Luna llena de Tauro
30 de abril, 2018 a las 19 hs
Nota Clave: "Veo, y cuando el ojo está abierto todo se ilumina".
30 de abril, 2018 a las 19 hs
Nota Clave: "Veo, y cuando el ojo está abierto todo se ilumina".
Cada año, más y
más personas de orientación espiritual están reconociendo la importancia de los
tres Festivales espirituales principales de Aries, Tauro y Géminis como
constituyentes de un flujo unido de energías que afectan a la consciencia
humana. La Pascua, o el Festival del Cristo Resucitado, va seguido del Festival
de la Luna Llena de Wesak, el Festival del Buda. Ambos se funden con la energía de
la inteligencia de la raza humana durante el tercer Festival en Géminis,
culminando en el Día Mundial de la Invocación. Durante este período de Luna
Llena, la atención se centra sobre Wesak, el Festival del Buda.
Los que aceptan
el hecho del Dios uno, como hacen la mayoría de las personas inteligentes en la
actualidad, no tienen ninguna dificultad en aceptar igualmente que existen
numerosas formas de acercarse a El. Cada
una de las principales religiones mundiales, que han surgido a través de los
tiempos en diferentes épocas y entornos humanos, tiene un valor, una energía y
una cualidad específicos que establecer en la consciencia humana.
Las dos
religiones, que han tenido mayor impacto y han estimulado los cambios más
profundos en la consciencia humana durante los últimos dos mil quinientos años,
han sido el resultado de la vida y trabajo de Gautama Buda y del Cristo. Tanto
el Budismo en sus diversas formas como el Cristianismo bajo sus diversas
denominaciones se han extendido por el mundo y juntos reúnen un número de
seguidores mayor que todas las demás religiones juntas. Para muchas personas,
estas enseñanzas no constituyen algo separado o diferente, excepto como
instituciones organizadas. Los valores que enseñan forman un desarrollo
complementario y secuencial de los principios fundamentales. Es sabido que el
Cristo y el Buda son hermanos, además de hijos del Dios Uno. El Buda predijo la
venida del Cristo. Y el Cristo, apareciendo en una época posterior, edificó
sobre el trabajo ya establecido por el Buda, agregando las enseñanzas
requeridas por la humanidad durante la era de Piscis, estos últimos 2000 años.
La cooperación entre estos dos hijos de Dios es un incesante servicio, enfocado
actualmente sobre el posible desarrollo espiritual durante el siguiente período
de 2000 años de la era de Acuario y enfocado, también, en la preparación para
la reaparición del Cristo.
El Señor Buda
funciona en la Vida planetaria como el intermediario espiritual entre el centro
planetario superior, Shambala, "donde la voluntad de Dios es
conocida", y la Jerarquía espiritual, el centro cardíaco planetario. El es
la expresión de la sabiduría de Dios y el indicador del Propósito divino. El
Buda es la encarnación de la Luz, así corno el Cristo es la encarnación del
Amor. Sirve durante el Festival de Wesak en el período de la Luna Llena de
Tauro, para comunicar la luz de la sabiduría a la humanidad, a través del
Cristo y de la Jerarquía. Cada año, mediante este acto de comunión y
cooperación entre el Cristo y el Buda, se fortalece la relación planetaria
entre el centro "donde la voluntad de Dios es conocida" y el centro
"que llamamos la raza de los hombres".
El Festival de
Wesak representa ciertas ideas muy definidas y claramente señaladas y el
ofrecimiento de una gran oportunidad. Las ideas que representa podrían
enumerarse como sigue:
• En primer lugar, este Festival enlaza
el pasado con el presente como ningún otro Festival, relacionado con cualquiera
de las religiones mundiales, lo ha hecho. Representa una verdad viva y una
oportunidad presente. En su mutuo servicio a la raza, el Buda y el Cristo
producen este enlace. También fusionan Oriente con Occidente y unen en una
totalidad la tradición cristiana, las creencias budistas e hindúes y la
aspiración de todos los creyentes del mundo de hoy, ortodoxos y no ortodoxos.
Las distinciones religiosas desaparecen.
