Michael Berg
La porción Tsav comienza con este
versículo: “El Eterno habló a Moshé para decir: ‘Ordena a Aharón y sus hijos
diciendo: Esta es la ley de la ofrenda quemada…’”. En apariencia, toda esta
sección sólo trata leyes muy técnicas sobre el proceso para realizar un
sacrificio. Sin embargo, sabemos que cada sección de la Torá tiene una lección
por enseñarnos sobre nuestro trabajo espiritual. Y, a menudo, mientras más
difícil de encontrar sea la lección, más profunda es.
Personalmente, siempre es
muy emocionante para mí, después de profundizar en un versículo y de leer de
las enseñanzas de grandes kabbalistas, ver de repente todo un nuevo y hermoso
entendimiento en determinada sección.
Una de esas enseñanzas viene de
Rav Avraham Yehoshúa Heshel de Apta, que explica este versículo en su
libro Ohev Yisrael. Rav Heshel nos dice que si bien olá es
la palabra usada para “ofrenda quemada”, su significado literal es: “ascender”.
Por lo tanto, explica que este versículo y sección en realidad nos enseñan a
ser una olá, es decir, nos muestra cómo elevarnos y qué hacer para
que nuestra alma ascienda y se conecte con la Luz del Creador.
¿Cómo hacemos esto? Rav Heshel
explica que la mejor manera de alcanzar este nivel de elevación es ver nuestra
propia raíz y fuente espiritual. Escribe en su libro: “Tus ojos deben mirar por
delante de ti”, lo cual significa que siempre debemos recordar nuestra fuente.
La palabra hebrea usada para la frase “por delante de ti” es nojaj,
la cual es un acrónimo en hebreo para nishmat col jai: “el
alma de todo lo que vive”, para referirse a la fuente del alma de una persona.
Además, la palabra nojaj es numéricamente equivalente a la
palabra mazalá, y los kabbalistas explican que dicha palabra es la
fuente espiritual que todos tenemos. Para explicar un poco mejor qué es mazalá, los
sabios escriben que a menudo, cuando nos asustamos sin razón aparente, quizá es
debido a que sentimos las cosas negativas que ocurren a nuestro alrededor y
que, aunque nuestros ojos físicos no las vean, nuestra mazalá sí.
Toda persona tiene una fuente
celestial con la que está conectada siempre. Y es a través de dicha fuente,
o mazalá, que recibimos nuestra Luz espiritual. Es hermoso e
importante saber que la conexión con nuestra mazalá personal
es constante; ya sea que realicemos acciones positivas o negativas, nunca se
rompe dicha conexión. Así pues, entender que siempre tenemos nuestra
propia mazalá, o conexión con nuestra fuente, debería
ayudarnos a elevarnos a nivel espiritual. ¿Por qué? Porque reconocer y recordar
que siempre estamos conectados con los Mundos Celestiales y con la Luz del Creador
puede ayudar a abstenernos de realizar acciones negativas. Si una persona está
consciente de su mazalá, se eleva cada vez más alto hasta estar
completamente unido al Creador.
Asimismo, el Ohev Yisrael nos
dice que en la primera frase de la porción Tsav dice: “Esta es la ley de la
ofrenda quemada”, la palabra hebrea para “esta” es zot, y se
refiere a mazalá. A través de esto, nos damos cuenta de que la
belleza y la sabiduría que este versículo comparte con nosotros es que la ley
para volvernos olá, espiritualmente elevados, consiste en entender
que tenemos una conexión constante con los Mundos Celestiales y la Luz del
Creador. Esta es una lección importante que debemos recordar, no sólo durante
Shabat Tsav, sino siempre.
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