Por Karen Berg
La
grandeza espiritual es definida más por lo que hacemos con todo lo que hemos
aprendido que sólo por lo que sabemos. El comportamiento es lo que nos hace
espirituales, no las creencias.
En la
porción de Tsav, Moshé les enseña a los hijos de Aharón cómo
realizar sacrificios en el Tabernáculo. La porción está llena de muchas
complejidades y detalles sobre cómo llevar a cabo sacrificios: qué quemar en el
altar, qué no quemar; qué comer, qué no
comer. Las palabras nos cuentan
historias, pero cada letra es un código que revela entendimiento sobre la unión
del mundo físico y el mundo espiritual. Me gustaría concentrarme en un solo
aspecto que nos mostrará el camino para los siguiente siete días.
Una de
las directrices que Moshé les da a los hijos de Aharón es tomar las cenizas de
los sacrificios hechos en el altar y llevarlas a un lugar fuera del
Tabernáculo. ¡Esta parece una solicitud extraña! Se consideraba que Nadav y
Avihú tenían una conciencia extremadamente elevada. De toda la gente de la
congregación, ¿por qué se les pediría a ellos que sacaran la basura? Parece el
trabajo de un humilde servidor, no el de un Sumo Sacerdote. Ciertamente los
hijos de Aharón tendrían cosas más intelectuales y espirituales por hacer.
Sin
embargo, se trata precisamente de lo contrario. Mientras más nivel espiritual
tengamos, más se nos pide trabajar: usar una pala, ensuciarnos, ser servidores
de nuestra comunidad y de la humanidad.
Esto
me recuerda mucho una lección que mi esposo Rav Berg aprendió de su propio
maestro, Rav Brandwein. El Rav había viajado una larga distancia para estar con
su maestro, para estudiar con él por primera vez. Tenía muchas ansias por
aprender Kabbalah. No obstante, cuando llegó, su maestro, Rav Brandwein,
insistió en que ambos empacaran cajas de libros de Kabbalah. Naturalmente, el
Rav estaba confundido. ¿Empacar cajas? ¿Acaso no podía pagarle a alguien para
hacerlo? ¡Él había ido a estudiar una sabiduría importante con un gran maestro
espiritual!
Esta
fue la primera lección que recibió de Rav Brandwein: un maestro no sólo enseña.
Un maestro hace.
Una
persona compasiva no es considerada como tal porque hable de compasión, sino
porque es compasiva. Una persona amable no enseña sobre amabilidad, más bien la
expresa en cada nivel. Un ser espiritual no da sermones sobre espiritualidad,
sino que la encarna.
Hay
una energía muy especial en el universo durante esta semana. Quizá ya has
comenzado a sentirla. Nos está motivando a avanzar, nos ayuda a todos a pasar
de un estado de pensar, hablar e incluso actuar de manera espiritual a un
estado de ser espiritual.
Deseo
que siempre aprovechemos y busquemos estas oportunidades que se nos presentan
esta semana. Que veamos todos los desafíos que aparecen como una oportunidad
para elevarnos espiritualmente. Encontremos esos momentos en los que podamos
pasar de ser un estudiante espiritual a ser un maestro espiritual.
Debido
a que tal y como aprendemos de la porción de Tsav, mientras
más grande sea el nivel de elevación espiritual de alguien, mayor es su
capacidad y responsabilidad de enseñar con el ejemplo.
Esta
semana, que enseñar con el ejemplo sea tu verdadero norte.
Que
tengas una semana llena de bendiciones,
Karen
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