• En segundo lugar, este Festival señala
el momento de máxima bendición espiritual en el mundo. Es una época de una
llegada inusual de vida y de estimulación espiritual y sirve para vitalizar la
aspiración de todos.
• En tercer lugar, en el momento del
Festival y mediante el esfuerzo unido del Cristo y del Buda, trabajando en la
más estrecha colaboración, se abre un canal de comunicación entre la humanidad
y Dios por el cual el amor y la sabiduría, del Mismo Dios, pueden descender
hacia un mundo expectante y necesitado. Hablando simbólicamente, y recordando
que los símbolos siempre velan una verdad, podría afirmarse que, en la época de
la Luna Llena, es como si, súbitamente, se abriera de par en par una puerta que
en otros momentos permanece cerrada. A través de esa puerta los aspirantes y discípulos
pueden contactar energías que, de otra forma, no estarían fácilmente
asequibles. A través de esa puerta puede realizarse un acercamiento a la verdad
y a la realidad y a Aquéllos que guían a la humanidad que no es posible en
otros momentos. Ello está a disposición de todos cuántos se encuentran a ambos
lados de la puerta, y cada vez lo estará más.
En la
actualidad, lo más necesario es desarrollar la intuición y la discriminación de
los discípulos del mundo. Deben aprender a sentir la visión superior, a
responder al día de la oportunidad y a alcanzar la relación superior
consciente, sea cual sea el precio para el ser inferior. Al hacer esto, deberán
recordar que el ser inferior, debido a su naturaleza íntima y cerrada, parecerá
anormalmente atractivo y puede transcenderse sólo a un precio infinitamente
elevado. Por lo tanto, debe desarrollarse la intuición grupal, y el sentido de
valores debe ajustarse mucho más adecuadamente, antes de que pueda estar a la
altura de los requerimientos y cumplir su función, que es inaugurar la nueva
era. El descenso de fuerza espiritual, en el tiempo del Festival de Wesak,
tiene como objetivo la estimulación de la intuición de los discípulos
agrupados, de los aspirantes y de la gente de buena voluntad.
Las Fuerzas de
Iluminación están especialmente activas durante este período de los Festivales.
Emanan del centro cardíaco y están relacionadas con la comprensión y la
sabiduría divinas. El Buda y el Cristo constituyen las dos expresiones más
destacadas de esta energía de amor-sabiduría hasta la fecha. Las Fuerzas de
Iluminación afectan, especialmente, a los grandes movimientos educativos y a
los foros de gentes en todas las tierras, así como afectan a la cualidad de los
valores que se despliegan a través de los medios de comunicación de masas.
Todas las formas de comunicación publica, los oradores, los escritores, los
comentadores y los trabajadores sociales, resultan afectados por esta energía
que fluye a la mente. La misma consciencia humana es, actualmente, receptora de
las energías de iluminación que introducen nuevas ideas e influencian los
asuntos humanos en general.
El Festival de
Wesak forma un punto de cohesión para quienes, en síntesis y simbólicamente, se
unen en meditación y en pensamiento reflexivo como representantes tanto del
Reino de Dios como de la humanidad. Establece una solidaridad fáctica entre los
acercamientos Orientales y Occidentales a un entendimiento superior, porque
tanto el Cristo como el Buda están presentes y activos durante este ciclo
anual.
El Festival de
Wesak es un Festival de Luna Llena universal, o planetario, para gentes de
todas las creencias. Es un elevado punto de inspiración para el trabajo del año
venidero. Todos pueden cooperar en la consciencia en este flujo singularmente
disponible de energías espirituales. Todos pueden participar en la meditación y
en el esfuerzo por expresar una hermandad práctica como forma de vida. El valor
de semejante servicio grupal unido, en el alineamiento con el Cristo y el Buda
y las Fuerzas de Iluminación, es obvio e inspirador. Mediante el empleo del
mantram o plegaria mundial, la Gran Invocación, las energías disponibles pueden
invocarse magnéticamente y ponerse, literalmente, al alcance de la consciencia
humana.
La Leyenda de Wesak
Posted by
fernanda on Abr 8, 2016 in El Tibetano, D.K.
En la
cordillera del Himalaya hay un valle elevado, a unos seiscientos veinticuatro
kilómetros al oeste de Lhasa y no lejos de Nepal. Está rodeado por altas
montañas cubiertas por árboles y arbustos. El valle es de forma rectangular, y
hacia el norte tiene un estrecho pasaje en cuyo frente se alza una enorme roca,
de color blanco grisáceo y veteada con una sustancia brillante. Tiene unos tres
metros de largo, por unos dos metros de ancho y poco menos de un metro de alto.
El valle es en
realidad una elevada planicie cubierta por una dura hierba de color verde
oscuro, como una enorme alfombra. En el lado norte de la planicie hay una
pequeña corriente que atraviesa un cañón lleno de pinos, y recorre unas pocas
millas hasta que desaparece en un claro lago azul.
Alrededor del
valle no hay viviendas. Sólo puede verse un templo budista y tres chozas cerca
de éste, en ruinas.
Unos pocos días
antes de la luna llena de Tauro, puede verse las coloridas tiendas en las
faldas y cerca del río. Aumentan en cantidad a medida que se acerca la luna
llena. Las personas de las ciudades circundantes, tribus nómadas, discípulos,
lamas y grandes iniciados llegan hasta allí en procura de una festividad bella
y sagrada que tiene lugar en la Luna Llena de Tauro.
El día de luna
llena, toda la multitud, vestida con ropas limpias, predominantemente de color
blanco, se congrega en la parte sur del valle, dejando la parte noreste libre
para los Grandes. Se sientan en el suelo sobre sus pequeñas alfombras o mantas,
de manera ordenada; lo hacen en total silencio, unción y meditación.
Próxima la hora
de la luna llena, los Grandes comienzan a llegar con Sus blancos mantos para
encontrarse con Sus discípulos y amigos e intercambiar bendiciones, sonrisas y
unas pocas palabras joviales.
Poco después,
llegan tres grandes Señores en Sus cuerpos etéricos, y permanecen frente a la
enorme roca que mira hacia el norte. Son el Manu, el Cristo y el Maestro R.
Mientras Ellos están allí en profundo silencio, todos los Maestros y los
Grandes se congregan detrás de estos tres Señores, según Su rango.
Ante una señal
dada, todos estos Grandes forman tres círculos concéntricos y empiezan a
cantar. A medida que los cánticos se vuelven más profundos y rítmicos, los
Visitantes etéricos se materializan y una figura gloriosa se torna visible en
el centro de los círculos. Le llaman con varios nombres. Le llaman Maitreya
Buda, Boddhisatva, o el Cristo, el Señor de la Paz y del Amor. El es el Maestro
de todos los Maestros que forman la Jerarquía planetaria para llevar a cabo el
Propósito divino de este planeta, conduciendo a la humanidad desde las
tinieblas a la luz, desde lo irreal hacia lo real, desde la muerte hacia la
inmortalidad, desde el caos hacia la belleza.
El Cristo
aparece vestido con un manto blanco puro, cayendo Su cabellera en ondas sobre
Sus hombros. Tiene un Cetro de Poder en Su mano, que Le dio el Anciano de los
Días para esta ocasión. Ningún Maestro puede Tocarlo excepto Cristo, el Maestro
de todos los Maestros. En cada extremo del Cetro hay una gran empuñadura de
diamante que irradia un aura azul y anaranjada de gran belleza. Los Iniciados
que están en los dos círculos Le enfrentan en el centro, y cuando El se torna
más visible, todos Ellos se inclinan ante El y cantan un mantram de salutación
y afirmación.
Luego, estos
círculos se transforman en un solo círculo y forman una cruz, en cuyo centro
está el Cristo. Aquí nuevamente los cánticos potentes conmueven los corazones y
las almas de los presentes, y más paz y bendiciones descienden sobre la
muchedumbre.
El próximo
movimiento es un triángulo dentro del círculo, en cuyo ápice se alza el Cristo.
Está cerca de la roca y pone Su Cetro sobre ella. En la roca puede verse un
cuenco de cristal con ornamentaciones áureas, y guirnaldas de flores de loto
cubren la roca y caen de las esquinas.
Luego, realizan
otro movimiento que es un triángulo cuyos lados se sobre imponen con los tres
óvalos que se entrelazan en el centro del triángulo donde está el Cristo.
