Reiki Usui - Master Reiki Karuna - Master Reiki Egipcio Seichim - Terapeuta Holística - Facilitadora espiritual - Numeróloga Evolutiva Humanista.

A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

16 de abril de 2017

¿Qué es para ti la Iluminación?

Un Maestro espiritual le preguntó a uno de sus discípulos: “¿Qué es para ti la Iluminación?”.
El muchacho, tras pensarlo unos segundos, respondió: “Para mí, la Iluminación se asemeja a un soldado raso que se despierta un día en la lujosa cama de un mariscal”.
Antes que el Maestro pudiera decir algo, otro discípulo se adelantó y afirmó: “Yo creo justamente lo contrario. Para mí, la Iluminación es parecida a un mariscal que se despierta en el miserable camastro de un soldado”.
– Los dos tienen razón -sentenció finalmente el sabio- y los dos se equivocan. La Iluminación no es otra cosa que un encuentro de los opuestos. Por eso, se parece a un soldado que despierta como mariscal y un mariscal que despierta como soldado.

Notas al margen

¿Quién experimenta la Iluminación? No es el cuerpo ni el espíritu sino el Alma. Y el Alma no es otra cosa que un puente entre el mundo material y el mundo espiritual.
Por lo tanto la Iluminación significa la reunión de los opuestos, la percepción lúcida de un punto intermedio, lo que determina el descubrimiento pleno de nuestra naturaleza “anfibia”.

Como decía Plotino en sus Enéadas: “Por lo que hemos de convenir que las almas tienen necesariamente una existencia anfibia: pues, por un lado, viven en parte la vida inteligible, y por otro viven también en parte la vida de este mundo, por más tiempo la primera las almas que conviven en mayor grado con la inteligencia, y con más insistencia la segunda las almas que se ven empujadas a ella, bien por su naturaleza, bien por circunstancias fortuitas”.

¡Elige! ¿Discernimiento o Dolor?

Esta imagen del siglo XVI nos muestra la unión de un caduceo de Mercurio (que representa la armonía de los opuestos) y una lanza (que representa el dolor), al mismo tiempo que nos pide que elijamos uno de los objetos. Pero, ¿qué es lo que tenemos que elegir?

Si consideramos a la vida como una Escuela podremos apreciar que existen dos formas diferentes de aprender o de desarrollar la conciencia: una agradable (a través de la comprensión consciente) y otra desagradable (mediante el dolor).
Dicho de otro modo: si no aprendemos las lecciones de la vida “por las buenas” (el discernimiento, el caduceo) tendremos que aprender “por las malas” (el dolor, la lanza, el garrote).

El profano (1) pasa toda su vida buscando el placer y huyendo del dolor. El anacoreta, por el contrario, prefiere escapar del placer y centrarse en la privación y el dolor.

No obstante, tanto el placer como el dolor cumplen una función en nuestra existencia. Es natural sentir placer. Sentimos placer al comer, porque si la comida no fuera placentera no comeríamos. Sentimos placer al hacer el amor, porque si el sexo no fuera placentero no tendríamos relaciones sexuales. Esto significa que el placer (al igual que el dolor) es una necesidad existencial asociada a nuestra supervivencia como especie, pero permanecer en la dicotomía placer-dolor demuestra un grado de conciencia bastante primitivo que está determinado por los estímulos sensoriales.
El discípulo sabe colocarse por encima de estos opuestos. No niega ni el placer ni el dolor, sabiendo que éste -como bien lo declaró Buddha Sakyamuni- “es vehículo de conciencia” y por lo tanto elige el caduceo del discernimiento, las dos serpientes enlazadas en la vara del dios Hermes.

El discernimiento
El discernimiento es uno de los fundamentos del Sendero Iniciático (2). Los indos le llaman “viveka” y afirman que -a través de él- es posible diferenciar:
• Lo falso y lo verdadero
• Lo aparente y lo real
• La diversidad y la unidad
• La gratificación inmediata y lo que lleva a nuestro objetivo último
• Lo efímero y lo eterno
• El deseo vulgar y la voluntad (o deseo purificado)
• Ser del mundo y estar en el mundo

Colocarse por encima de los opuestos significa contemplar el mundo con otros ojos, ya no en relación al placer y al dolor sino en función de algo más trascendente, lo que significa alinear nuestra existencia a lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero.
Todo lo que nos pasa, todo lo que contemplamos, escuchamos o experimentamos, y toda persona que se cruza en nuestra vida no es otra cosa que una oportunidad para crecer, y a cada paso que damos siempre se nos presenta una doble elección: actuar conscientemente o de manera inconsciente.

En otras palabras, cada día, cada hora, en cada paso que damos, tenemos que ELEGIR si optamos por el caduceo o si preferimos el garrote.

Pasar del por qué al para qué
El profano medio vive de garrotazo en garrotazo lamentándose de sus infortunios hablando de “buena suerte” y “mala suerte” y preguntándose a cada paso “¿por qué a mí?”, acusando con el dedo a un Dios viejo y de barba blanca que imagina “arriba” y “afuera” sin detenerse ni un instante a preguntarse “¿para qué?”.

Pasar del “por qué” al “para qué” supone un salto, un hito consciencial, donde empezamos a darnos cuenta que el mundo no solamente está lleno de sentido sino que además existe una conexión invisible entre lo que pasa “afuera” y lo que pasa “dentro” (Así como es arriba es abajo, así como es adentro es afuera).

En este instante los “cuerdos” (aquellos que consideran que la realidad está supeditada a las cosas que puedan pesarse, tocarse, medirse, olerse), pasan a considerarnos “locos”, “chalados” “inadaptados”, pero simplemente -tal como señala el apóstol Pablo- “la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios”. (I Corintios 3:18)

Es justamente esta locura la que nos coloca en un espacio intermedio donde estamos “en el mundo” pero ya no somos “del mundo” (3) y esto queda perfectamente reflejado en arcano del loco que lleva el número cero, ni par ni impar (4). Pero esa es otra historia…


Notas del texto
(1) Pro-fanum: Fuera o delante del templo, de espaldas a la realidad.
(2) Viveka es la primera cualidad discipular según la tradición inda. Krishnamurti, en la primera frase de “A los pies del Maestro” declara: “La primera cualidad es el Discernimiento”, que no es otra cosa que Viveka.
(3) Juan 15:18 y 17:16
(4) Hay dos cartas del tarot que muestran esto muy claramente: el loco y el colgado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario