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4 de agosto de 2018

El cuervo


By PHILEAS 

A los cuervos de la bandada

Desde el punto de vista simbólico, el cuervo -como todo pájaro- posee un valor ascensional, desempeñando un rol de mensajero entre el cielo y la tierra. Por su parte, su color negro lo vincula a las tinieblas, a la putrefacción, a la muerte, a la noche, a la tierra negra fecundante, etc.
En la Gran Obra de los alquimistas, el cuervo aparece en la
primera fase llamada “Nigredo” u “Obra al Negro” donde debe es necesaria una putrefacción que alude tanto la muerte mística como a la metanoia (giro, conversión), expresada magníficamente en el Evangelio de San Juan: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Jn. 12:24) y en la carta a los Corintios: “Insensato, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes” (1 Co. 15:36).
El color negro del cuervo nos recuerda a la ausencia total de luz, aunque el trabajo iniciático deja bien claro que después de las tinieblas llega la luz (“Post Tenebras Lux”) y esto significa -en lenguaje alquímico- el “blanqueamiento del cuervo” o bien su decapitación: “caput corvi”.
La oscuridad del Nigredo deja paso a la luz del Albedo, la Obra al Blanco representada a veces por un cisne y en otras por una paloma. Muerte y resurreción, Solve et Coagula.

Para ascender, hay que descender. Para vivir, hay que morir, o como bien expresan los iniciados sufíes “morir antes de morir”. En verdad, como bien expresa Vale Amesti: “el secreto de la negrura es que ella contiene el germen espiritual de toda Luz. La tierra del VITRIOL es “tierra de exilio”, pero que permite re-encontrar la “Tierra Prometida”, la “Tierra Santa”. El “buceo” o la “inmersión” en las tinieblas interiores, permite descubrir la “Piedra Oculta”, el “Spiritus Mundi”, la parcela de Luz Divina en el Corazón del Hombre” (1).
El alquimista Lambsprinck comenta lo siguiente: “En el bosque hay una bestia toda negra, si alguien le corta la cabeza perderá toda la negrura y vestirá color muy blanco. ¿Quieres saber qué es? La ne­grura se llama cabeza de cuervo que una vez arrancada, viene de inmediato al color blanco”. También dice: “Nuestra cabeza de cuervo está leprosa, por eso el que quiera limpiarla debe bajarla siete veces al río de la regeneración, al Jordán, como le mando el profeta al leproso Naamán el sirio” (2).

D’Espagnet lo dice de otro modo, igualmente simbólico y poético: “De la putrefacción de esos cadáveres se engendrará un cuervo, que poco a poco levantará la cabeza y con el calor del baño, una vez aumentado empezará a extender sus alas y a volar. Durante largo tiempo vagará, intentando encontrar alguna cumbre, gracias a los vientos y nubes que se levantarán, pero ten cuidado de que no la encuentre. Finalmente, blanqueado por una lluvia lenta y prolongada, y por el rocío del cielo, ha de transformarse en un cisne de blancura deslumbrante. Que el nacimiento del cuervo sea para ti la prueba de la muerte del dragón. Blanqueando al cuervo extráele los elementos y destílalos según la forma del orden prescrito, hasta que estén fijos en su tierra y se transformen en una especie de polvareda muy blanca, muy sutil y muy fina, hecho lo cual, poseerás lo que deseas en cuanto conciente a la obra al blanco” (3).

El cuervo, siempre al inicio

El cuervo es la primera de las aves nombrada en la Biblia (4) y en varias ordenes iniciáticas aparece desde el primer momento. En los Misterios de Mithra, por ejemplo, el primero de los siete grados -que se correspondían a los siete planetas y a siete sucesivos estados de conciencia- era el de los cuervos (Korax/Corvus) porque en este momento a los neófitos -según Leadbeater- “sólo se les permitía repetir lo que habían oído a manera de los cuervos o de los papagayos” (5). En el Mithraeum de Santa Prisca (Italia) fue encontrado un vaso ceremonial con una inscripción que liga al cuervo con Hermes-Mercurio: “Nama Coracibus tutela Mercurii” (“Salve a los Cuervos bajo la protección de Mercurio”) (6).
En la Masonería la presencia del cuervo negro se intuye en la oscuridad de la caverna (cámara de reflexión, prueba de la Tierra) donde toda la simbología apunta a un proceso mortuorio absolutamente necesario para que el “viejo hombre” (el profano) sea disuelto para dejar paso al “hombre nuevo” (el iniciado). Esto mismo es lo que señala el venezolano Fermín Vale Amesti, cuando comenta que “desde el punto de vista hermético alquímico, la cámara de reflexión simboliza “la cabeza del cuervo”; vale decir, el comienzo de la Obra en negro (la Nigredo) . El simbolismo de “cortarle la cabeza al cuervo” señala en primer lugar la condición espiritual en la cual la mente puramente racional es reemplazada por la intuición: y en segundo lugar, en cuanto al “signo gutural”, significa la separación del modo de ver sereno y discriminativo, de las tendencias conflictivas de los deseos inferiores y los instintos de la mente inferior que constituyen la raíz del mal, de la imperfección y el error, que debe ser descubierta y reconocida, a fin de “ser puesta a raya”, controlada y sometida. El cuervo simboliza el Alma animal y su pensamiento caótico” (7).
Para la Filosofía Iniciática, paradójicamente la muerte (el final) aparece al principio y la Iniciación efectiva (el inicio) se coloca al final, porque “la muerte es el inicio de la vida, la vida es el inicio de la muerte” (8) y porque el camino verdaderamente empieza cuando no quedan vestigios de la personalidad profana. Véase la diferencia entre “Iniciación virtual” e “Iniciación efectiva”.
La putrefacción es un requisito indispensable para todos aquellos que empiezan a recorrer el sendero iniciático, porque -para avanzar a paso firme desde la oscuridad a la luz- es necesario disolver todos los elementos que contaminan el Alma para poder -con estos cascotes, con estos escombros del rancho demolido- construir un palacio magnífico, un edificio nuevo y mejor. 


Máscaras de cuervo en los Misterios Mithraicos


Imágenes


El cuervo muerto, el cisne y la cola de pavo real















Primer grado del Mithraismo: Corax/Corvus















El cuervo negro, cara al sol y a punto de remontar vuelo















Caput Corvi


Notas del texto
(1) Vale Amesti, Fermín: “El arte real”
(2) Lambsprinck citado por Flamel, Nicolás en “El libro de las figuras jeroglífi­cas”
(3) D’Espagnet, Jean: “La obra secreta de la filosofía de Hermes”
(4) Génesis 8:6-7: “Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho, y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra”.
(5) Leadbeater, Charles: “La vida oculta en la Masonería”
(6) La vinculación del cuervo con Mercurio proviene del zoroastrismo, donde esta ave era una mensajera de Ahura Mazda, mientras que en la tradición greco-romana el dios mensajero por autonomasia era Mercurio.
(7) Vale Amesti, Fermín: “Consideraciones sobre el grado del Aprendiz Masón”
(8) Freher, D.A.: “Paradoxa Emblemata”

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