El siguiente
movimiento es una estrella de seis puntas, luego la estrella de Cristo, el
pentagrama. Aquí Cristo está de pie, en el ápice, cerca de la roca; en la punta
derecha, el Manu; en la punta izquierda, el Señor de la Civilización, el
Maestro R.; un Gran Ser se alza en el centro y los otros dos Grandes en las
puntas inferiores de la estrella. Aquí el cántico crea gran tensión en la
muchedumbre, y Cristo, tomando Su Cetro de la roca, dice:
Ven
pronto Señor
Luego pone
nuevamente Su Cetro sobre la roca durante unos pocos instantes antes de la luna
llena, y los ojos de todos los presentes se vuelven hacia la roca.
Tan sólo unos
pocos segundos antes de la luna llena, en el cielo azul aparece una mota de luz
que se acerca lentamente, se aclara y transforma en la figura radiante del
Señor Gautama Buda, sentado con las piernas cruzadas, con un atuendo amarillo
puro e inundado de formidable belleza de luz y color, Su mano derecha en alto,
bendiciendo. Cuando llega a un punto que está sobre la roca, eclipsando a los
tres Señores que ahora están cerca de la roca, el Cristo pronuncia la Gran
Invocación y todos los presentes caen prosternados, tocando la tierra con sus
frentes.
Esta Gran
Invocación crea una corriente estupenda de energía que atraviesa los corazones
de los aspirantes, discípulos e Iniciados, y llega a Dios. Este es el momento
más sagrado del año, el momento en el que la humanidad y la Divinidad efectúan
un contacto. En el tiempo exacto de la luna llena, el Iluminado pasa a Cristo
la energía del primer rayo, que Cristo recibe y transforma en la voluntad en
pro del bien.
Cristo, que es
el gran Celebrante, extiende Sus manos y toma el cuenco, lo alza por encima de
Su cabeza y lo pone de nuevo sobre la roca. Entonces, los Maestros entonan
himnos sagrados, y el Gran Iluminado, luego de bendecir a la muchedumbre,
desaparece lentamente en el espacio.
Cristo
distribuye el agua bendita a los Iniciados y a todos los que está presentes en
el valle. Llegan en procesión, llenan sus pequeños recipientes y se marchan en
paz.
De esta manera,
una vez por año, en la luna llena de Tauro, la humanidad se carga con las
energías de un Gran Amanecer, y a todos los discípulos sinceros se les presenta
una extraordinaria oportunidad de expandir su consciencia y, consiguientemente,
de servir a su semejante.
El Mensaje de Wesak
En la
Festividad de Wesak, o la Luna Llena de Tauro, se establece una relación única
entre la Tierra, el Sistema Solar, el zodíaco y el zodíaco mayor. Tenemos una
configuración única de planetas y galaxias. Tenemos un triángulo formado por la
Osa Mayor, Las Pléyades y Tauro. Este es el triángulo más potente en esta época
en relación con nuestro sistema solar. Tauro vincula al zodíaco con el zodíaco
mayor, cuyos representantes son la Osa Mayor y Las Pléyades. La energía fluye
desde la Osa Mayor y se acumula en el tercer ojo del Toro, desde el cual se
dirige al Sol, de éste a Venus y Vulcano, y de los tres al Logos planetario,
Sanat Kumara y Buda. Desde éstos, al Cristo, del Cristo a todos los Ashram de
la Jerarquía, y de éstos a la humanidad.
La energía
taurina crea conflicto entre materia y espíritu, entre creciente desinterés y
egoísmo, entre el tira y afloja de la materia y el espíritu, pero, a su tiempo,
revela las causas del conflicto y lleva a la armonía en niveles superiores.
Así, el espíritu gana, un año tras otro, primero a través del conflicto, luego
en armonía y creatividad. Wesak es el nuevo día del almanaque espiritual, y en
ese día, en vez de la luz del Sol, tenemos la luz del Ojo de Tauro que brilla
sobre nuestra tierra. Esta luz revela el Plan, y la energía que se derrama a
través de ella elimina muchos obstáculos en individuos y naciones, y en la
humanidad en conjunto.
Podemos
prepararnos para registrar y usar esta energía:
– Fijando metas
nuevas y más elevadas.
– Haciendo
nuevos planes que satisfagan esas metas
– Empeñándonos
en exteriorizar el Alma y en ser un Alma viva y activa en nuestra vida diaria.
– Trabajando
para que la Jerarquía se exteriorice y Cristo reaparezca.
En la época de
Tauro, al acercarse la Luna llena, los Grandes, los iniciados y discípulos,
están formando un gran campo de energía en el Himalaya mediante Su meditación,
contemplación, rituales místicos y sagrados, y mediante Su gran empeño,
invocaciones y contactos.
Este es el
campo que es cargado cada vez más por la presencia de Cristo, y a través de las
bendiciones del Gran Señor Buda; proporciona un cáliz para la energía cósmica, y
un canal a través del cual estas energías pueden pasar a los reinos de la
naturaleza. Este campo de energía está formado por los cuatro éteres cósmicos
y, como una enorme formación nubosa, se esparce por todo el mundo.
Todos los que
son bastante sensibles a este campo de energía, advertirán lentamente que,
dentro de sus corazones, florecen semillas de gran belleza, verdad y bondad.
Todos los que aman a sus semejantes, todos los que realmente trabajan en pro de
la unidad de la humanidad, quienes realmente se empeñan más allá de sus
satisfacciones físicas para alcanzar y tocar este campo de energía, grabarán en
ellos visiones, ideas y metas de la nueva era.
La festividad
de Wesak es la construcción de un puente dorado entre los planos físico,
emocional, mental, intuitivo, átmico, monádico y divino. En realidad, la
ceremonia de Wesak es un gran trabajo de construcción de una línea de
comunicación entre materia y espíritu, o entre los siete planos de la
existencia. Las ceremonias que los Maestros están celebrando con iniciados y
discípulos avanzados son un proceso de creación de un tremendo campo
electromagnético para invocar, evocar, recibir, asimilar e irradiar estas
energías en todos los planos; no sólo en el nivel humano sino también en los
siete planos físicos cósmicos. Por ejemplo, cuando Ellos forman la estrella de
cinco puntas, cantan sus mantrams, y expanden Sus antenas (Su antahkarana o el
antahkarana grupal) en los éteres cósmicos superiores, Ellos absorben la
energía de Sirio.
Efectúan siete
formaciones cuando forman estos siete símbolos:
Un círculo, un
círculo con un punto en el centro, dos círculos concéntricos y una cruz dentro
del círculo interior, un triángulo dentro de un círculo, un triángulo de tres
pétalos sobreimpuestos y que se extienden más allá de los tres lados del
triángulo, la estrella de seis puntas y la estrella de cinco puntas.
Estos siete
símbolos se refieren también a los siete rayos, a los siete planos y a los
siete centros. Básicamente, estos siete símbolos evolucionan de los tres
símbolos originales.
Hay una gran
vida relacionada estrechamente con nuestro sistema solar, con nuestro Logos
Solar y con nuestro pequeño planeta. La energía de esta gran Vida, de este gran
Imán, penetra en nuestro sistema solar, en nuestro planeta, y en cada átomo,
cada célula y cada forma, liberando progresivamente la chispa latente en ellos.
El gran proceso de expansión desarrolla y libera al espíritu en la materia, en
la forma, y crea todos los reinos, todas las relaciones, toda la belleza y la
armonía, y revela la síntesis. La energía motivadora, el impulso y el ímpetu de
este gran movimiento hacia la espiritualización es la energía de la Libertad.
La Libertad está o yace debajo o detrás de todo progreso.
En cada hombre
existe la Cordillera Himaláyica y un Valle de Wesak, con la roca y el cáliz
encima de ésta. Alcémonos sobre la roca de nuestra realidad espiritual, y
elevemos nuestro cáliz de amor, luz y sacrificio a las energías de libertad,
alegría, bienaventuranza y luz que ingresan, y fomentemos el progreso y la
liberación de la humanidad hacia su Futuro glorioso.
Torkom
Saraydarian
Extractado de
Sinfonía del Zodíaco por Pablo Cáceres
15-5759-2868
centroholisticahayden@gmail.com
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